domingo, noviembre 30, 2008




TELETÓN V/S DERECHOS HUMANOS


Por Alejandro Hernández


La Salud y la Rehabilitación de los niños, en especial de quienes tienen algún tipo o grado de discapacidad, es un Derecho Humano el cual ha sido consagrado a nivel internacional y por tanto constituye un deber del Estado.


Así lo avala la Convención Internacional por los Derechos Humanos de las personas con Discapacidad, el Primer Tratado de Derechos Humanos del siglo XXI, firmado por Chile en marzo de 2007 en la ONU de Nueva York y aprobado por el Senado de la República de Chile en julio del presente año.


En diciembre de 2006, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, el primer tratado de derechos humanos del siglo XXI. En su preámbulo, la Convención reitera su convicción de que la familia es la unidad colectiva natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a recibir protección de ésta y del Estado.


Declara además que las personas con discapacidad y sus familiares, deben recibir la protección y la asistencia necesarias para que las familias puedan contribuir a que las personas con discapacidad gocen de sus derechos plenamente y en igualdad de condiciones.


Las cifras y la realidad coinciden en que la situación social de discriminación y pobreza que afecta a más de 2 millones y medio de personas con discapacidad en Chile, afecta gravemente también a los niños.


Por esto resulta inaceptable que en pleno año 2008 aun se endose esta responsabilidad de la salud de los niños al mundo de la farándula o al sector privado, una responsabilidad que le compete al Estado, a los ministerios y más específicamente al Ministerio de Salud.


El negocio de las empresas tras la ineficacia del Estado.


El éxito continuo de la Teletón tiene su origen en una falla profunda del Estado en un tema en que merece tener un protagonismo central: Un trato digno y efectivo para los discapacitados, que les permita mejorar sus estándares de vida e incorporarse a todas las instancias de nuestra sociedad. Esto en países como Italia, Francia, Alemania, Brasil y Cuba es reconocido como un derecho y no como un favor.


¿Cómo opera la campaña?. ¿Qué ganan las empresas que realizan sus donativos en pantalla?. Publicidad no pagada, descuento de impuestos por donaciones, diferenciación de marca frente a sus competidores, exposición de su producto estrella en paletas que cuelgan en la vía pública.


Cientos de spot de televisión exhibidos en canales nacionales e internacionales (por señal de cable) durante dos meses antes de las llamadas "27 horas de amor" que dura el evento y en las que participan los principales "rostros" televisivos, de los cuatro principales canales de señal abierta. Por cierto varios medios especulan con las ganancias abultadas que recibirían animadores y conductores.


Las empresas a su vez, ganan difusión en todas las radioemisoras y principales medios de prensa y revistas de circulación nacional a cambio de algunos pesos de donativo. La campaña representa "un evento" que deja abultadas ganancias, una excelente oportunidad de negocio para las empresas, quienes luchan duramente por lograr que su marca participe de esta maratón del marketing. Los que menos ganan: Los niños discapacitados que aparecen como ciudadanos de segunda clase.


sábado, noviembre 29, 2008




ROCK CHILENO



"Prueba de sonido"(David Ponce)



Por Macarena Gallo



"Prueba de sonido" indaga en los inicios del rock nacional, desde los primeros acordes rocanroleros, en 1956, hasta la irrupción de Los Prisioneros, en 1984. El libro del periodista David Ponce es reflejo de un género que no ha sabido posicionarse a lo largo de su historia en el país, siempre relegado a un segundo plano: por la Nueva Ola en los 60, por la Nueva Canción Chilena en los 70 y en los 80 por el pop. Repasamos junto a Ponce esa historia casi oculta, y dimos con datos desoladores -como que sólo el 5% del rock chileno del período está editado-,y con anécdotas sabrosas -como la de Pinochet escuchando a rockeros chilenos en un regimiento de conscriptos aburridos.


¿Cómo y por qué surge la idea de escribir un libro sobre las primeras historias del rock en Chile?

-Antes de hacerlo, me devoré muchos libros -una pequeña biblioteca del rock chileno-, en particular el de Favio Salas, "Un grito en el amor", libro que viene con un apéndice de entrevistas a músicos chilenos. ¡Una weá que nunca vi en los diarios! Esos libros fueron una especie de motivación para averiguar más. También fue por una necesidad personal.

¿Cuál?

-Tenía ganas de reportear sobre esta música chilena que a nivel masivo no se conoce tanto. No es mucho lo que la gente sabe del rock en Chile antes de Los Prisioneros, salvo por Los Jaivas, Congreso, Los Ramblers, Los Blops, grupos súper famosos.


¿Con qué revelaciones te encontraste?

-Hartas. Por ejemplo, los músicos chilenos en el exterior. Les dediqué un capítulo entero, para contar por qué se habían ido del país.

¿Y?

-No se fueron sólo por razones políticas, en condición de exiliados. El grupo Santiago hizo carrera en el extranjero. Hay varios casos importantes.


VALPARAÍSO, LA CUNA


¿Qué es lo que caracteriza a las primeras bandas de rock, a mediados de los cincuenta y la década de los sesenta?

-La precariedad y las influencias. Para mí, la imitación que los caracteriza no es una falta de identidad. Para nada. Siempre lo hecho va a ser algo propio, aunque sea copiado. Es súper interesante el caso de Lucho Córdova, el baterista de Huambaly, una orquesta de cumbia, mambo y cha-cha-chá que grabó un rock and roll muy raro. Lo mismo Los Ramblers, una orquesta que venía del jazz y termina grabando rock and roll. En general, la Nueva Ola se apropió de las canciones que venían de afuera y las grabó en castellano. En ese tiempo, Cucho Fernández, un discjockey de la época, hablaba de que el rock chileno no parecía tal, sino cueca.

¿En serio?

-Por más que hubiera imitación, había una cuestión chilena en esa música. Lo que define esta época, y las que vienen, es que el rock siempre ha estado en contra de algo. Pasó mucho tiempo antes que se pudiera escuchar rock en las radios porque era bastante censurado, les daba miedo a los tipos de los sellos sacar estos discos.




¿Dónde surgen los primeros indicios del rock en Chile?

