jueves, diciembre 30, 2010


PAKAPAKA

El poder de la imaginación


La televisión para la infancia no es cuestión sólo de niños y niñas. Los adultos —con nuestras preguntas, comentarios, chistes, conocimientos, ignorancias, calificaciones, consejos u ocurrencias— aportamos a la experiencia infantil de mirar TV y al modo en que chicos o chicas se relacionan con el mundo a través de ella.

Por eso les damos la bienvenida al espacio web para padres, madres y docentes de la señal PAKAPAKA, el canal del Ministerio de Educación de la Nación para todos los chicos y las chicas. Un sitio en el que nos proponemos dar a conocer el canal y su programación; explicitar sus fundamentos y objetivos; reflexionar sobre sus contenidos, ampliarlos y enriquecerlos; aproximarse a los entornos digitales infantiles asociados a cada franja de edades y sus juegos; pensar sobre el lenguaje audiovisual, las tecnologías digitales, los consumos culturales, el hogar, la escuela y la niñez.

Este minisitio es un lugar de encuentro y de colaboración entre los grandes. El objetivo de este espacio es poder acompañar a los chicos en sus prácticas cotidianas con y a partir de las pantallas. Por eso lo presentamos como una caja de herramientas, de ideas, propuestas o reflexiones. Un entorno de consulta, de exploración, de orientación, de lectura o de intercambio para padres y docentes ocupados en la tarea de formar a las nuevas generaciones acerca de la televisión y en torno a ella. Una tarea que, aunque parece espontánea, cabe asumir de manera crítica, creativa y responsable.

Aquí encontrarán actividades, guías de orientación, materiales de lectura, información, recursos educativos, espacios de comunicación y de descarga de las producciones del canal.

Concebimos esta sección web de la señal PAKAPAKA como un puente que une la televisión pública destinada a la infancia, las aulas y los hogares. Una pasarela entre los distintos espacios de la vida infantil. También entre soportes tradicionales y multimediales. Un aporte al diálogo tanto entre las distintas generaciones como entre la diversidad de infancias que se demarcan a partir de las desigualdades económicas, sociales y culturales.

Un proyecto de televisión para la infancia público y federal como el que proponemos desde PAKAPAKA necesita de padres, madres, maestros, directores, abuelos, tías o hermanos mayores de todo el país. Porque si desde el canal invitamos a los chicos y a las chicas a preguntar, descubrir, fantasear, jugar, investigar, crear, expresarse y participar, eso cobra fuerza verdadera cuando la tele se apaga.


Fuente: PAKAPAKA

viernes, diciembre 24, 2010




NOCHEBUENA

por Eduardo Galeano


Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba detrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedía permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
–Decile a... –susurró el niño–. Decile a alguien, que yo estoy aquí.

Fuente: Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, Editoral Siglo XXI.

viernes, diciembre 17, 2010




NOAM CHOMSKY y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática


El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.



1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.



jueves, diciembre 09, 2010



Los Nadies


por Eduardo Galeano


"Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en llovizna cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los niguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanías.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata".

Fuente: El libro de los abrazos, Eduardo Galeano, Editorial Siglo XXI.

domingo, diciembre 05, 2010



Wikileaks, el periodismo y las teorías conspirativas


por Pedro Santander Molina


Los discursos del poder nos han querido convencer por años -al menos desde la caída del socialismo soviético- que se acabaron las ideologías, que terminaron las utopías, que la historia llegó a su fin y que, también y por lo mismo, las conspiraciones son cosa del pasado y, cuando más, asunto de buenos guiones cinematográficos, pero no de la política real, menos si se trata de gobiernos democráticos y occidentales.

Y el poder de esos discursos del poder se demuestra en que logran convencer a muchos de que así es. Por ejemplo, cualquier argumentación que plantee la existencia de una conspiración para explicar algún acontecimiento es ridiculizada, "mucha tele"; "ya salió con las teorías conspirativas", etc.

La mayoría de los medios rehúyen las explicaciones conspirativas y los periodistas rara vez las insinúan en sus entrevistas con los poderosos, esos que -originalmente- el periodismo se proponía fiscalizar e indagar, justamente respecto de asuntos no públicos, desconocidos y mantenidos ocultos. Incluso ante situaciones evidentes se prefieren términos que no nos remitan a las conspiraciones. Por ejemplo, cuando ocurre el golpe de estado en Honduras y el Presidente Zelaya es sacado en pijama, a punta de fusil de su residencia y luego deportado a otro país, la prensa habló mayoritariamente de un "vacío de poder" y no de golpe de estado (que evoca a conspiradores).

Sin embargo, luego de la reciente y masiva filtración de documentos por la página digital Wikileaks lo ridículo será seguir creyendo que los líderes de las democracias no conspiran. 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos dados a conocer íntegramente por dicha página y parcialmente por cuatro medios de comunicación (El País, Der Spiegel, The New York Times y The Guardian) muestran con crudeza las políticas conspirativas estadounidenses, su relación con el golpe de estado en Honduras, su interés por espiar al secretario general de las UN, la solicitud de Hillary Clinton de averiguar acerca de la salud mental de Cristina Fernández de Kirchner, las constantes presiones que se ejercen sobre los diferentes Gobiernos, desde Brasil a Turquía, para favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos, etc. etc. etc.

Según el diario español El País, "el alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora".

El reto no sólo es para la política exterior. Se trata también de una bofetada que desnuda al periodismo mundial y, especialmente, a los grandes medios que pese a sus inmensos departamentos de prensa, su sofisticada tecnología y a sus recursos económicos no han sido capaces ni han querido indagar, investigar y desnudar la trama que tejen permanentemente los poderosos (ya sea gobiernos o corporaciones) para mantener su hegemonía a cualquier precio. Por el contrario, con el tiempo se ha ido construyendo una suerte de afinidad burocrática entre medios y poderosos, que, entre otros, ha disminuido la investigación periodística, ha dificultado el acceso directo a las fuentes y aminorado el lenguaje crítico.

Como reconoce El País, "la aparición de Wikileaks ha venido a cambiar radicalmente ese panorama. Creada en 2006 y presidida por el australiano Julian Assange, tiene por objetivo proporcionar a los ciudadanos noticias e informaciones importantes que consigue gracias a filtraciones a las que, mediante un imponente esfuerzo tecnológico, ofrece total anonimato. Personas que tienen acceso a informaciones que consideran de relevante interés público pueden ahora depositarlas en una "caja electrónica" que garantiza una total protección de la fuente. Pero Wikileaks no se limita a recoger esa información y lanzarla después a la web, sino que la somete a un serio escrutinio para verificar su autenticidad y, posteriormente, a la investigación de periodistas que trabajan de acuerdo con principios profesionales y éticos y que se encargan de su comprobación y análisis, facilitando la comprensión y el contexto de todo ese material inicial".

Se acaba pues el sueño dorado de todo conspirador: hacernos creer que las conspiraciones no existen, idea que la lógica posmoderna había logrado imponer, entre otros, con la ayuda de periodistas cómodos y obsecuentes. Y quien dude de eso y aún crea, por ejemplo, que la democracia estadounidense es lo que ella dice ser, que visite http://wikileaks.org/


Viñeta: Pedro Méndez
Fuente: PUCV

miércoles, diciembre 01, 2010



La vida debería ser al revés



por Quino


Se debería empezar muriendo y así ese trauma quedaría superado.

