domingo, enero 23, 2011


Obsolescencia Programada: el deseo del consumidor de poseer algo más nuevo, un poco antes de lo necesario



Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?

La 2 de Televisión Española y RTVE.es emiten "Comprar, tirar, comprar" un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.

Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.

Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.

Consumidores rebeldes en la era de Internet
A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.

África, vertedero electrónico del primer mundo

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.


YLE (Finlandia)
SUSANA RODRÍGUEZ 04.01.2011 rtve


sábado, enero 22, 2011


El lento silbido de los sables
(Patricio Manns, Editorial Catalonia)



por Alejandro Lavquén


El lento silbido de los sables (Editorial Catalonia). Patricio Manns entrega una novela ambientada en Arauco durante la llamada -de manera eufemística- Pacificación de la Araucanía que, históricamente, fue una guerra de exterminio contra el pueblo mapuche para arrebatarle sus tierras.

Fiel a su estilo y reafirmando su visión social de la literatura, el autor desenfunda sus argumentos con el propósito de esclarecer la distorsión de los hechos históricos. Narra la vida de Orozimbo Baeza, un joven que a instancias de su padre asume la carrera militar, siendo su destino, como teniente novato, la Décimoprimera División de ejército, que se encontraba en territorio mapuche, entre los ríos Bío Bío y Toltén. Poco a poco la crueldad de la guerra va transformando la personalidad del joven. Orozimbo termina involucrándose con una mapuche -Rayén-, con la cual tiene una hija, Luz de Luna, a la que siendo aún adolescente convierte en su amante.

La historia se centra fundamentalmente en torno al quehacer de Orozimbo Baeza durante la guerra, y en su comportamiento decadente, sobre todo en lo que se refiere a su relación con el sexo. Su personalidad es contradictoria, cruel, incestuosa, difusa, pero en particular denota graves trastornos relacionados con su vida sexual. Orozimbo padece una fijación enfermiza con el sexo, la que se manifiesta en acciones desquiciadas y en un lenguaje coprolálico del que hace alarde.

Patricio Manns, con el lenguaje soez y la degradación moral con que singulariza al protagonista de su libro, pretende entregar una metáfora de la guerra de Arauco en su dimensión más degenerada y violenta, corriendo el riesgo -quizá necesario desde un punto de vista- de exagerar en las expresiones y motivaciones libidinosas del personaje central. Por otro lado, la guerra y las necesidades que de ella surgen, dan pie para mostrarnos las relaciones que van naciendo entre invasores e indígenas. También nos muestra los problemas sociales que generó la guerra al interior de muchas familias y dentro del propio ejército.

La construcción del relato es sin mayores rebuscamientos narrativos, como sucede en novelas anteriores del autor. Acá todo sucede vertiginosamente, con diálogos breves y acciones rotundas. El desarrollo del tema se percibe urgente, con un protagonista ansioso por vivir a concho su decadencia, su impunidad. Y cuando nos referimos a impunidad, estamos hablando del ocultamiento tendencioso de una política de Estado que buscaba el exterminio del pueblo mapuche, aplicando acciones como la guerra de recursos y otras estrategias destinadas a minar la resistencia indígena. En ese sentido, libros como este son un aporte para rescatar la memoria histórica, por muy terrible que resulte leer sus páginas.


Fuente: Punto Final


jueves, enero 13, 2011


Silvio, aprendiz de brujo


Prólogo



Alguién dijo alguna vez que los más grandes poetas vivos en Latinoamérica son Silvio Rodríguez y Chico Buarque. Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. Y lo más impresionante es ambos son excelentes compositores que han dejado huella en la cultura de sus respectivos países.

No hay persona en Brasil que no se sepa alguna canción de Chico Buarque. No hay cubano que no conozca a Silvio Rodríguez. Chico y Silvio también son filósofos, sus canciones tocan fondo y tienen tremenda carga política.

Silvio Rodríguez Domínguez, así como los demás miembros de la llamada Nueva Trova Cubana (siempre se rebelaron ante el nombre), han sido embajadores culturales de su país, de su islita preciosa.

Silvio es quien más ha trascendido y seguramente eso se debe a las nuevas estructuras de armonía y contrapunto que agregó a la trova tradicional. Es impresionante verlo tocar la guitarra, pues utiliza acordes para los que hay que tener "dedos de hule". Con su guitarra consigue complicadísimas armonías, toca la melodía, el bajo y el acompañamiento de una manera extraordinaria.

Los mensajes de Silvio son duros, directos, sacuden a su auditorio, lo conmueven.