-En Valparaíso. Ahí desembarca el rock, con los marinos y sus discos, sus instrumentos musicales e influencias. Estaban un poco más adelantados que el resto, incluso que Santiago. Los Mac's eran de allá, y en el año 62 ya estaban haciendo rock. Si vas más atrás, a mediados de los 50, te encuentras con William Reb y Harry Shaw, los primeros rocanroleros de Chile, y son de Valparaíso. Sin embargo, algunos siguen creyendo que los precursores del rock en Chile son Los Prisioneros. Pero ellos son más nuevos. En el fondo, este libro era para averiguar qué había antes de Los Prisioneros.

¿Qué pasa con el rock chileno en los años de la UP?

-Antes del 73, da la impresión que el rock estaba en todos lados, en el aire, en el Forestal, en la parroquia, aunque los rockeros eran criticados por la UP, que no los veía con buenos ojos.

¿Por qué?

-Se criticaba al rock su falta de compromiso político, por cantar en inglés y usar guitarra eléctrica, elementos considerados "imperialistas". Una paradoja, porque el rock nunca ha tenido un compromiso ni con la derecha ni con la izquierda. Cada grupo tenía sus propios postulados y los defendían a ultranza, como Los Jaivas y los Blops, que defendían la vida en comunidad. En todo caso, en el sello Dicap hubo espacio para que se colara este tipo de música no militante. Había grupos, como Congo Xingú o Tiempo Nuevo, cuya forma de tocar no tenía nada que ver con la Nueva Canción Chilena.


Fuente: The Clinic

viernes, noviembre 28, 2008



CLAUDE LÉVI-STRAUSS

"El mundo actual ya no es el mío"

Por Veronique Mortaigne

Referente para varias generaciones de intelectuales, ya próximo a cumplir un siglo, Claude Lévi-Strauss repasa aquí los años que pasó en Brasil, cuando realizó los estudios etnográficos que marcaron el rumbo de la antropología estructural. En la charla aparecen el impacto colosal de la "selva virgen" y de la formación urbana, así como los cambios que sufrió nuestra relación con los pueblos "primitivos", con sus ritos y su cultura.




—¿Es posible quedar marcado físicamente y para siempre por un país?

-Sin duda. Cuando yo fui a Brasil, en 1935, para enseñar sociología en la Universidad de San Pablo, mi primer impacto fue la naturaleza, tal como todavía era posible contemplarla sobre las pendientes de la Serra do Mar, entre San Pablo y el puerto de Santos. Allí existía un desnivel de 800 metros tan abrupto que la civilización había desdeñado el lugar en beneficio de la selva virgen. Al desembarcar en Santos se tenía un contacto breve pero inmediato con lo que el Brasil del interior, a miles de kilómetros de allí, todavía podía reservar. En el interior me encontré de nuevo con una naturaleza absolutamente distinta de la que había conocido... Pero hay otra dimensión a la que no siempre se le presta atención y que para mí fue fundamental: el fenómeno urbano. En 1935 decían que se construía una casa por hora en San Pablo. Había una compañía británica que abría los territorios al oeste del Estado y construía una línea de ferrocarril y urbanizaba una ciudad cada quince kilómetros. En esa época, uno de los grandes privilegios de Brasil era poder asistir, de manera casi experimental, a la formación de ese fantástico fenómeno humano que es una ciudad.

—¿Toda ciudad?

—En nuestro país, la ciudad es a veces sin duda el resultado de una decisión del Estado, pero sobre todo de millones de pequeñas iniciativas individuales tomadas a lo largo de los siglos. En el Brasil de los años 30 se podía observar cómo se producía todo el proceso en unos años. Como yo ejercía la etnografía, los indios fueron para mí esenciales, pero esa experiencia urbana ocupó un lugar muy importante, y los dos Brasil coexistían. Novelistas como Euclides da Cunha —autor del clásico Os SertÉes— describieron magníficamente a ese Brasil. También conocí muy bien a Mario de Andrade: musicólogo, poeta, fundador de la Sociedad de etnografía y folklore de Brasil. Fuimos muy amigos.

—De Andrade había imaginado con mucho humor, en su novela "Macunaima", a un indio de Amazonas mentiroso y haragán, convertido por su matrimonio en emperador de la selva virgen, que terminaba recalando en San Pablo para recuperar un amuleto antes de ser transformado en constelación: la Osa Mayor. Ese espíritu indígena, ese vínculo entre ciudad, selva y mito, ¿perdura? ¿Siguió su rastro?

—Sigo la evolución de los indígenas que había estudiado a través del pensamiento, y gracias a mis colegas mucho más jóvenes, sobre todo de la universidad de Cuiaba, en el Mato Grosso, que trabajan con los Nambikwaras. Me escriben, me envían sus trabajos. Esos pueblos han soportado pruebas terribles: han sido casi exterminados. Pero lo que se produce actualmente es de sumo interés. Estos pueblos se han puesto en contacto unos con otros. Saben ahora lo que durante mucho tiempo ignoraron: ya no están solos en el universo. En Nueva Zelanda, Australia o Melanesia existe gente que, en épocas diferentes, pasó por las mismas pruebas. Toman consciencia entonces de su posición común en el mundo. Naturalmente, la etnografía ya no será nunca lo que yo pude practicar en mi época, cuando la cuestión era encontrar testimonios de las creencias, de formaciones sociales, de instituciones nacidas en total aislamiento respecto de las nuestras y que constituían por lo tanto aportes irreemplazables al patrimonio de la humanidad. Ahora, estamos, por así decirlo, en un régimen de "compenetración mutua". Vamos hacia una civilización a escala mundial. En la que probablemente aparecerán diferencias —al menos, eso esperemos— pero que ya no serán de igual naturaleza.

—La rapidez de desplazamiento, la velocidad de propagación de las culturas, la comunicación, son factores determinantes...

—Antes mis colegas y yo nos tomábamos barcos mixtos que después de muchas escalas tardaban diecinueve días en llegar a América del Sur, deteniéndose en las costas españolas, argelinas, africanas. De Africa, dicho sea de paso, solamente conozco las escalas que hice en los viajes a Brasil ida y vuelta.

—¿Qué significa hoy Brasil para usted?