Luego te despiertas en un Hogar de Ancianos mejorando día a día.

Después te echan de la Residencia porque estás bien y lo primero que haces es cobrar tu pensión.

Luego, en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro.

Trabajas 40 años hasta que seas bastante joven como para disfrutar del retiro de la vida laboral.

Entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo, no tienes problemas graves y te preparas para empezar a estudiar.

Luego empiezas el cole, jugando con tus amigos, sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé.

Y los últimos 9 meses te pasas flotando tranquilo, con calefacción central, roomservice, etc. etc.

Y al final… ¡Abandonas este mundo en un orgasmo!

sábado, noviembre 27, 2010



"Es posible combinar el arte de alto vuelo y la política"



“Porque esta vez no se trata de cambiar a un presidente,
será el pueblo quien construya un Chile bien diferente”

Estribillo de ‘Canción del Poder Popular” de Inti Illimani para la campaña de Salvador Allende en 1970.

por Andrés Figueroa Cornejo


Tras la historia vibrante y dramática de los cantautores y las agrupaciones más relevantes de la música popular chilena, Inti Illimani (Sol de la montaña ubicada en La Paz, Bolivia) es el conjunto cuyas producciones han dejado huellas indelebles en la memoria popular no sólo de Chile, sino del mundo. Desde su disco iniciático ‘Si Somos Americanos’ (1969), hasta su última placa, ‘Travesura’ (2010), la presencia de Horacio Salinas como director artístico de Inti Illimani y autor y co-autor de sus más conocidos temas marca a fuego el tono, pulso y madera profunda de sus creaciones. No sólo ha participado en las principales obras del conjunto, sino que tiene a su haber discos como solista y música para películas. Horacio Salinas no detiene jamás su caminata perfeccionista, como nunca abandona la experimentación, el trabajo propio y colectivo; los materiales combinados que han ofrecido frutos culturales de aliento imperecedero.

-¿En qué empeños artísticos se encuentra Horacio Salinas en la actualidad?

“En primer lugar, inmerso en el intenso trabajo del Inti-illimani histórico que se ha ido acrecentando el último tiempo. Acabamos de publicar nuestro disco ‘Travesura’, dedicado al mundo de la infancia y se ha intensificado la labor con Orquestas en Chile y en el exterior. Luego las giras por nuestro país y recientemente por Canadá y México, donde visitamos cuatro ciudades en el marco del importante y magnífico Festival Cervantino. Otra parte de los empeños artísticos son la creación musical que, de forma intensa y a veces pausada, es siempre el eje y el nervio de mi vida artística.”

-¿Cuáles han sido sus principales influencias musicales?

“Variadas. Mi interés primero tiene que ver con la música popular de raíz folclórica. Su comprensión, su pasión. Soy de la idea que cuando le hacemos el quite a este patrimonio, en tanto creadores, la música se aleja del alma humana y entra muchas veces en un espacio de especulación técnica. A los 13 años escuché en la casa de mi familia un disco de Violeta llamado ‘Toda Violeta Parra’. Esa manera de componer me atrajo, por su originalidad, al punto de entender el país en que vivía de otra forma y creo que fue el primer impulso que tuve hacia la contemplación de la música como un potente oficio para toda la vida. Luego conocí guitarristas argentinos, después la música latinoamericana. Paralelamente fui compenetrándome en las escuelas nacionales de los países del este, norte y centro europeo, donde precisamente gravitan en forma muy bella las tradiciones folclóricas, Borodin, Stravinski, Edward Grieg, Brahms, etc. y quienes en Chile y en Latinoamérica han realizado trabajos de inspiración parecida como Celso Garrido Lecca, Luis Advis, Ponce, Revueltas, Leo Brower, Ginastera, Guastavino, Márquez, el mexicano Barrios Mangoré, etc. Pero también soy un curioso auditor del rock, menos del pop y más del jazz, sobre todo de grandes intérpretes instrumentistas. No sé si hay algo de ellos en la música que compongo, pero me deleito escuchando Ray Charles, Stevie Wonder, Winton Marsalis, Chet Baker y también Bola de Nieve, Toto la momposina, y a Leo Masliah, para aplastar con una risotada la mediocridad reinante que a veces nos malhumora.”

-¿Por qué escogió la música popular y no la docta (propiamente tal)?

“Mi profesora de guitarra de entonces (1966), Liliana Pérez Corey, deseaba que fuera concertista y abandonara eso de "rasguear" la guitarra. Más tarde aprendí que para tocar bien esa música que se "rasguea" hay que ser bien "docto", como dices en la pregunta. Mi profesor tutor en el Coservatorio cuando estudiaba composición, Celso Garrido, decía que la música no era culta, que esa era "oculta". En fin, apellidos más o menos, prefiero aquella donde palpita la historia de la gente, emotiva y fresca. Porque existe también mala música "académica o culta", y no es poca, sobre todo cuando se hace con sentimientos de inferioridad respecto de la tradición europea y lejos de la rica cultura de nuestros pueblos.”

-¿Por qué los primeros trabajos están tan ligados a la música andina?

“Precisamente, el del altiplano era un mundo lleno de una poesía misteriosa y lejana y que debíamos acercar y aprender a querer. Instrumentos nuevos y raros y cierta melancolía y ritmos cadenciosos y contagiosos. En fin, un mundo por descubrir entonces lleno de magia.”

Arte y política

-¿Cuál fue la relación de Inti Illimani con el gobierno de la Unidad Popular?

“Cantamos para que Allende ganara, como lo mejor de los artistas chilenos de entonces. Luego cantamos a las 40 medidas del gobierno y sostuvimos ese gobierno hasta el fin. Fue una relación intensa, desprendida y de grandes momentos muy emotivos y masivos.”

-¿Qué vínculos existen entre política y arte?

“Son vínculos antiguos, pues siempre el arte se ha hecho cargo también de la realidad social, de la política, sobre todo la mala. Violeta es el ejemplo de cómo es posible el arte de alto vuelo que ocupa espacios de la política.”

-¿Cómo impactó el exilio político en su vida y creación?

“El exilio ha dejado una huella para siempre en mi vida. De naturaleza a ratos ambigua. Fue el dolor, de una parte, y de otra el deslumbramiento. Pero por sobre todo el exilio me puso en un territorio sin fronteras desde donde es posible imaginar música también para un país imaginario.”

-¿Cuál ha sido la relación entre usted y Patricio Manns artísticamente?

“Una especie de sastrería, espero de gran estilo. Hemos creado canciones, muchas, más de 30, pienso. En total sintonía y con recíproca estima. Por lo demás somos dos sureños hijos de madres profesoras, que se conocieron en tiempos de la Escuela Normal de Angol y cuyas historias (y la de nuestros padres) hacen pensar a Manns que somos hermanos. Cuando en verdad lo somos, independientemente de esas historias nunca bien precisadas y, a lo mejor ciertas...”

Obra y futuro

-¿Cuál es el trabajo o disco de Inti Illimani que considera mejor logrado y por qué?

“Todos los discos son bastante redondos, felizmente. Y son como 40 y tantos. Creo que ‘Palimpsesto’ (1980) es aquel que hicimos en medio de muchos temores existenciales y que finalmente nos impulsó fuertemente hacia el futuro. La utilización de pequeños arreglos orquestales, canción ‘Palimpsesto’, y de banda ‘El Mercado Testaccio’. De hallazgos de nuevos caminos para la creación en momentos de perplejidad, temas instrumentales de formas más holgadas como ‘Danza’, junto a un punto de vista en relación a la música del Caribe, ‘Un hombre en general’ (dedicado al nicaragüense Augusto César Sandino). Creo que ‘Palimpsesto’ es sólo comparable al disco ‘Esencial’ que hicimos hace 3 años y que fue filmado magníficamente por Ricardo Larraín, estampando el modo actual de hacer música del Inti-Illimani.”