Hay un Silvio que viaja y compone canciones a bordo del pesquero Playa Girón; hay otro después del golpe militar al presidente chileno Salvador Allende, que quiere cambiar cada cuerda de guitarra por unsaco de balas; y después de la salida masiva de balseros desde el puerto de Mariel; otro en el Periodo Especial; en la guerra de Irak.




A pesar de todas las facetas del poeta que llegó por San Antonio de los Baños, hay algo que no ha cambiado, que permanece: su deseo de llevar a la Revolución Cubana más allá de los planes quinquenales, de la economía o de la nueva organización política. Para Silvio y los troveros de su generación, la Revolución debía llegar hasta el último rincón de la vida cotidiana. En una canción dice: "Es importante hasta el largo de un vestido".

Así empezó una larga lucha contra la burocracia, contra el machismo, contra los prejuicios, contra la ignorancia, contra tres siglos de colonialismo español.

La Revolución Cubana despertó grandes esperanzas para Latinoamérica y tremendos miedos y preocupaciones para los Estados Unidos, a tal grado que la potencia del norte cambió su política del garrote por la Alianza para el Progreso, con la cual la ayuda para el desarrollo supuestamente podría conjurar el mal ejemplo de Cuba.

Silvio se convirtió en el embajador cultural de esa revolución. Durante décadas no ha habido movimiento estudiantil o de protesta en Latinoamérica que no cante sus canciones. A pesar de no tener acceso a la radio y la televisión comercial, cualquier lugar donde se presenta Silvio se llena con decenas de miles de personas.

Si los Beatles le dieron al mundo clases de inglés, los trovos cubanos lo hicieron con temas latinoamericanos y antiimperialistas.

Cuba ha enfrentado problemas enormes con el bloqueo norteamericano que ha tratado de asfixiarla, pero también hay muchos problemas y limitaciones en la patria de José Martí. Silvio, desde su trinchera, hace lo que puede.

Este libro no es la biografía de un cantante famoso; no es un texto que esculca en los cajones de la farándula. Es un libro de conversaciones, de pláticas y encuentros con Silvio y su mundo; con la gente que lo rodea, que lo inspira, que lo conoce. Eduardo Valtierra, más que retratar a un hombre prominente, rescata el espíritu de una época. Va tras la estela que deja la canción política, la canción inteligente, que dice algo, que motiva, que mueve a la acción, o por lo menos a rascarse la cabeza.

En mi libreta de direcciones tengo el teléfono de Eduardo Valtierra en la letra "S", con el antenombre "Silviólogo", porque si hay alguien que conozca la obra monumental del trovador, es él.

Eduardo coleccionó a lo largo de años canciones que Silvio cantó y nunca grabó en discos; inéditas, por llamarlas de alguna manera. El poeta tiene tantas composiciones que hasta se le olvidan. En una ocasión, Eduardo le dio a Silvio un casete con esos tesoros perdidos. Ya me imagino la cara del poeta.

Eduardo siempre me sorprende. Con este libro me fui de espaldas por la cantidad de gente que contactó y entrevistó; desde Velia, una amiga de Silvio de los años sesenta, una chica mexicana que apenas estuvo un par de días con él para después regresar a México, hasta Andrés Manuel López Obrador. Eso se llama investigación. Tal vez el autor de este libro debería ser detective.

La Nueva Trova Cubana nos ha fascinado a muchos, nos ha marcado, y este libro, con algunas gotas de ron, unas de limón y otras de melancolía, es un deleite para los neófitos y para los miembros de la masonería del son.


Marta Durán de Huerta
septiembre de 2007

Fuente: Eduardo Valtierra, Ediciones La Memoria, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2010.
Fotografía: Dos niñas de Trinidad, Cuba, de Franco Torres.

domingo, enero 09, 2011




Notas Musicales



por Manuel García


Soy un ciudadano que tiene inquietudes internas muy ligadas a la identidad. En Shangai representaba a un viajero espacial que llega a un planeta y quiere comunicar algunas cosas en relación a preguntar algunas cosas y contar algo. Fui un ser que buscaba a otros seres. Fui como un personaje cotidiano que viene de una vida cotidiana, de un país que también tiene ciertas similitudes y, por supuesto, profundas diferencias con otro lugar. Lo que yo era dentro del pabellón de Chile en la Expo Shangai era una necesidad latente de producir y de entablar una relación amorosa con otros seres.