—Representa la experiencia más importante de mi vida por el alejamiento, por el contraste, pero también porque determinó mi carrera. Tengo una deuda muy profunda con ese país. Abandoné Brasil a comienzos del año 39 y recién volví brevemente en 1985, cuando acompañé al presidente Mitterrand para una visita de Estado de cinco días. Aunque fue muy corto, ese viaje me produjo una verdadera revolución mental: Brasil se había convertido en un país totalmente distinto. En los 30, San Pablo tenía apenas un millón de habitantes y en 1985, más de diez millones. Los vestigios de la época colonial habían desaparecido. San Pablo se había transformado en una ciudad bastante horrorosa, erizada de rascacielos, a tal punto que cuando quise volver a ver, no la casa donde había vivido —seguramente ya no existía— sino la calle donde había vivido, pasé la mañana bloqueado en embotellamientos sin poder llegar. La urbanización hizo desaparecer su naturaleza; el río Tietè, que fue fundamental en la conquista del interior de Brasil, está moribundo...

—Ese relajamiento de los vínculos entre el hombre y la naturaleza ¿no es característico de nuestra época?

- —Ya en mi tiempo, la naturaleza de San Pablo había cambiado mucho. El vínculo entre el hombre y la naturaleza quizá se haya roto y, al mismo tiempo, se puede comprender que Brasil, desarrollado tan notablemente, tenga respecto de la naturaleza la misma política que Europa en la Edad Media: destruirla para instalar una agricultura.

—¿Volvió a ver a sus amigos, los indios Caduveos, Bororos o Nambikwaras, que usted había estudiado?

—En 1985, Brasilia era una de las etapas del viaje presidencial. El diario O Estado de Sao Paulo me propuso llevarme a ver a los Bororos, un viaje que me había costado mucho en 1935, pero que, en avión, se podía hacer en unas horas. Subimos una mañana a una avioneta que transportaba solamente tres pasajeros: mi mujer, una colega brasileña y yo. El avión voló sobre los territorios Bororos, pudimos incluso divisar algunas aldeas todavía con su estructura circular, pero cada una tenía ahora una pista de aterrizaje. Y después de sobrevolarlas, el piloto nos dijo: Podría aterrizar, pero las pistas son tan cortas que tal vez no pueda volver a despegar. Renunciamos y regresamos a Brasilia atravesando una tormenta espantosa. Creo que nuestra vida nunca se había visto tan expuesta, ni siquiera en la época de mis expediciones. Llegamos apenas a tiempo para que mi mujer se pusiera un vestido de fiesta y yo un smoking para asistir a la cena de gala ofrecida por el presidente de Brasil a Mitterrand. Todo eso mostraba hasta qué punto había cambiado el país. No volví a ver a los Bororos en carne y hueso, pero sobrevolé el Bermejo, un afluente del Paraguay que me había llevado varios días remontar en piragua, y que ahora está bordeado por una ruta asfaltada.

—La fotografía, a la que se ha dedicado con entusiasmo, ¿puede fijar esos mundos perdidos?

—Nunca le di mucha importancia a la fotografía. Tomaba fotos porque era necesario, pero siempre con la sensación de que representaba una pérdida de tiempo, una pérdida de atención. Sin embargo, me gustaba mucho y me dediqué a la fotografía en mi adolescencia. Mi padre era pintor y trabajaba mucho con la fotografía. Pero la fotografía era un oficio aparte, por así decirlo. Lo que yo hice es un trabajo de fotógrafo en el grado cero. Publiqué un libro de fotos —Saudades do Brasil, que podría traducirse Nostalgia de Brasil, en 1994— porque a mi alrededor insistieron mucho. El editor eligió un poco menos de 200 clisés entre montones de otros. Durante mi primera expedición a los Bororos había llevado una pequeña cámara portátil y cada tanto oprimía el botón y tomaba algunas imágenes, pero en seguida me hastié porque cuando uno tiene el ojo detrás de un objetivo de cámara no se ve lo que pasa y se comprende menos todavía. Quedaron algunas migajas que en total hacen más o menos una hora de fragmentos de películas. Las encontraron en Brasil, donde yo las había abandonado y las mostraron una vez en el Centro Pompidou. Además, voy a hacerle una confesión: las películas etnológicas me aburren enormemente.

—¿Qué pasa con el Museo del Hombre, inaugurado en 1938?

—El Museo del Hombre se encamina hacia un nuevo destino. Fue concebido siguiendo una fórmula muy ambiciosa pero que, en mi opinión, ya no responde a las realidades del momento. Su objeto era unir la prehistoria, la antropología física, la etnografía, que tomaron en cada caso caminos divergentes. En el caso de la etnografía, el Museo del Hombre pretendía mostrar cómo vivían aún en 1920 y 1930 los pueblos lejanos que los etnólogos iban a estudiar. Eso ya no responde al presente. Si quisiéramos mostrar cómo vive hoy una población melanesia, desconocida en 1930, habría que poner en la vitrina bolsas de café y autos Toyota junto a algunos utensilios tradicionales. Y sería una imagen mentirosa. La idea general del futuro museo del Quai Branly es recoger todo lo que estas civilizaciones han producido de grande y bello, teniendo en cuenta que son testimonios del pasado. Eso responde bien a la relación que esas civilizaciones pueden y deben mantener con su pasado, y a la que podemos mantener hoy con ellas.

—¿Es posible que un objeto sacado de su contexto ritual, comunitario, conserve su sentido?

—Una máscara que tiene una función ritual es también una obra de arte. El enfoque estético no me inquieta en absoluto. El Museo del Louvre es ante todo un museo de bellas artes. Tiene, por lo tanto, un espíritu, una función estetizantes. Nunca impidió que la historia o la sociología del arte se desarrollaran, ni que los conservadores de ese museo fueran muy buenos estudiosos. El hecho de suscitar el interés o la emoción del público a través de objetos bellos no me preocupa para nada. La estética es una de las vías que le permitirá descubrir las civilizaciones que los produjeron. Y así algunos se convertirán en historiadores, observadores, estudiosos que se dedicarán a esas civilizaciones.

—Usted coleccionó objetos y llegó a comparar los mitos, tema de sus investigaciones, con "objetos muy bellos que no nos cansamos de contemplar". ¿Todavía le encantan?

