miércoles, enero 21, 2009




Teatro de la Memoria en Villa Grimaldi


por Óscar Castro


¡Qué historia!


Cuando me llamaron a París para preguntarme si me entusiamaba ir a hacer una animación teatral al "Parque de la Paz" aprovechando ese enorme movimiento de artes escénicas que se produce a cada inicio de año.


Mi respuesta fue positiva pero sin entusiasmo. En la conversación con mi amigo Pedro Matta, mi interlocutor poco a poco me fue entusiasmando. A medida que me iba enunciando todas las infraestructuras que se habían instalado en el lugar para realizar actividades con el fin de preservar el presente de la memoria, en mi cabeza fueron desfilando las actividades teatrales que organizábamos en los campos de concentración en una actividad que habíamos bautizado: "Los Viernes Culturales". Ese día los comedores de la prisión se transformaban en teatro. En cartelera todas las semanas un nuevo espectáculo ya que el público era siempre el mismo.


En el campo de concentración compartimos momentos inolvidables de una extraña felicidad compartida. Porque reímos tanto como lloramos. Imagínense entonces cuánto reímos porque sufrimos tanto como amamos así que imagínense otra vez cuánto amamos.


Los que sobrevivimos esos oscuros momentos históricos descubrimos en prisión que los que ganan no son los más fuertes sino los que se saben adaptar.


En los campos de concentración había una gran actividad que iba desde el compartir conocimientos a jornadas deportivas. De concursos de literatura a una creación artística en artesanía en diferentes materiales que iban de la lana a los metales pasando por el cuero y la madera. Talentos que teníamos todos y que descubríamos al cotidiano de esos días de encierro insoportable.


Era una vida de una intensidad tan sorprendente que no teníamos tiempo para nada. Las agendas de los presos estaban llenas de actividades. Conferencias sobre la alimentación dadas por médicos prisioneros. El descubrimiento de galaxias. En la iniciación a la astronomía, especialidad de un compañero apasionado por las estrellas que venía de Punta Arenas. Si sumamos a eso los cursos de Historia del Arte entregados por el catedrático Leonardo León, ex profesor de esa materia en la Universidad de Chile. Dar una cita para inventar otro prpoyecto entraba directo a un delirio surrealista.


Esta semana no puedo.

¿Y la próxima?

¿La próxima? Sí. El martes entre el campeonato de ajedrez y el curso de inglés me quedan unos quince minutos. Siempre que no salga en libertad en los próximos días.


Los próximos días tienen semanas muy largas así que nos veremos el martes.


Si usted lo piensa así mi respuesta es: De acuerdo.


Así era nuestra vida. Habíamos ganado. Nos adaptamos con creatividad a esta dura prueba a la que nos había sometido la vida. Los militares eran expertos en reprimir y en asesinar. Eran ellos los que convivían con la muerte, nuestra resistencia era y será siemple. la Vida. Hay que combatir la muerte con la vida. Esa consigna es una divisa universal.


Sin duda, al interior del campo de concentración teníamos más "libertad" que al exterior de las alambradas. El Criminal Cinco Estrellas tenía preso a todo el país. Al interior de la prisión se discutía de política. Los partidos de izquierda existían y sus dirigentes estaban representados en el "Consejo de Ancianos". Fue así que un día decidimos que los hombres más libres de ese infierno al que nos habían condenado los militares éramos nosotros, y que las alambradas en esta magnífica metáfora era una especie de frontera que nos separaba de ese país en prisión.


Mi dominio fue el teatro en todas sus formas. Utilizando la cancha de fútbol para representaciones masivas y nuestro teatro municipal construido cada viernes con las mesas que servían de escena y los bancos se transformaban en cómodos sillones de terciopelo rojo para los espectadores. Así fue porque la imaginación es los ojos del alma.


Entonces ir a hacer teatro al Parque de la Paz con mis comediantes de esos días de infortunio será un acontecimiento único. En aquella época los que formamos parte de ese grupo teatral teníamos entre 25 y 35 años. Hoy los mismos tenemos entre 60 y 70 años. Eso es prueba más que suficiente de la victoria de los que se adaptaron en esas injustas circunstancias para seguir cantándole a la vida y a la tierra porque cantando se funda la patria y porque sino cantamos la tierra se muere.


Ese canto nos forjó en el alma paa siempre la idea que otro mundo es posible.


En enero démonos la cita de honor de volver a vernos. Que lleguen los que trabajaron en los telares. Los metaleros. Los del cuero también junto con los que con la madera hacían magníficas esculturas. Los poetas, los cantores. Ahí todos juntos contemos lo vivido y que no quede duda que a pesar de nuestras batallas sin destinos, de nuestras victorias fracasadas, que, más allá de esto y de lo otro, la vida es una maravilla. Convencidos que la vida sólo por ser vida es un milagro.


Programa:


Viernes 16: "Casimiro Peñafleta. Preso Político".

Sábado 17: "Érase una vez un Rey".

Viernes 23: "El Vuelo del Cuervo".

Sábado 24: "El Exiliado Mateluna".


Funciones a las 20 horas.

Avenida José Arrieta 8401, Peñalolen

Contacto: Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi


Nota: Óscar Castro es actor y dramaturgo.

Fuente: The Clinic

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