En el Chile actual, veo por un lado un país que ha naufragado en muchos temas, hay una destrucción profunda, un desencanto del pueblo, una describilidad de lo político, una percepción errónea, equivocada y torcida frente a un espejo que ha sido creado por los medios masivos de comunicación donde la imagen que se deja es a un chileno que está viendo una imagen falsa de sí mismo. Entonces, se ha generado un país con muchos mitos y muchas mentiras con respecto a quiénes somos verdaderamente. Un pueblo que se siente mása solidario de lo que realmente es, que no es xenofóbico siendo que lo es, que se siente amigo y compañero siendo que no lo somos y, en ese sentido, veo que no hay un reconocerse en el otro, no hay un respeto por el otro. En Chile se perdió esa capacidad humana de sentirse parte de un global, en gran parte de la sociedad ha triunfado el individualismo, ha triunfado el gran letrero del exitismo, y eso produce angustia, produce pena, produce una necesidad de aferrarse al Facebook a Internet y encontrar una serie de triquiñuelas que no son exactamente comunicación; se habla de la relación de las comunicaciones pero no hay más incomunicación que esa lucha desesperada por finalmente encontrarse. Sin embargo, por el otro lado de la moneda veo una juventud esperanzadora que crea bandas de rock, de donde nacen pintores, artistas, una juventud que fue capaz de organizar movimientos como los pingüinos, una juventud mucho más ambientalista que hace muchos años atrás, y sobre todo una juventud que está observando con mucha desconfianza pero también con un criterio crítico y activo la política actual de los más viejos. Por ahí se conjugan estas dos cosas en un conflicto social que se hace bastante poco visible desde los medios, pero que existe de forma constante. Esta lucha por ser mejor sociedad de una minoría y una sinrazón, un poco gratuita, de una mayoría.

Con esta columna, más que a colaborar vengo a sumar fuerzas. Lo que yo hago pertenece a este mundo de lo alternativo, de lo autogestionado. Ahora hay una visibilidad más masiva de mi trabajo, pero gran parte de mi trabajo viene desde lo subterráneo, en los espacios universitarios, en parte de una población, en una olla común, en los actos políticos y desde ahí la construcción de mi trabajo no pudiera haberse hecho si no fuera por esta fuerza que existe entre el poeta del barrio, el escritor universitario, la revista liceana, las organizaciones sociales que hacen puesta en escena de teatro, de música, de festivales que no son visibles en forma masiva pero que cumplen con la función de mantener vivo el arte, mantener viva la educación, de mantener vivo el derecho del hombre a crear y de recrearse.

La aparición de la nueva trova chilena, de la cual soy parte, se da porque mucha leña ya venían echando al fuego muchos otros artistas también durante años. Se ha creado una cultura popular en torno a la guitarra desde nuestros grandes ancestros musicales como la Violeta, Víctor y otros tantos, y se ha venido multiplicando ese valor de guitarra en guitarra hasta que de pronto tiene una visibilidad en estos años más masiva porque de alguna manera se ha ido acumulando una historia tal que permite que los nuevos talentos jóvenes tengan un bagaje muy interesante. Lo que hace que este movimiento exista en la escena de la música popular chilena es una voluntad de pueblo, es una voluntad de aquellos que quieren escuchar y que valoran y que son quienes llenan los teatros, quienes compran los discos, quienes se enteran. Una voluntad de aquellos que finalmente han puesto oreja y han depositado su confianza, su tiempo y su silencio para que pueda ser la tierra fértil donde surge esta nueva música chilena actual, que al parecer tiene sus características propias.