—Siempre he amado los objetos, desde la infancia, el baratillo. En un tiempo, los objetos que llamábamos primitivos eran accesibles a los bolsillos modestos. Con André Breton, por ejemplo, cuando estábamos en Estados Unidos, sabíamos que esos objetos eran tan bellos como los de otras civilizaciones; y que podíamos comprarlos por casi nada. Todos los objetos ahora tienen un precio tan alto que lo único que se puede hacer es mirarlos de lejos sin pensar en tenerlos. Si las condiciones se hubieran mantenido, seguramente seguiría coleccionando. En 1950, tuve problemas personales y a toda costa tenía que comprar un departamento. Tuve que separarme de mi colección. Hoy veo pasar objetos que me pertenecieron. El Quai Branly compró el extremo superior de un tocado de indio de la costa noroeste de Canadá que se encontraba, no sé cómo, en una colección en la provincia. En el Louvre hay una máscara de transformación kwaktiul. También se podrán ver objetos que reuní para el Museo del Hombre durante mis expediciones; sufrieron mucho durante la guerra y luego por las malas condiciones de calefacción. Los tocados de plumas se arruinaron mucho. Las plumas estaban pegadas con resina o cera y en la época que yo traía mis colecciones, pensaban que debía inundar mis cajas con un desinfectante cuyos vapores disuelven esas resinas.

—Usted es melómano. Su libro "Mitológicas" arranca con una obertura y cierra con una finale. En "Lo crudo y lo cocido", el primero de los cuatro volúmenes de "Mitológicas", comienza recitando un canto Bororo: la melodía del buscador de pájaros. ¿Analizó su música?

—No, para nada, no soy etnomusicólogo; no estudié sus cantos. En algunos casos me impresionaron, en otros me emocionaron. Por otra parte, una de mis primeras emociones fue la de las ceremonias que se desarrollaban cuando conocí a los Bororos. Acompañaban sus cantos con sonajeros que manipulaban con tanto virtuosismo como un director de orquesta su batuta. Hace unos meses recibí la visita de dos indios Bororos que acompañaban a dos investigadores de la universidad de Campo Grande del Mato Grosso, donde ellos mismos enseñan. Quisieron, en mi oficina del Collège de France, por su propia iniciativa, cantar y bailar para mí. Esa es una de las paradojas en las que vivimos: esos colegas Bororos conservaban toda la frescura y autenticidad de una música que yo había escuchado sesenta años antes. Fue muy emocionante. La música es el misterio más grande que enfrentamos. La música popular brasileña de mi tiempo era, además, sumamente sabrosa.

—¿Qué diría del futuro?

—No me pregunte nada de eso. Estamos en un mundo al que ya no pertenezco. El que conocí y amé tenía 1.500 millones de habitantes. El mundo actual tiene 6 mil millones de humanos. Ya no es el mío. Y el de mañana, poblado por 9 mil millones de hombres y mujeres —aunque se trate de un pico de población, como nos dicen para consolarnos— me impide cualquier predicción...



(c) Le Monde y Clarín.

Traducción de Cristina Sardoy.

Fuente: Clarín

jueves, noviembre 27, 2008



Acción de Gracias

Thanksgiving Day





Las tribus Algonquinas llevaban a cabo seis celebraciones de acción de gracias durante el año. El principio del año Algonquino era marcado por la Danza del Arce dándole gracias al Creador por el árbol de arce y su sirop. Esta ceremonia se celebraba cuando el clima era lo suficiente caliente para que la savia fluyera de los árboles de arce, a veces tan temprano como febrero. Luego como segunda celebración era la siembra, donde las semillas se bendecían. El festival de la fresa le seguía, celebrando las primeras frutas de la estación. El verano traía la celebración del maíz verde para dar gracias a la maduración de del maíz. Al final de otoño, se celebraba cosecha dando gracias por el alimento que habían producido. En pleno invierno era la última ceremonia del año viejo. ¡Cuando los indios se sentaron con los Peregrinos para la primera celebración de "Acción de Gracias", era realmente la quinta acción de gracias del año para ellos!


El Capitán Miles Standish, el líder de los Peregrinos, invitó a Squanto, Samoset, Massasoit (líder de los Wampanoags) y sus familias inmediatas para compartir con ellos en su celebración, pero ellos no tenía idea de cuan numerosas las familias indias podrían ser. Al comenzar el banquete de Acción de Gracias, los Peregrinos se abrumaron al ver el séquito tan grande de noventa parientes que Squanto y Samoset trajeron con ellos. Los Peregrinos no estaban preparados para alimentar una cantidad de gente tan grande por tres días. Al percatarse de esto, Massasoit dio órdenes a sus hombres a la hora de su llegada regresar a sus casas para conseguir más alimento. Así los indios proveyeron la mayor parte del alimento: Cinco ciervos, muchos pavos salvajes, pescados, habas, calabaza, sopa de maíz, pan de maíz y fresas. El Capitán Standish se sentó al final de una mesa larga y el Jefe Massasoit se sentó al otro extremo. Por primera vez la gente de Wampanoag se sentaban en una mesa para comer en vez de alfombras o pieles en la tierra. Las mujeres indias se sentaron con sus hombres para comer. Las mujeres Peregrinas, sin embargo, se mantuvieron de pie detrás de la mesa y esperaron en silencio para comer hasta que sus hombres habían comido, ya que esa era su costumbre.


Por tres días los Wampanoags festejaron con los Peregrinos. Era un momento especial de amistad entre dos grupos de gente muy distintos. Un acuerdo de paz y amistad fue hecho entre Massasoit y Miles Standish donde se les cedía a los Peregrinos el claro en el bosque en donde una vez la vieja aldea de Patuxet existió para construir su nueva ciudad de Plymouth.


Sería bueno decir que esta amistad duró mucho tiempo; pero, desafortunadamente, esta no perduró. Más ingleses vinieron a América, y ellos no necesitaban de la ayuda de los indios como los Peregrinos originales. Muchos de los recién llegados se olvidaron de la ayuda que los indios les habían ofrecido. La desconfianza comenzó a crecer y la amistad se debilitó. Los Peregrinos comenzaron a decirles a sus vecinos indios que su religión india y costumbres indias eran incorrectas. Los Peregrinos exhibieron una intolerancia hacia la religión india similar a la intolerancia exhibida hacia las religiones menos populares en Europa. La relación deterioró y dentro de pocos años los hijos de la gente que compartieron juntos la primera celebración de "Acción de Gracias" se mataban entre sí, lo qué se llegó a conocer como la "Guerra del Rey Felipe."