-¿Cuál es la recepción de Inti Illimani en el extranjero?

“La de un grupo que ya está en la memoria musical al cabo de un trabajo de 43 años. Precisamente, venimos llegando de una muy bonita gira por Canadá y México donde hemos sentido una muy numerosa y cariñosa recepción en nuestros conciertos. Cada vez más nos piden visitar países. Sin duda, nuestro grupo es parte de lo que se conoce cómo ‘la música chilena de los últimos tiempos’.”

-¿Qué recital recuerda con más emoción?

“El concierto de La Bandera, a los pocos días de nuestro regreso del exilio. 150 mil personas, dicen que asistieron. La emoción nos jugó un poco en contra pues estábamos resfriados, sobre excitados, en fin, la emoción arrasó con nosotros y no era para menos. ”

-¿Cuáles son las claves musicales de su trabajo como solista y en la producción de música para películas?

“Creo entender mi trabajo muy cercano a la emotividad. Me interesa transmitir emoción y ojalá acompañada de belleza, dos cosas que espero me unan a los auditores, aunque me doy cuenta que es un asunto del mundo muy privado de cada cual y que otras, o muchas veces, es un deseo alucinante del artista. En todo lo que hago pretendo lo mismo, como insistiendo en decir algo que es una variación de lo primero que quise expresar con esa primera composición....”

-¿Cómo le gustaría que fuera recordado su trabajo y el de Inti Illimani en 50 años más?

“Como aquel de un músico y un grupo que amó las tradiciones populares de su continente, inventó bonitas melodías y canciones y recorrió el mundo defendiendo a su pueblo y no sólo al suyo.”

Fuente: Rebelión

sábado, noviembre 20, 2010

Resurrección de Zapata


por
Eduardo Galeano


Nació, dicen, con una manito tatuada en el pecho.

Murió acribillado por siete balazos.

El asesino recibió cincuenta mil pesos y el grado de general de brigada.

El asesinado recibió a una multitud de campesinos, que sombrero en mano visitaron su muerte.

De sus abuelos indios habían heredado el silencio.

No decían nada, o decían:

- Pobrecito.

Nada más decían.

Pero después, poco a poco, en las plazas de los pueblos se fueron soltando las lenguas:

- No era él.

- Otro era.

- Muy gordo lo vi.

- Le faltaba el lunar de arriba del ojo.

- Se fue en un barco, salió de Acapulco.

- En la noche se voló, en un caballo blanco.


- Se fue para Arabia.

- Por allá, por Arabia, está.


- Arabia queda muy lejos, más lejos que Oaxaca.


- Ahorita vuelve.



Fuente: ESPEJOS, Una historia casi universal, Eduardo Galeano, Siglo Veintiuno, 2008.

jueves, noviembre 18, 2010




Acción y Reflexión: praxis de la pedagogía liberadora



Para Paulo Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica establecen la praxis del proceso transformador. La reflexión sin acción, se reduce al verbalismo estéril y la acción si reflexión es activismo. La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo.

"Al iniciar este capítulo sobre la dialogicidad de la educación, con el cual estaremos continuando el análisis hecho en el anterior, a propósito de la educación problematizadora, nos parece indispensable intentar algunas consideraciones en torno de la esencia del diálogo. Profundizaremos las afirmaciones que hicimos con respecto al mismo tema en "La educación como práctica de la libertad"

Al intentar un adentramiento en el diálogo, como fenómeno humano, se nos revela la palabra: de la cual podemos decir que es el diálogo mismo. Y, al encontrar en el análisis del diálogo la palabra como algo más que un medio para que éste se produzca, se nos impone buscar, también, sus elementos constitutivos.

Esta búsqueda nos lleva a sorprender en ella dos dimensiones "acción y reflexión" en tal forma solidarias, y en una interacción tan radical que, sacrificada, aunque en parte, una de ellas, se resiente inmediatamente la otra. No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.

La palabra inauténtica, por otro lado, con la que no se puede transformar la realidad, resulta de la dicotomía que se establece entre sus elementos constitutivos. En tal forma que, privada la palabra de su dimensión activa, se sacrifica también, automáticamente, la reflexión, transformándose en palabrería, en mero verbalismo. Por ello alienada y alienante. Es una palabra hueca de la cual no se puede esperar la denuncia del mundo, dado que no hay denuncia verdadera sin compromiso de transformación, ni compromiso sin acción.

Si, por lo contrario, se subraya o hace exclusiva la acción con el sacrificio de la reflexión, la palabra se convierte en activismo. Éste, que es acción por la acción, al minimizar la reflexión, niega también la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.

Cualquiera de estas dicotomías, al generarse en formas inauténticas de existir, genera formas inauténticas de pensar que refuerzan la matriz en que se constituyen.

La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo. Existir, humanamente, es "pronunciar" el mundo, es transformarlo. El mundo pronunciado, a su vez, retorna problematizado a los sujetos pronunciantes, exigiendo de ellos un nuevo pronunciamiento.

Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.

Mas si decir la palabra verdadera, que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos hombres, sino derecho de todos los hombres. Precisamente por esto, nadie puede decir la palabra verdadera solo, o decirla para los otros, en un acto de prescripción con el cual quita a los demás el derecho de decirla. Decir la palabra, referida al mundo que se ha de transformar, implica un encuentro de los hombres para esta transformación.

El diálogo es este encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo-tú.

Ésta es la razón que hace imposible el diálogo entre aquellos que quieren pronunciar el mundo y los que no quieren hacerlo, entre los que niegan a los demás la pronunciación del mundo, y los que no la quieren, entre los que niegan a los demás el derecho de decir la palabra y aquellos a quienes se ha negado este derecho. Primero, es necesario que los que así se encuentran, negados del derecho primordial de decir la palabra, reconquisten ese derecho prohibiendo que continúe este asalto deshumanizante.

Si diciendo la palabra con que al pronunciar el mundo los hombres lo transforman, el diálogo se impone como el camino mediante el cual los hombres ganan significación en cuanto tales.

Por esto, el diálogo es una exigencia existencial. Y siendo el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado, no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni convertirse tampoco en un simple cambio de ideas consumadas por sus permutantes.

Tampoco es discusión guerrera, polémica, entre dos sujetos que no aspiran a comprometerse con la pronunciación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad".


Fuente: Pedagogía del oprimido, Paulo Freire, Editorial Siglo Veintiuno, México 1999.

Viñeta: Emmanuel Chaunu

jueves, noviembre 11, 2010



Cómo te explico a Serrat

por Fernando Paulsen

Un tuitero, sabiendo que iba ayer al recital de Joan Manuel Serrat en conmemoración de los 50 años de Chilevision, escribió: "UUFF, ¿con Serrat? Chuta, sigo sin entender a Paulsen".