A veces podemos estar vinculados a rock Carnaza y a veces estar inaugurando el Gabriela Mistral, y esto se debe a una relación que se produce entre el artista y su propio trabajo. Hay instancias culturales que en un país existen y que uno trata de aprovechar de la mejor manera posible para hacer visible el arte y conectar ciertos temas y legados que a veces ni siquiera son bienvenidos. Chinoy estuvo en el estadio para la celebración del bicentenario, donde el gobierno quería mostrar a un país que celebra 200 años de cosas fantasma, cuando el lema popular era "nada que celebrar", y Chinoy dio su mensaje ahí. Y es que los grandes escenarios siempre han estado vinculados a la empresa privada, y si uno quiere acceder a un gran escenario, con buenas luces, con buen sonido y masivo, finalmente esta mixtura se da igual. Quien tiene que distinguir ahí y tiene que reclamar su derecho como auditor a saber qué está escuchando y qué está viendo, es el público. El público tiene que ser crítico y tiene que quedarse con aquello que más sabiamente el corazón le dicte. Lo importante es que uno como artista quiere acceder a todos los espacios mientras a uno lo reciban con sus temas y con su música, que no haya censura, y lo que uno haga no vaya en contra de sus principios como compositor, como ser humano. Para mí es muy importante cuando estoy en un escenario, ocupar el espacio de una canción para repetir las palabras de Allende, pues él tenía una fuerza, una cualidad de decir cosas muy ciertas y muy importantes a través de un lenguaje que se ve muy poco en la política actual, y que es el lenguaje de la poesía. Para mí sus discursos son más que discursos, son una especie de poema épico que mientras más lo digo más me doy cuenta de lo contingente que es en el día de hoy. Y me conmueve también el hecho de que en cada lugar donde yo canto siempre es vigente. Siempre es necesario, lo que habla de la necesidad de que alguien nos hable con amor, con una forma paternalista cariñosa como de un guía, como un ser espiritual profundo, y que al mismo tiempo nos acaricia con esa poesía, con esa palabra, y me doy cuenta de que eso es lo que más hace falta. Cuando cito sus discursos me parece que estoy repitiendo las palabras de un abuelo. Es necesario para mí hacerlo, es familiar, es una especie de un ritual de sanación o de esperanza cada vez que esas palabras llenan la voz interna.

Yo tengo deseos como ciudadano, como una persona de la sociedad que quiere ejercer su derecho de expresión, su derecho de opinión, su derecho a estar involucrado, su derecho a estar en política. Ser parte de la construcción política de la sociedad. Eso individualmente me preocupa mucho, naturalmente por mi arte. El arte que yo hago lo encuantro en función de la belleza. Si esa belleza es un día una mariposa posada en una flor, entonces esa belleza la expreso en mis necesidades. Yo digo lo que creo, y trato de vivir a través de esa belleza. Si esa belleza hoy día es una preocupación política, social, y si eso puede ser parte de una canción entonces está ahí en una canción. Es decir, la canción siempre va en la búsqueda de la belleza y si para uno la belleza es la construcción de una mejor sociedad, una preocupación que uno encuantra en otro, una reflexión, entonces ahí mi canción se convierte en política y aspira a lo que yo aspiro también como ciudadano, a una sociedad más justa, como dice el discurso de Allende. Uno trata de construir críticamente no sólo hacia fuera, sino que también internamente, también mirándose, también exponiendo lo que uno piensa y opina, sin que ello sea necesariamente la verdad absoluta, pero sí la verdad en la que uno cree en aquel minuto, puesta muy valientemente sobre la mesa, con todos los puntos sobre las íes, y tratando de ser lo más honesto y lo más verdadero.

Fuente: Revista MALA: educación, cultura y sociedad, Nº1, noviembre 2010.

martes, enero 04, 2011





"Creo que la comunicación al igual que puede suceder con la sanidad o la educación requiere de una participación pública. Todos tenemos muy claro que un hospital privado no le va a hacer un transplante de corazón a un indigente. Por la misma regla de tres, creo que un medio de comun icación privado a merced de bancos, financieras, aseguradoras, telefónicas y empresas de hidrocarburos no va a tener ningún interés en una información equilibrada, plural, participativa y democrática."
(Pascual Serrano- Entrevista en Periodista Digital)


NegritaTraficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles.

Si hay algo de lo que los medios de comunicación informan poco es precisamente de ellos: de quiénes son sus dueños, en qué otras industrias participan, qué bancos les prestan el dinero, cuánto cobran sus directivos, cómo explotan a sus trabajadores, a qué se dedicaron hace años....

Traficantes de información (Editorial Foca) es una historia de finanzas, manejos de Bolsa, fraudes fiscales, especulaciones urbanísticas, violaciones de las medidas contra la concentración, atropellos laborales mientras altos directivos disfrutan de sueldos millonarios y contratos blindados, ejecutivos con sentencias judiciales que les implican con la mafia, fortunas nacidas a la sombra del nazismo, empresas que comercializan armas para dictaduras...

No cabe duda de que, tras este repaso a los grupos de comunicación, el término «traficantes» es el que mejor los identifica. A lo largo de estos capítulos el autor levanta la alfombra de los lujosos despachos de las empresas de comunicación y encuentra lo que ellas nunca incluirán en sus medios: los secretos y las miserias de quienes se han apropiado de la información para convertirla en materia de traficantes y mercaderes, que la utilizan, bien para conseguir dinero, bien para conseguir poder.

Fuente: Pascual Serrano