Es triste pensar que esto sucedió, pero es importante entender toda la historia y no apenas parte feliz. Hoy cada año el pueblo de Plymouth Rock tiene una ceremonia de Acción de Gracias en recordación de la primera Acción de Gracias. Hay todavía hay gente de la tribu Wampanoag que vive en Massachussets. En 1970, pidieron que uno de ellos hablara en la ceremonia para marcar el 350 aniversario de la llegada de los Peregrinos. Aquí parte de lo que dijo: "Hoy es una época de celebración para ustedes -- una época de recordar los primeros días de la llegada del hombre blanco a América. Pero no es una época de la celebración para mí. Con un corazón pesado miro al pasado y recuerdo lo qué le sucedió a mi gente. Cuando llegaron los Peregrinos, nosotros, los Wampanoags, le dimos la bienvenida con los brazos abiertos, no sabiendo que era el principio del fin. Que antes de que pasaran 50 años, los Wampanoag no serian más una tribu. Que nosotros y otros indios que vivían cerca de los colonos nos matarían con sus armas o con las enfermedades que cogimos de ellos. Recordemos siempre, el indio es y era tan humano como la gente blanca. Aunque nuestra manera de vida casi ha desaparecido, nosotros, los Wampanoags, todavía caminamos las tierras de Massachussets. Lo qué ha sucedido no se puede cambiar. Pero trabajamos hoy hacia una América mejor, una América más india donde la gente y la naturaleza son importantes de nuevo."

miércoles, noviembre 26, 2008



NICANOR PARRA, o la creatividad del lenguaje chileno




Por Pilar Gladys Ahumada




Université de Montréal




Introducción




Se ha dicho de Nicanor Parra que es un poeta con un profundo carácter chileno, y así fue tempranamente asumido por la crítica literaria, al punto de considerarlo como un icono de la identidad nacional. Una breve mirada a su producción literaria parece avalar dicha apreciación, sobre todo si consideramos los elementos explícitos e implícitos que en ella se encuentran, y que se consideran especialmente 'chilenos'.




Este trabajo pretende, justamente, indicar cómo el lenguaje coloquial chileno y su creatividad son una fuente primaria de identidad en la poesía de Nicanor Parra y fundamento de la elaboración de sus textos. La idea es comprobar cómo la plenitud poética logra tener efecto en la integración del coloquio, como lenguaje poético, para después tomar algunos de sus poemas y destacar lo que aparece en ellos: modismos, expresiones y chilenismos.



M A N I F I E S T O


Nicanor Parra



Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.



Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.



A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.



Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.



Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.



Este es nuestro lenguaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todo estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.



Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.



No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.



Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.



Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.



Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
"Libertad absoluta de expresión".



Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.



¡Qué lo van a asustar con poesías!



La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.



Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.



Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firma
Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.



Los poetas bajaron del Olimpo


Fuente: Pilar Gladys Ahumada


martes, noviembre 25, 2008



Angela Davis, la eterna indómita


Por Michel Muller



Ser mujer ya es una desventaja en esta sociedad siempre machista; imaginen ser mujer y ser negra. Ahora hagan un esfuerzo mayor, cierren los ojos y piensen, ser mujer, ser negra y ser comunista. ¡Vaya aberración! Angela D.

Birmingham, Alabama, fue la cuna de una de las mujeres más notorias de finales del siglo pasado: Angela Davis.Y es que ¿cómo no serlo?, si la miembro del grupo “Panteras Negras” sufrió los embates de Estados Unidos por la carga que significaba esta revolucionaria siempre vigente, siempre en combate.
El sitio donde se crió Angela Davis era llamado Dynamite Hill (Colina Dinamita), debido a que el “Ku Klux Klan” dinamitó un gran número de casas afrodescendientes, algo que marcó su percepción sobre la igualdad en un mundo que consideraba injusto.


El 26 de enero de 1944 nació Angela Yvonne Davis, en Birmingham, Alabama, hija de un mecánico automotriz y una profesora de escuela. Su madre fue una activista a favor de los derechos civiles y había estado activa en la Asociación Nacional por el Avance de Personas de Color, antes de que dicha organización fuera prohibida en Birmingham.

Además la Sra. Davis decidió estudiar para obtener una maestría en arte en la Universidad de Nueva York, cuestión que provocó la mudanza de estas dos mujeres a la gran manzana. Ángela asistió a una escuela progresista en Greenwich Village, donde varios de los profesores estaban en la “lista roja” durante la era Mc Carthy.

Las escuelas, los cines y todos los lugares públicos estaban segregados y los negros debían sentarse en los asientos posteriores de los autobuses urbanos. Ese fue el estandarte en la lucha de Ángela Davis.
En 1961, Davis estudió francés a la Universidad Brandeis en Waltham, Massachusetts. Su carrera incluía un año en la Sorbona, en París. Poco después de volver a los Estados Unidos pudo rememorar la lucha por los derechos civiles que se estaba llevando a cabo en Alabama cuando cuatro muchachas que conoció fueron asesinadas en la explosión de la Iglesia Bautista en septiembre de 1963.
Después de graduarse de la Universidad Brandeis pasó dos años en la facultad de filosofía en la Universidad J.W. Goethe de Frankfurt, en Alemania (Occidental). Antes de estudiar en la Universidad de California, Davis recibió una gran influencia de Marcase; su idea era que el individuo debía rebelarse contra del sistema.


Activismo

Los primeros contactos de Ángela Davis con el activismo político se produjeron a raíz de la aparición del movimiento por los derechos civiles de los años 60. Además, Davis participó en el movimiento contra la guerra de Vietnam, pero fue como miembro de los Black Panther donde Davis comenzó a desarrollar su pensamiento político.
El movimiento pacífico que se creó para acabar con la segregación racial en el Sur de EEUU, liderado por Martin Luther King, sufrió una gran represión y parte de ese movimiento vio necesario tomar las armas para defenderse.

Los Black Panther tomaron una posición radical de autodefensa que estuvo estrechamente relacionada con el avance de su teoría política. Mientras que otros grupos hablaban del fin del racismo en abstracto, los Black Panther relacionaban la explotación capitalista con la racista.