Entenderme a mí no vale la pena. Pero, permíteme intentar explicarte a Serrat y el influjo de sus canciones en dos generaciones. Hubo una época en que la televisión no tenía la importancia de hoy. Cuando no existían internet ni celulares. Era la época de jugar fútbol en la calle, con dos poleras formando un arco y la tranquilidad de que el grito de ¡auto! sería lo suficientemente infrecuente como para no detener la pichanga a cada rato. Sin embargo, algunas cosas de hoy también existían y eran quizás más influyentes: la vida cotidiana, los poetas, la pobreza y los tiranos. Serrat supo hilvanar esos cuatro elementos, combatiendo férreamente a los dos últimos a punta de canciones fundadas en los dos primeros.

Cuando la brutalidad se apodera de todo lo que tienes y de todo lo que quieres, no son pocos los que se suman al coro dominante y, rápidamente, aumenta la proporción de brutos con poder. Joan Manuel Serrat fue una voz de sensatez y valentía cuando el mundo se volvió loco y pusilánime. Su mundo español y franquista. Y el nuestro, de intolerancias y dictaduras. Serrat rescató los poemas sencillos de los poetas sepultados en las mazmorras, añadió sus propios poemas y musicalizó todo, para cantarle a los que seguían vivos que lo propio era un tesoro, para denunciarlo y festejarlo.

En Fiesta, Serrat sintetiza la amalgama vital de nuestra pequeña humanidad. Cuando "el pobre y el villano/el prohombre y el gusano/cantan y se dan la mano/sin importarles la facha", por un ratito nadie parece ser quien es y todos se sienten iguales a todos los demás. Hay fiesta en el pueblo, pequeñas alegrías que hacen desaparecer por instantes el peso de la realidad. En el golazo de victoria de nuestro equipo. En esa primera cerveza en el sofá después de volver del trabajo, cansado como perro. En la niña que mirabas en el bus durante días y que te miró hoy. En el libro que terminaste y te llenó el gusto. En el último chiste que te contaron y que te sigue haciendo reír cuando lo recuerdas. En tu mamá que volvió a hablar con tu papá después de la pelea. En la Navidad en familia que llena la casa de regalos. Esa es la Fiesta y es efímera, pero carga los espíritus, renueva las ganas y lubrica el engranaje que mantiene vivas las utopías.

Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Salvat Papasseit, poetas olvidados y castigados, revivieron en las canciones de Serrat y permitieron que muchos que no leyeron sus poemas los escucharan como canciones. "Caminante no hay camino/se hace camino al andar/ Golpe a golpe/verso a verso", decía Machado por boca de Serrat. Nosotros, jóvenes como tú, en otra época, sentíamos la fuerza para intentarlo, para equivocarse en el proceso, pero intentarlo, golpe a golpe/verso a verso.

No estás en el momento de pensarlo aún, pero a mí me encantaría que algún amigo me echara de menos después de mi muerte como Miguel Hernández echa de menos a su coterráneo Ramón Sijé en Elegía, magistralmente cantada, sin apurar para nada el ritmo del dolor, por Joan Manuel Serrat. Escúchala con tranquilidad, siente el valor de una amistad con historia, que se trunca porque la vida andaba desatenta y la muerte estaba enamorada. Se me fueron muchos amigos y amigos de mis amigos en estos últimos 40 años. A todos les canté Elegía en silencio y agradecí a Hernández y Serrat por regalarme las palabras.

¿Cómo no emocionarse con esa Penélope, loca de amor, buscando que el tiempo vuelva y que no avance? ¿Con esa Paloma que se equivoca siempre, en una metáfora brutal de un símbolo que no puede realizar su significado? Tendrás hijos, amigo tuitero, y Serrat estará al acecho para acompañarte de una manera feroz, como nadie lo ha hecho, con sus provocaciones sobre lo que más queremos. "Esos locos bajitos" te desgarrarán el alma por la imposibilidad de contener su libertad. "Señora" te recordará al que fuiste, desafiante y altivo, pero lo verás retratado ahora en el pololo de tu hija, que le dice a tu mujer "ya la educó/yo me hago cargo". Y sabrás que tiene razón, aunque te duela y lo niegues. Escucharás "Poco antes de que den las 10" y quizás aprenderás de Serrat, como yo lo hice, que más que reglas y normas duras, con los niños se invierte en apoyo y en toneladas de confianza.

Serrat es catalán, pero muchas de sus canciones son en castellano. Eso significa que se pueden oír y entender. Lo que no es menor en un mundo dónde, según The Economist, más del 70% de los fanáticos del rock no entiende las letras ni los mensajes de las canciones que le gustan. Los poemas cantados de Serrat no requieren intérpretes y siempre hay uno que calza con lo que te está pasando.

Sé que la música y la poesía no son traspasables racionalmente. Se sienten, te gustan y pasan a ser tuyas. Serrat puede que no te guste. Tiene una voz muy nasal, que ya no es tan potente como antes, pero sigue intacta en su energía interpretativa. Por último, ahí están los CDs, DVDs y downloads de sus mejores épocas. Puede que prefieras más guitarras eléctricas, más sintetizadores, más gritos, más ritmos robados al Caribe o más metal. Quizás es demasiado modesto, hoy por hoy, cantar sin disfrazarse. Ni tener coreografías sofisticadas. Ni montar espectáculos llenos de efectos especiales y pirotecnia tecnológica. Pero cuando te llegue el momento de escuchar y atender a las canciones -que siempre llega- dale una oportunidad a este hijo del Mediterráneo, que se te mete en tu historia sin pedirte permiso y te abre los ojos cuando más lo necesitas.

Disfruté como si hubiese sido la primera vez el recital de Joan Manuel Serrat de ayer. Me encantaría haber ido con mis hijos, pero la invitación decía "personal e intransferible". Querría que conocieran en persona a una de las fuentes esenciales que formaron a su papá. Aunque todavía no sintieran el peso de sus palabras ni la fuerza de sus razones. Solamente porque es verdad. Que, como dice Serrat, nunca es triste. Lo que no tiene es remedio.

Fuente: El Post

sábado, noviembre 06, 2010


Me voy de Chile


por Cristián Warnken


Me voy de Chile. Me amparo en el inalienable derecho que me da ese hermoso verso de nuestro Himno Nacional: "El asilo contra la opresión". Me voy del Chile donde la palabra empeñada no vale nada, a pesar de que mi viejo y muchos viejos de la ingenua y antigua república nos enseñaron a sostenerla contra viento y marea, incluso en las peores tempestades. Me voy del Chile donde la lógica de la pasión por el poder está por sobre el amor al bien común. Me voy del Chile donde la expresión "hacer las cosas bien" alguna vez significó algo, pero ahora es sólo una muletilla para sacar del camino a los que de verdad hacen las cosas bien. Me voy del Chile donde su gente, la gente anónima, los hinchas, los militantes de base, los que sostienen con su lealtad y pasión las grandes empresas y los grandes actos y épicas, son sólo un adorno, un dígito, para focus groups o encuestas o elecciones (cuando votan), pero que no valen nada cuando se toman las grandes decisiones.

Me voy del Chile que no soporta la grandeza, el talento, la genialidad, el vuelo propio, todo lo que se eleva sobre la línea media de reverberación del pantano local; el Chile del resentimiento, el que mató arteramente a Portales, el que jodió a Andrés Bello, el que se farreó a Mayne-Nicholls y a Bielsa.

Me voy del Chile de las cúpulas, las alianzas sagradas y abstractas, el lobby , las relaciones públicas, la imagen, la comunicología, las "cosas nostras", el Chile donde campea el "parecer" sobre el "ser".

