martes, noviembre 20, 2018





"Hijo, te parí valiente, te vestí con la herencia de una nación guerrera, tejí tus ropajes cada noche, tu soñabas desde mi voz, mi vlkantv, yo cantando a la libertad.

Hijo forjé tu lengua honesta, con trozos de tierra, de agua de mar, xayenko, mawvnko, karrvltu lawen.
 
Hijo, tu voz se escucha en el azul, hay eco a tu giyatu, tu voz grita las injusticias! Tu voz hijo, tu voz no se apagan con los balazos, se perpetua sobre tu cuerpo masacrado, hijo te arrebataron los días, hijo No! No se mueren los que han nacido en la resistencia, no mueren los que han abrazado a su tierra madre con su propia vida, no se mata a quien le pone el pecho a las balas cobardemente por la espalda, hijo te estoy llorando, un suspiro que desgarra la existencia, es cierto te estoy llorando, y como te lloro voy pariendo más resistencia, te parí y llamé Lemun, y otra vez te llamé Mendoza, de nuevo fuiste Katrileo, miré tus ojos Nahuel, te parí Marileo, te llamé weichafe te forjé al flagor de nuestro resistencia, te parí y te vuelvo abrazar en tu vuelo Kamilo Katrillanka, no se mata por la espalda a quien le ha puesto el pecho a las balas del capitalismo, se perpetua su nombre weichafe para escribir con la sangre derramada la inevitable historia de un pueblo que se revela y se libera..."


FUENTE: Texto de Kelv Liwen Tranamil. Ilustración de Jennifer Díaz.