Davis declaró en una ocasión que “el único camino verdadero para la liberación de la gente negra es el que trabaja hacia la total desaparición de la clase capitalista en este país”.
Esta luchadora llevó la perspectiva de clase al centro de cualquier debate sobre explotación. Lo que diferencia a Davis de otras activistas feministas es que ella supo discernir con magnífica clarividencia que la explotación racista y sexista son intrínsecas al sistema capitalista.


En 1967 Davis se unió al Comité Coordinador No violento Estudiantil y al Partido de las Panteras Negras. Al año siguiente se involucró con el Partido Comunista Estadounidense.

Davis empezó a trabajar como catedrática de filosofía en la Universidad de California en Los Ángeles, pero en 1970, el FBI informó a sus jefes del Consejo de Regentes de California, que ella era miembro del Partido Comunista Estadounidense y terminaron su contrato.

Davis participó en la campaña para mejorar las condiciones en las cárceles. Se interesó especialmente en el caso de Jorge Jackson y W. L. Nolen, dos afroamericanos que establecieron una sucursal de las Panteras Negras mientras estaban en la prisión Soledad en California.


El 13 de enero de 1970, Nolen y otros dos prisioneros negros fueron asesinados por uno de los carceleros. Días después el Jurado del Condado de Monterrey determinó que el guarda había cometido un “homicidio justificable”.

Después, cuando un guarda fue encontrado asesinado, Jackson y otros dos prisioneros, John Cluchette y Fleeta Drumgo, fueron acusados de su muerte. Se argumentó que Jackson buscaba vengarse de la muerte de su amigo, Nolan.

El 7 de agosto de 1970, el hermano de Jorge Jackson, Jonathan, de 17 años, irrumpió en la corte del Condado Marin con una ametralladora y tras tomar como rehén al juez Harold Haley, demandó que Jorge Jackson, Juan Cluchette y Fleeta Drumgo fueran liberados. (Murieron el juez y tres personas más, entre ellos uno de los presos y Jonathan Jackson que fue asesinado cuando se alejaba de la corte en automóvil).

El 21 de agosto de 1971, Jorge Jackson fue ametrallado en el patio de la prisión de San Quintín. Llevaba una pistola automática 9mm y los oficiales dijeron que trataba de fugarse.

Las fuerzas del orden fueron por Ángela, que nunca estuvo en la escena del crimen, con la excusa de que las armas usadas aparecieron registradas a su nombre.
Davis huyó ante una posible persecución y así se convirtió no sólo en una fugitiva, sino también en la tercera mujer en engrosar la lista de los 10 criminales más buscados por el FBI. “Ángela, hermana, eres bienvenida en esta casa”, podía leerse en multitud de ventanas y puertas por todo Estados Unidos, mientras el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, proclamaba que la profesora jamás volvería a dar clases en su estado.

Cuando por fin fue capturada, dos meses después en un hotel de Nueva York, hasta el presidente Nixon compareció en televisión para felicitar al FBI y, de paso, condenar a la joven del pelo afro sin juicio.

Davis pasó 16 meses en una diminuta celda antes de que un jurado compuesto por blancos la exonerara de todos los cargos. Casi un año y medio infernal, suficiente para que se forjara la leyenda gracias a una de las campañas de liberación más mediáticas. Al grito de “¡Libertad para Angela Davis!”, las manifestaciones se sucedieron por todo el planeta dando fuerzas a su heroína, que aprovechó para fundar la Alianza Nacional Contra el Racismo y la Opresión Política. En su autobiografía, publicada en 1974, aseguraba que nunca se dejó llevar por el odio ni por el sentimentalismo, “siempre fui la revolucionaria perfecta”.

Davis trabajó como conferencista de estudios Afroamericanos en el Colegio de Claremont, de 1975 a 1977, antes de convertirse en catedrática en estudios de etnia y de la mujer en la Universidad Estatal de San Francisco.
En 1979, Davis visitó la Unión Soviética donde recibió el Premio Lenin de la Paz e hizo un profesorado honorario en la Universidad Estatal de Moscú.


En 1980 y 1984, fue candidata a la vicepresidencia del Partido Comunista y se presentó como candidata a vicepresidenta en las elecciones presidenciales de 1980.


Publicaciones


A través de 13 ensayos Ángela Davis traza un recorrido tanto por los mitos como por las lagunas históricas de la experiencia de las mujeres negras.

Aborda el sexismo en las luchas por la abolición de la esclavitud, el racismo en el movimiento sufragista y la articulación de la raza y la clase en los primeros momentos de la lucha por la emancipación de las mujeres. También los significados específicos de la emancipación, de la explotación sexual y de clase, las experiencias organizativas autónomas de las mujeres negras.

Todos estos cambios están vertebrados por una continuidad histórica y política que, según Davis, es preciso analizar para entender las dinámicas de explotación y las estrategias de liberación, no sólo de las mujeres negras sino de todas las mujeres.

Publicó los libros: If They Come in the Morning: Voices of Resistance (1971), Ángela Davis: An Autobiography (1974), Women, Race and Class (1981) and Women, Culture, and Politics (1989).
Esta última obra, “Mujeres, raza y clase”, se publicó por primera vez en 1981 y, aunque no usa en ningún momento el término, supone uno de los primeros análisis sobre la interseccionalidad de los ejes de opresión. Es, además, una de las principales aportaciones al black feminism.
Recibió el Premio por los Derechos Humanos de 2004, otorgado por la Sociedad para la Protección de los Derechos Civiles y la Dignidad Humana.


Ángela Davis terminó siendo reconocida como el principal símbolo femenino de la causa social y política afroamericana de la última mitad del siglo XX.
Comunista, líder de los Panteras Negras, profesora de Filosofía y feminista, estuvo en la lista de las 10 criminales más buscadas del FBI, acusada de asesinato, secuestro y conspiración, encarcelada y absuelta sin cargos 16 meses después.

El caso de Ángela Yvonne Davis supuso un hito histórico para la causa negra estadounidense, feminista y para los movimientos antiopresión internacionales.

lunes, noviembre 24, 2008




Charles Darwin y el origen de las especies



El científico evolucionista más importante del siglo XIX fue Charles Darwin (1809-1882). Estudiante de las universidades de Edimburgo y Cambridge en Inglaterra, terminó sus estudios de teología a la edad de 22 años. Preparado para ser ministro protestante de la Iglesia, sin embargo, el mayor interés de Darwin estaba en el mundo natural.