¿Pero adónde y cómo me voy de este país que amo, donde nací y quiero morir?

¿Qué hacemos los chilenos, los chilenos náufragos de derecha, centro o izquierda, creyentes o agnósticos, liberales o conservadores, los trabajadores o empresarios, los estatistas o libremercadistas; los hinchas de la Católica, la Chile o el Colo Colo, el Audax o Santiago Wanderers, que, transversalmente, por encima de diferencias ideológicas o creencias o camisetas sienten que el hacer las cosas bien significa también hacer el bien y de buena manera, sacrificando los intereses individuales o corporativos por un objetivo superior y más noble que cualquier defensa de mezquinos intereses y pequeñas parcelas?

No hay adónde irse ni asilarse. Pero sí hay que irse del Chile maquiavélico y cada vez más cínico, hay que hacer que ese Chile muera adentro de cada uno de nosotros, para que así pueda nacer o renacer otro Chile mejor que éste que estamos viendo con estupor, decepción y tristeza. Un Chile noble, un Chile con modelos a seguir y no con máscaras, un Chile que sale a la cancha a ganar el único partido que no podemos darnos el lujo de perder por autogoles olímpicos: el partido en que se juegan juntos la calidad, la decencia y la nobleza.

Por eso me voy de Chile y me quedo en Chile. Me quedo donde duele. Me quedo en la galucha, en la pichanga de barrio, en los clubes chicos, en la radio a pilas en que una voz muy potente nos invita a no arriar la bandera ante el enemigo por esta infame derrota. Me autoexilio en la segunda división, en la tercera, en la cuarta, en las profundidades todavía puras de las canchas ninguneadas. Me voy con Bielsa, me voy con Mayne-Nicholls, me voy con ellos para que el Chile de verdad vuelva.


Fuente: Blogs EMOL

miércoles, noviembre 03, 2010



Balada para un Loco: confundieron "la mafia del vulgo" con "la magia del fútbol"


El Director Técnico


por Eduardo Galeano


Antes existía el entrenador, y nadie le prestaba mayor atención. El entrenador murió, calladito la boca, cuando el juego dejó de ser juego y el fútbol profesional necesitó una tecnocracia del orden. Entonces nació el director técnico, con la misión de evitar la improvisación, controlar la libertad y elevar al máximo el rendimiento de los jugadores, obligados a convertirse en disciplinados atletas.

El entrenador decía:

Vamos a jugar.

El técnico dice:

Vamos a trabajar.

Ahora se habla en números. El viaje desde la osadía hacia el miedo, historia del fútbol en el siglo veinte, es un tránsito desde el 2-3-5 hacia el 5-4-1. pasando por el 4-3-3 y el 4-4-2. Cualquier profano es capaz de traducir eso, con un poco de ayuda, pero después, no hay quien pueda. A partir de allí, el director técnico desarrolla fórmulas misteriosas como la sagrada concepción de Jesús, y con ellas elabora esquemas tácticos más indescifrables que la Santísima Trinidad.

Del viejo pizarrón a las pantallas electrónicas; ahora las jugadas magistrales se dibujan en una computadora y se enseñan en video. Esas perfecciones rara vez se ven, después, en los partidos que la televisión transmite. Más bien la televisión se complace exhibiendo la crispación en el rostro del técnico, y lo muestra mordiéndose los puños o gritando orientaciones que darían vuelta al partido si alguien puedira entenderlas.

Los periodistas lo acribillan en la conferencia de prensa, cuando el encuentro termina. El técnico jamás cuenta el secreto de sus victorias, aunque formula admirables explicaciones de sus derrotas:

Las instrucciones eran claras, pero no fueron escuchadas, dice, cuando el equipo pierde por goleada ante un cuadrito de morondanga. O ratifica la confianza en sí mismo, hablando en tercera persona más o menos así: «Los reveses sufridos no empañan la conquista de una claridad conceptual que el técnico ha caracterizado como una síntesis de muchos sacrificios necesarios para llegar a la eficacia».

La maquinaria del espectáculo tritura todo, todo dura poco, y el director técnico es tan desechable como cualquier otro producto de la sociedad de consumo. Hoy el público le grita:

¡No te mueras nunca!

Y el Domingo que viene lo invita a morirse.

El cree que el futbol es una ciencia y la cancha un laboratorio, pero los dirigentes y la hinchada no sólo le exigen la genialida de Einstein y la sutileza de Freud, sino también la capacidad milagrera de la Virgen de Lourdes y el aguante de Gandhi.


Imagen: Marcelo Bielsa

Fuente: El fútbol a sol y sombra, Eduardo Galeano, Siglo XXI Editores, México, 1995.

sábado, octubre 30, 2010


El 30 de octubre se cumple el primer centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández.


NANAS DE LA CEBOLLA

(Miguel Hernández)


La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.



martes, octubre 26, 2010



Un Güipil de maíz y arco iris



"La particularidad de la visión de los pueblos indígenas se manifiesta en las formas de relacionarse. Primero, entre los seres humanos, de manera humanitaria. Segundo, con la tierra, como nuestra madre, porque nos da la vida y no es sólo una mercancía. Tercero, con la naturaleza, pues somos partes integrales de ella y no sus dueños.

La madre tierra es para nosotros, no sólo fuente de riqueza económica que nos da el maíz, que es nuestra vida, sino proporciona tantas cosas que ambicionan los privilegiados de hoy. La tierra es raíz y fuente de nuestra cultura. Ella contiene nuestra memoria, ella acoge a nuestros antepasados y requiere por lo tanto también que nosostros la honremos y le devolvamos con ternura y respeto los bienes que nos brinda. Hay que ciudar y guardar la madre tierra para que nuestros y nuestros nietos sigan percibiendo sus beneficios. Si el mundo no aprende ahora a respetar la naturaleza ¿qué futuro tendrán las nuevas generaciones?

De estos rasgos fundamentales se derivan comportamientos, derechos y obligaciones con el continente americano, tanto para los indígenas como para los no indígenas, sean estos mestizos, negros, blancos o asiáticos. Toda la sociedad tiene la obligación de respetarse mutuamente, de aprender los unos de los otros y de compartir las conquistas materiales y científicas, según su propia conveniencia. Los indígenas jamás han tenido, ni tienen el lugar que les corresponde en los avances y los beneficios de la ciencia y la tecnología, no obstante que han sido base importante de ellos.

Pienso que es necesario que los pueblos indígenas, de los que soy una de sus miembros, aporten
su ciencia y sus conocimientos al desarrollo de los humanos, porque tenemos enormes potenciales para ello, intercalando nuestras herencias milenarias con los avances de la civilización en Europa y otras regiones del mundo.

El Pueblo de Guatemala se moviliza y está consciente de sus fuerzas para construir un futuro digno. Se prepara para sembrar el futuro, para liberarse de sus atavismos, para redecubrirse a sí mismo. Para construir un país con una auténtica identidad nacional. Para comenzar a vivir. Combinando todos los matices ladinos, garífunas e indígenas del mosaico étnico de Guatemala debemos entrelazar cantidad de colores, sin entrar en contradicción, sin que sean grotescos y antagónicos, dándoles brillo y una calidad superior, como saben tejer nuestros artesanos. Un güipil genialmente integrado, una ofrenda a la Humanidad.

Muchas Gracias."

Nota: Fragmento del Discurso de Rigoberta Menchú Tum en la recepción del Premio Nobel de la Paz 1992.