En 1831 se integró, como naturalista, a la tripulación del barco de la marina inglesa "HMS Beagle", que realizaría una expedición de mapeo alrededor del mundo durante 5 años. Este viaje fue esencial en el pensamiento de Charles Darwin. En las islas Galápagos, en el Océano Pacífico frente a Sudamérica, quedó muy impresionado por las especies de animales que vió y, sobre todo, por las sutiles diferencias entre los pájaros de las islas del archipiélago. A partir de estas observaciones, Darwin se dio cuenta que estas diferencias podían estar conectadas con el hecho de que cada especie vivía en un medio natural distinto, con distinta alimentación. En ese momento comenzó Darwin a delinear sus ideas acerca de la evolución.

Darwin entendió que toda población consiste de individuos ligeramente distintos unos de otros. Las variaciones que existen entre los individuos hace que cada uno tenga distintas capacidades para adaptarse al medio natural, reproducirse exitosamente y transmitir sus rasgos a su descendencia. Al paso de las generaciones, los rasgos de los individuos que mejor se adaptaron a las condiciones naturales se vuelven más comunes y la población evoluciona. Darwin llamó a este proceso "descendencia con modificación". Del mismo modo, la naturaleza selecciona las especies mejor adaptadas para sobrevivir y reproducirse. Este proceso se conoce como "selección natural".

El pensamiento de Darwin también estuvo muy influenciado por las ideas de Thomas Malthus, que escribió que la población humana tendía a crecer exponencialmente y con ello a acabarse los recursos alimenticios disponibles. Esto provoca crisis que lleva a los individuos a competir entre ellos por la supervivencia. Darwin creía que las variaciones en los rasgos hereditarios de los individuos los hacía más o menos capaces de enfrentarse a la competencia por los recursos.

Más de 20 años después de que comenzó a elaborar sus ideas acerca de la evolución, Darwin publicó su teoría en el libro El origen de las especies (1859). Su publicación provocó grandes controversias y se opusieron a él los pensadores religiosos porque echaba por tierra la teoría creacionista y movía al ser humano del centro de la Creación. Este libro convenció a los científicos y al público educado de que los seres vivos cambian con el tiempo.


El origen de las especies (1859)

La teoría de la evolución que postuló Darwin tuvo un enorme impacto en el pensamiento europeo de la segunda mitad del siglo XIX. Los principales argumentos de El origen de las especies, que se publicó en 1859 son:

1. Los tipos biológicos o especies no tienen una existencia fija ni estática sino que se encuentran en cambio constante.

2. La vida se manifiesta como una lucha constante por la existencia y la supervivencia.

3. La lucha por la superviviencia provoca que los organismos que menos se adaptan a un medio natural específico desaparezcan y permite que los mejores adaptados se reproduzcan, a este proceso se le llama "selección natural".

4. La selección natural, el desarrollo y la evolución requieren de un enorme período de tiempo, tan largo que en una vida humana no se pueden apreciar estos fenómenos.

5. Las variaciones genéticas que producen el incremento de probabilidades de supervivencia son azarosas y no son provocadas ni por Dios (como pensaban los religiosos) ni por la tendencia de los organismos a buscar la perfección (como proponia Lamarck).

Además de este libro, Darwin escribió dos más: Variaciones en plantas y animales domesticados (1868) y La descendencia del hombre y la selección en relación al sexo (1871).

La obra de Charles Darwin sentó las bases de la biología evolutiva moderna. Y aunque actualmente se sabe que las especies han evolucionado a lo largo del tiempo, aún no está muy claro cómo ha sucedido esto.

Fuentes: Red Escolar

Dennis O'Neil, Early Theories of evolution en http://anthro.palomar.edu/evolve/default.htm

George P. Landow, "Darwin's On the Origin of Species (1859)" en http://www.victorianweb.org/science/darwin/darwin5.html

domingo, noviembre 23, 2008



Más que una cara bonita


Por Manuel Vázquez



Sin dudas, algunas cosas han cambiado ligeramente desde que dejamos las cavernas hace milenios y, en los tiempo modernos, por ejemplo, suele ocurrir que el calibre intelectual de una persona prevalezca sobre el físico a la hora de seleccionar con quien se desea “pasar”, desde una hora, hasta toda la vida.

Pero a pesar de ello, el animal que llevamos dentro puede imponerse con frecuencia y, sin darnos cuenta, toda vez que la ropa permita imaginar lo que hay debajo, los cuerpos con mayor grado de simetría física suelen atraer con más intensidad al sexo opuesto.

En ese aspecto, Adonis le saca ventaja a Quasimodo.

Con anterioridad, diversos estudios habían mostrado inequívocamente como los rostros mas simétricos son considerados por los observadores como los más bellos, pero la relación entre la simetría corporal y los niveles de atracción ha permanecido hasta ahora poco clara.

Razones evolutivas

Aunque no existen estimaciones “cuantitativas” sobre el valor intrínseco de un cuerpo “más dotado”, desde hace siglo y medio se conoce como la selección natural favorece a los individuos con constituciones mejor adaptadas a su entorno, el cual modula tanto las dimensiones como la forma del físico.

No obstante, la relación precisa entre fenotipo y calidad genética subyacente permanece algo elusiva. Sin embargo, los investigadores suelen asociar la presencia de una mayor simetría corporal con la calidad genotípica.

De hecho, la teoría evolucionaria predice que un cuerpo asimétrico puede estar originado por enfermedades o por un entorno que supera las capacidades físicas naturales de una persona.

De esa manera un sujeto con cierta asimetría corporal puede verse desde ese punto de vista como una mala opción para perpetuar la especie.

Adicionalmente, se supone que las características sexuales secundarias pronunciadas son manifestaciones de genotipos más resistentes a los patógenos.

De ser cierta esa hipótesis, es de esperarse que ciertas “geometrías corporales” sean más atractivas para el sexo opuesto, preferencia que puede evaluarse experimentalmente.