Imagen: Güipil, tejido artesanal multicolor de Guatemala.


Noticia: Con motivo de la visita de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi invita a un "Diálogo Sobre el Rol de la Mujer en la Transmisión de la Memoria". Esta actividad tendrá lugar el sábado 30 de octubre de 2010, a las 11:30 horas, en el Parque por la Paz Villa Grimaldi, Avda. José Arrieta 8401, Peñalolén.




jueves, octubre 21, 2010



Sándwich de Merluza


por Patricio Manns


¿Es posible que el hecho nimio, suscitado al calor de los acontecimientos en la Mina San José y sus arduas tareas de rescate, de cantar “Arriba en la Cordillera”, en la versión del dúo Piñera-Golborne, haya revolucionado de tal manera las cuadernas de este bajel llamado Chile?


Porque el hecho ocurrió: el capitán del bajel, Sebastián Piñera, acompañado en la guitarra por su Le Pera personal, el contramaestre Laurence Golborne, se lanzaron a voz en cuello a robar ganado allende la Cordillera de loa Andes.


Entusiasmadas por la singular situación, las mujeres de los mineros tragados por la tierra y que aún se mantenían ellas en stand by y que, según declaraciones de una de sus portavoces, “estaban que cortaban las huinchas”, aludiendo a su transitorio desamparo sexual, se unieron al consagrado dúo de cantantes-rescatadores porque de hecho se encontraban “arriba en la cordillera”, y al mismo tiempo arriba de la pelota.


No vamos a decir ahora que no fue emotivo, ni menos extemporáneo. La situación daba para todo.


Don Francisco tuvo necesariamente que tener luces del acontecimiento, pero se replegó en su tráiler por miedo a que le estuvieran pasando gato por liebre. Prefirió seguir gustando sofisticados copetes en plena Zona Seca con Ley Seca y todo. Algunos descendientes de arrieros que conocían de memoria la canción, se hacían guiños con los ojos como diciendo: “El original es mejor, es puro filete. Esto no pasa de ser un sándwich de merluza”.


Sin embargo, la peor parte la saqué yo. El teléfono sonaba y sonaba bravamente. Y unos trasnochados rabanitos me contactaron para increparme:


-Mire compañerito: los momios le están robando el tema.


-Bueno- les respondí filosóficamente: _En esta materia ellos están acostumbrados.


-Pero por lo menos ponga una cláusula y que no se vaya a meter el Negro Piñera que ya llegó a demarcar las líneas del campamento.


Cuando en esto me llaman de The Clinic y me piden que comente el encurto.


-Dicen que estás haciendo un giro a la DR –me advirtieron-. O que estás tratando de desplazar al ministro de la Cultura.


Tranquilizo al mundo entero. Ni me he ido a la derecha, ni he desplazado a Cruz Coke de su ministerio. En cuanto a Don Francisco, guarda un silencio de Sábado Gigante, secundado por Vivi, que hace lo propio en su sabadito. Así es que las cosas están tranquilas, no necesito ser rescatado porque están firmes mis pies sobre la tierra y ya hace muchos años que dejé el casco, la pala y el pico, para dedicarme a otros menesteres menos “derrumbantes”.


Fuente: The Clinic

viernes, octubre 15, 2010

Alineación al centro

Luciérnagas de nuestra niñez

¡Feliz Día, Maestro!


Como el orden de los factores SÍ altera el producto, este discurso comienza así: ¡Familia!, Constanza y retoños, amigas y amigos, queridos auditores, añorados lectores, circunstanciales televidentes, jurado del premio, embotelladora del premio (siempre hay que ser bien educado), autoridades varias y vagas; autoridades en la vaguedad. O sea, en la distancia. Amablemente.

Este texto consta de tres partes. A saber: agradecimientos, reflexiones sobre el oficio y, finalmente, piloto para un espacio de radio de trasnoche. Vamos, pues…

1.- Agradecimientos:

Quiero agradecer a mis maestros. A los que, primero, me enseñaron. Quiero agradecer a mis padres. El rigor de la Loli y la fantasía de Pocho. La perseverancia y pasión de ambos. El aprendizaje de ver pasar el río, de plantar algunos árboles. El vivir la vida sin ambición por el dinero, ni ínfulas sociales.

En este oficio de periodista quisiera haber heredado una pizca del talento, la sensibilidad y la rebeldía de mi padre. Sin esas cualidades, el periodismo se convierte en otra cosa: en una simple reproducción de discursos, en un engranaje más de las máquinas de los poderes y los poderosos, en esa cosa amorfa, triste, gelatinosa, y, a veces, ruin y malvada, que son las relaciones públicas o todo tipo de comunicación que está al servicio de unos pocos en detrimento de la mayoría anónima.

Quiero agradecer, andando ya el camino, a algunos profesores. De mi colegio: Lamiral, Varela, Tolosa, Fierro, Boutigieg, Pilon, Biancard. La añoranza de ese espacio de libertad cuando la libertad escaseaba.

Y de la Universidad… allí, en verdad, gracias a pocos. Es más, si hablo largo terminaría a los garabatos y repudiando a muchos de esa Universidad Católica, la UC de aquella época, puta prístina de la dictadura, con sus sapos, sus silencios cómplices, sus injusticias mofletudamente bendecidas, bendecidas por sus monseñores y sus autoridades venenosas que no se arrugaban en tolerar, avalar y alentar la brutalidad para preservar el orden, que era un orden chiquitito, orden sólo de ellos.

Doble mérito entonces para mis profesores de la Universidad a los que agradezco: Juan Domingo Marinello, Cacho Ortiz, Gustavo Martínez y los Óscares: Saavedra y el RIP González, lo que no es maldad, porque todos nos vamos a morir. Así es que RIP nomás.

Y, en el oficio, más gracias. Gracias a algunos que me apuntalaron, mostrándome matices de dignidad: Salvador Schwartzmann, Jaime Moreno Laval, Mario Gómez López, Gabriela Tesmer.

Los otros, los amigos que me enseñaron y que, por sobre todo, quiero: Andrés Braithwaite, el mejor editor de prensa escrita que haya conocido nunca; Pancho Mouat; los laberintos del pensamiento de Ajens; Pablo Azócar y el filo de su pluma; Rafael Otano y su erudición que te obliga a ubicarte donde siempre debe ubicarse un periodista, que es en la ignorancia; y Patricio Bañados, que me ha mostrado el valor de las convicciones y la decencia que debería imperar en este medio. Pero ustedes lo saben: NO impera.

En cuanto al premio mismo, gracias al premio, que permite esta convocatoria. Así veo a gente que quiero. Premio gracioso y gaseoso. Tan gracioso que creí que era pitanza. Premio de fantasía y bebestible, para mí, que me ufano de haberme criado bebiendo agua de un pozo alimentado por una napa subterránea que desciende al río Bío Bío desde la cordillera de Nahuelbuta. Agua pura.

Gracias, entonces, al jurado que me eligió. Gracias sinceras porque, por lo demás, no he postulado a premio alguno, lo que me indica que mi nombre les salió del corazón. O de la razón, lo que no sé si es mejor o peor, todavía.

Y gracias a la empresa que da el premio. Premiar periodistas es labor samaritana. Mejor que el Hogar de Cristo o la Teletón, en la medida en que no se convoque, paradójicamente, a la prensa.

Sugiero a la embotelladora que también se incluya, en galardones paralelos, a zapateros remendones, desmontadores de neumáticos en vulcanizaciones, panaderos, imprenteros, empastadores de libros, ebanistas y expertos en injertos de árboles frutales, para que se consolide la idea de que lo que se premia es el ejercicio de un oficio, el día a día de las letras, y no la ruma de certificados, con sus timbres y estampillas, ni la galería de cargos, ni, menos todavía, la trenza de contactos, pitutos, militancias, genuflexiones (para no usar imágenes obscenas) favores y deudas. Así debiera ser.

En suma, muchas gracias. Gracias por mí, pero también gracias por La Radio. Este premio es, en gran parte, mayoritaria parte -seamos sinceros-, un premio a Radio Bío Bío. Un premio a un proyecto que nació en 1958, en Lota, con radio El Carbón. Un proyecto que mi padre no sólo ideó, parió, construyó, afianzó y encauzó, sino que es un proyecto que sigue siendo fiel –y esperamos no tropezar nunca en ello– a lo que mi padre quiso. Eso es lo que más se merece un premio: la idea de un medio de comunicación al servicio de la gente, sin cálculos, sin ideas de trampolín para lanzarse a otra piscina. Señoras y señoras, muchas gracias.

2.- Reflexiones sobre el oficio:

Lo primero es que trataré de evitar, probablemente, sin éxito, el peligro de todo discurso, que es terminar pontificando. Imagínense: yo de pontífice. Pondría mis condiciones eso sí: fin al celibato y, por supuesto, me negaría a usar esas polleras que usan los pontífices. Báculo sí usaría: más de alguno con que me cruzo merece un garrotazo, y los báculos papales y obispales, a veces pesados con tanto oro, deben ser buenísimos para tal efecto.

Bien, no nos desviemos, aunque el tema provoque curiosidad malsana.

Entonces: evitar pontificar. Porque el periodismo debiera estar lo más lejos posible de los pontífices: los de las religiones, la política, los negocios, la banca, el capital, la revolución, la involución, las dietas, las verdades reveladas, las ideologías, la numerología y tantos etcéteras. O sea, lejos de las certezas. El periodismo sólo se sostiene en su falta de certidumbres, en la duda permanente, en el escepticismo, en la incredulidad.

Vivir poniendo en duda todo puede, es cierto, generar angustia. Pero si no se busca el poder, la certeza mayor que te da el poder y, por consiguiente, la posibilidad del abuso –porque eso es el poder: la posibilidad de abusar–; si no se busca esa certeza, se puede vivir de lo más bien.

¿Cómo vivir en el ejercicio de la duda? Aventuro una respuesta: haciéndolo desde la sensibilidad. Sensibilidad para entender al otro. Hacer el ejercicio de despojarse de lo propio –las ideas, los odios, las fijaciones– para intentar reconocer, conocer, entender lo ajeno.

Hay, al menos, dos periodismos. Voy a dejar fuera a esa manga de serviles que, por opción (libero de culpa a los que no tuvieron alternativa), fueron útiles plumíferos de la dictadura. Siempre he sostenido que en dictadura, hacer periodismo es hacer oposición. Si yo pretendiera hacer periodismo en China, hoy, sería agente opositor (y qué bueno que el Premio Nobel de la Paz se haya otorgado a un disidente chino).

Bueno, dejando de lado esto, repito que hay, al menos, dos periodismos: Uno, el que le habla a la gente, porque piensa en la gente y siente que está al servicio de ella. Otro, el periodismo que le habla a los poderes, porque vive en ese rincón restringido y cálido –pero nunca gratis– que los poderes guardan a ese periodismo. Es un rincón un poco humillante, como esas casuchas para los perros guardianes, que te guarece de la lluvia pero que incuba pulgas y garrapatas, pero allí nunca falta el tacho con comida. Sabe mal, pero alimenta. Y, en general, engorda.

Lo que entiendo por periodismo es lo primero: el periodismo es un ejercicio de antipoder. Repartir, difundir, democratizar la información que, si es tenida en reserva por unos pocos, constituye poder. ¿No les suena acaso la figura de “uso de información privilegiada”?

Mi convicción, entonces: lejos de los poderes, que el poder corrompe. Y a más poder o más dinero, más corrupción.

De lo mucho que le debo a mis lecturas –en rigor no he hecho más que repetir cosas que he considerado inteligentes y por otros dichas–, le debo a Albert Camus la mejor definición de patriotismo. Si la bandada de sujetos vociferantes que se dicen patriotas se aproximara a esa definición, algo de eso que se sueña como humanismo sería factible. Escribió Camus, a propósito de la resistencia francesa a la ocupación nazi:

“Fue asombroso que muchos hombres que entraron en la resistencia no fueran patriotas de profesión. Pero el patriotismo, en primer lugar, no es una profesión. Es una manera de amar a la patria que consiste en no quererla injusta y en decírselo”.

Uno podría cambiar el término patria por humanidad y patriotismo por humanismo. Y uno podría considerar que ese ejercicio de humanismo es el buen periodismo.

Para no subirse por el chorro, una advertencia: muchos periodistas estaban o están convencidos que el periodismo es la palanca o instrumento para generar un cambio social. Nica. O sea, no. Quienes piensan así exhiben, quizás sin darse cuenta, una arrogancia y un mesianismo temible. Allí no hay duda, ni cuestionamiento. Los cambios los hacen los pueblos, no el periodismo. Tratemos –termino igual como empecé–, tratemos de no pontificar.

3.- Piloto para un espacio radial en el trasnoche. ¡Invito a que me acompañe (en saxo) Nano González!

¿Por qué te premian? ¿Porque ya eres suficientemente viejo? ¿Por qué ya lo que dices son puras boludeces y tus dichos perdieron filo, agudeza, desparpajo, y te repites como un viejo gagá que no dice nada nuevo ni nada que escandalice? ¿Por eso te premian, porque la lengua te la comieron los ratones? O, mejor dicho, ¿porque tu lengua se pudrió, de desprendió, añeja, agria, inútil?

Sobrevuelas un pedazo de tierra, hermoso por lo demás (bueno, hermoso en lo que va quedando de hermoso, porque lo otro ya lo arrasaron) y te dicen: mira, esa es tu Patria. ¿Qué es eso? ¿Una Patria, La Patria, tu Patria? ¿Para despedazarla y repartirla? ¿Para prohibirla, censurarla, amordazarla? Será mejor, entonces, no tener Patria, y ahorrarnos uniformes, paradas militares, desfiles, aniversarios, profesionales ociosos de la guerra. No, no, no; mejor así: que los militares sigan siendo ociosos y que no ejerzan su trabajo. Digo: no a la guerra. Y agrego: mar para Bolivia, y con soberanía.

En cada uno de nosotros habita ese lobo que ve a los otros como ovejas, y quiere devorárselas. Pero no nos engañemos, los lobos son los lobos de siempre. Se les reconoce por el hedor que van dejando sus meados. No trates de domesticar al lobo. Sácale lustre, aliméntalo con carne cruda y no lo retengas cuando llegue la hora de las dentelladas. ¿Se acuerdan de ese coro, auténtico, maravilloso, porque ponía en duda el orden que es, como todo orden, en el fondo, una prisión? El coro decía: ¡va a quedar la cagada, va a quedar la cagada, va a quedar la cagada…!

Nosotros, asesinos. Esa cualidad última es la que se promueve. No veas al otro como un socio, olvídate del concepto de prójimo (salvo cuando vayas a ese teatro vacío que se llama iglesia). Gánate un espacio, desplazando a otro. Es una lógica asesina. Bienvenidos al carrusel de los depredadores. Nuestro futuro está escrito: feliz regreso al canibalismo.

¿Dónde están los que no están? Bueno, yo lo sé, porque así lo siento: en ningún lado, por algo no están. Chau, listo, se acabó… Pero están. En nuestros recuerdos, en la memoria. Me gustaría que estuviera aquí Galo Gómez. Galo Gómez hijo. Romántico y pendenciero, pero tan buen tipo que sus peleas eran pura bondad. Galito, ¿te mataste o te mataron? No, parece que fue la borrachera y el exceso de velocidad. Te mataste, entonces. Te echo de menos.

Luciérnagas en la noche. Bajo los boldos, vuelan encantadas las luciérnagas de mi niñez y juventud. No las vi por años, casi décadas, hasta que una noche reaparecieron. Allí, en la orilla del Bío Bío. ¡Luciérnagas en la noche de nuevo! Como un mensaje que dijera: no todo está perdido, no todo es derrumbe. La sobrevivencia de las luciérnagas como metáfora de la supervivencia de lo hermoso, de los sueños, de que sigan existiendo luciérnagas para los futuros niños.

Y sí… Quisiera volver a ser un niño. Vivir, aunque sin saber, que todas las posibilidades del mundo están abiertas y disponibles para mí. Eso es la niñez: la infinitud de rumbos, la ausencia, por el momento, de condicionamientos, directrices, guías. El primer día de colegio es el primer navajazo a esa infinitud. Quisiera volver a ser un niño, antes del colegio. Niño, niño. Puro horizonte, posibilidades infinitas. Quisiera ser niño. ¡Y sin premio!

Muchas gracias.


Nota: Discurso de Nibaldo Mosciatti al recibir el Premio Embotelladora Andina 2010.

Fuente: CIPERChile


jueves, octubre 14, 2010



Treinta y tres cruces que no fueron


por Hernán Rivera Letelier


Cinco de agosto de 2010. Mina San José. Desierto de Atacama. Treinta y tres mineros atrapados a 700 metros bajo tierra.

Primero fueron las carpas solitarias de los familiares. Llegaron a la mina con banderas, con santitos, con velas de duelo, con fotografías de los padres, de los esposos, de los hermanos, de los hijos enterrados allá abajo. Mientras comenzaba el rescate allí se quedaron, día y noche, rezando, llorando, blasfemando, exigiendo justicia, soportando el viento y el tierral inclemente, el calor durante el día y el frío atigrado de la noche. Y cuando todo hacía suponer que el drama terminaría como siempre, que allí, sobre la mina convertida en fosa común, iban a aflorar 33 cruces de animitas, iguales a las cientos que se alzan a lo largo del desierto chileno, sube desde las profundidades el mensaje que estremece a todos: los hombres están vivos.

Fue el comienzo de un espectáculo de espejismo. Como en un desfile de feria comenzó a llegar una muchedumbre que alborotó la tranquilidad del desierto: payasos de semáforos, predicadores evangélicos, actrices de telenovelas, millonarios excéntricos repartiendo millones como embelecos, modelos, humoristas, políticos, presentadores de televisión y miles de periodistas de los más lejanos países del mundo. Y de la noche a la mañana, en medio de un gran desorden y confusión de lenguas, apareció un pueblo de Babel que en su momento de apogeo tuvo una población de más de 3.000 personas.

La historia del desierto de Atacama está coronada de tragedias (como una larga muralla coronada de vidrios rotos). Huelgas interminables, marchas de hambre, accidentes fatales, mineros ametrallados y cañoneados a mansalva en masacres inconcebibles. Todo esto a causa de una larga data de injusticias laborales, sociales y morales en contra del minero, injusticias que, pese a los años y a ríos de promesas políticas, se han conservado inalterables, como agrias momias atacameñas. Se dice Desierto de Atacama y se entiende drama, explotación y muerte. Por eso ya era hora de que se viviera una epopeya con final feliz. Ya era hora de que la tierra, regada tanto tiempo por la sangre, el sudor y las lágrimas de los mineros, devolviera verdores desde su vientre, devolviera frutos de vida. Aquí sangre, sudor y lágrimas no es una frase vulgar. Yo, que viví 45 años en este desierto, que trabajé en las minas a rajo abierto -solo dos veces y por muy corto tiempo lo hice en minas subterráneas-, lo puedo decir fehacientemente: el desierto de Atacama está regado de sangre, sudor y lágrimas.

El rescate de los 33 mineros de Copiapó, además de un triunfo de la tecnología, se alza desde este desierto como una lección de vida para la humanidad entera. Una prueba de que cuando los hombres se unen a favor de la vida, cuando ofrecen conocimiento y esfuerzo al servicio de la vida, la vida responde con más vida. Aquí no se trabajó buscando oro o petróleo o diamantes. Lo que se buscaba era vida. Y brotó vida, 33 chorros inmensos. Y a los estallidos de aplausos y abrazos y risas mojadas de lágrimas de la muchedumbre en la mina, y del júbilo de campanas y sirenas de las ciudades del país, se sumó la alegría emocionada del mundo entero. Éramos todos seres humanos conmovidos hasta los tuétanos.

Porque a medida que cada uno de los mineros iba subiendo, saliendo, renaciendo desde las entrañas de la tierra, cada uno de nosotros lo sentía como emergiendo desde el fondo de su propio pecho. Fue la celebración total de la vida.

Ya lo he dicho: el desierto está poblado de cruces, testimonios mudos de muerte y desolación. Hagamos por lo tanto de este lugar un homenaje a la vida. No construyamos otro monolito, que son superfluos; no levantemos un monumento, que hay demasiados; no erijamos un santuario, que ya hay los suficientes. Echemos a volar la imaginación y creemos algo nuevo, algo que manifieste a toda la raza humana.

Yo propongo un Elogio de la vida.

Un mensaje para los 33: que les sea leve el alud de luces, cámaras y flashes que se les viene encima. Es cierto que sobrevivieron a esa larga temporada en el infierno, pero al fin y al cabo era un infierno conocido para ellos. Lo que se les viene ahora, compañeros, es un infierno completamente inexplorado por ustedes: el infierno del espectáculo, el alienante infierno de los sets de televisión. Una sola cosa les digo, paisitas, aférrense a su familia, no la suelten, no la pierdan de vista, no la malogren, aférrense como se aferraron a la cápsula que los sacó del hoyo.

Es la única manera de sobrevivir a ese aluvión mediático que se les viene encima. Se los dice un minero que algo sabe de esta vaina.

Para terminar, una oración por ustedes, una oración del poeta iquiqueño Jaime Ceballos, síntesis exacta de lo que acabo de decir:

Oración 33

Señor, tú que sabes

De milagros y esperanzas

No los abandones.

En esta hora del secuestro

Rescátalos de sus rescatadores

No los abandones.

Baja tú antes que los medios

Infórmales antes que sea tarde

No los abandones.

Sácalos de los sets de televisión

Apártalos de las luces que enceguecen

No los abandones.

Tú sabes que entre cámaras y flashes

Ya destruyeron la Tragedia.

Pero a ellos, no los abandones.


Hernán Rivera Letelier, escritor chileno, fue premio Alfaguara de Novela 2010 con El arte de la resurrección.

Imagen: Alberto Montt, Dosis Diarias

Fuente: El País