Por ello, el profesor William Brown y colaboradores, de la Universidad de Brunel, Gran Bretaña, crearon imágenes virtuales tridimensionales de 77 sujetos de ambos sexos.

Tras mostrárselas a un grupo de voluntarios –hombres y mujeres- se evidenció como las mujeres se sentían más atraídas por las figuras que, con elevados niveles de simetría, presentaban los rasgos masculinos mas pronunciados: hombros anchos, cintura estrecha, pechos pequeños, mayor estatura…

Por su parte, los hombres escogieron a “compañeras virtuales” con pechos mas voluminosos, cintura estrecha asociada a caderas mas anchas…

Al publicar sus resultados en PNAS (Proceedings of the Nacional Academy of Sciences), Brown explicó como estos coinciden con la idea de que las proporciones y forma del cuerpo son señales “enviadas” al sexo opuesto como indicador de buena salud reproductiva, es decir, de cuan bueno(a) es alguien como compañero(a) para procrear.

Más aun, dado que muchas asimetrías corporales son demasiado sutiles para ser apreciadas de un vistazo, la evolución se las ha arreglado para hacer deseables otros atributos secundarios como hombros anchos en hombres y caderas curvilíneas en mujeres.

Incluso, agrega, estudios previos (realizados por él) han evidenciado como los jóvenes con cuerpos mas simétricos, características sexuales mas pronunciadas, y con movimientos mas armónicos en el baile, suelen ser los preferidos por las muchachas.

Hasta ahí todo está bien y coincide con las teorías biológicas evolucionarias aceptadas por la comunidad científica. Pero, por suerte las cosas son más complejas, y el Hombre no es sólo bestia. Hay factores muy poderosos que modulan y controlan muchos instintos básicos: la moral, la cultura.

A fin de cuentas, desde hace mucho el avance de las civilizaciones poco tiene que ver con las dotes físicas de sus integrantes, sino con las mentales. Y en ese sentido la selección cultural que privilegie el cerebro sobre el músculo sin dudas prevalecerá…


Fuente: Prensa Latina

sábado, noviembre 22, 2008




Los viajes de CHINOY

Por Karen Hermosilla



Dan ganas de dar la buena nueva. Un mesiánico Mauricio Castillo ha llegado para quedarse. Era un día frío en el Parque Cultural ex Cárcel, en Valparaíso, cuando apareció con su guitarra de palo, ajada por los vientos pacíficos y rayada como el brazo enyesado del mejor compañero. Venía a contarnos que tenía la voz de gorrión y no sé en qué remoto sitio, su alma. Ahora que somos vecinos en la Avenida Elías, la de los cités centenarios, entiendo "Jeannette" y su corazón de poeta. Con ustedes, Chinoy, la Violeta Parra de los machos.

Llegaste a Valparaíso con cien canciones debajo del brazo y con una puesta en escena que se mantiene por horas. Se cortan las cuerdas de la guitarra, el sudor fluye a borbotones y no paras. ¿Sientes una compulsión creativa?

"Hago canciones que se pierden, unas se van cayendo y otras reaparecen. Deben ser más de cien. Cuando toco disfruto, porque uno va encontrando variaciones de sí mismo. Es un viaje, y me gusta vivirlo. Pero no creo que haya compulsión. Ese devenir te hace encontrarte contigo mismo. Por ejemplo, si uno está construyendo una casa y está bonito el día, eres todo ese paisaje, que cambia y que en panorámica te puede decir quién eres tú".

Estuviste a cargo de musicalizar "La buena vida", la última película de Andrés Wood. ¿Cómo fue esa experiencia?

"Otras personas saldrían a contarle eso a todo el mundo, pero yo lo siento como casi nada. La canción se llama 'Para el final' y le gustó a Andrés porque trata de cuando uno pide todo y siente que ya es suficiente. Es una canción que trata de figurar el sentido, que nunca quiere decir lo que dice. El coro canta:para el final quería más y estuvo tu voz. Se trata de cuando uno va a hacer algo con lo que se pasa de la raya y alguien te ataja. Esa especie de freno se agradece, te recuerda la tensión de estar vivo. A veces hay que recordar el instinto de conservación y dejar a un lado lo autodestructivo".

¿Te sientes un trovador o es un nuevo género lo que estás planteando?

"Lo que planteo es una cosa que plantean todos los que intentan hacer buenas canciones. No tiene que ver con un estilo que me cayó al dedo. Lo de la trova es circunstancial. Llegué a Valparaíso con una guitarra para ganarme la vida, nada más. Cuando escuchaba 'La guitarra' de los Auténticos Decadentes me daba rabia, sentía que me habían robado la canción, que yo era ese que tocaba la guitarra. Esto no tiene que ver con un estilo en particular, es nada más las ganas que uno tiene de hacer algo".

¿Tienes referentes?

"Siempre andaba imitando a los artistas que me gustaban. Me gustaba verstirme como Sid Vicious. Cuando leo un libro siempre caigo en el personaje en que me reconozco. El último libro que leí fue El hambre, de Sun Lu Tang. Trata de un escritor que hace lo posible por comer en el transcurso del libro y lo logra unas cinco veces...¡y es un libro largo! En momentos cae en estados de locura que lo llevan a hacer bromas para tener contacto con otros, porque está completamente olvidado".

La pulsión de vida

Aún no tienes ningún disco, estás viviendo de las tocatas. ¿Cuál es tu relación con el dinero?

"Todas las cosas tienen una energía y el dinero es como todas las energías, viene y va. A veces se queda, a veces no. Cuando tengo plata trato de gastarla o le pido a otra persona que me la guarde. Cuando yo la tengo trato de gastarla rápido para ver si llega de nuevo. Hasta ahora, siempre ha llegado."

La juventud tiene un reencantamiento con la pulsión de vida, bien distinto a lo que vivieron generaciones anteriores...

"Ha cambiado, porque las rebeldías han cambiado. Las rebeldías autodestructivas murieron y los jóvenes están resucitando como sujetos de salud, que contemplan, que crean, que se ocupan de lo que sucede con la civilización, que se encargan de ver qué se hace con toda la culpa que tenemos por estar arruinando el planeta. Esto se traduce en otra rebeldía, una que va en contra de todos los contaminadores, empezando por la contaminación del espíritu, ésa que irradió la Iglesia, la monarquía, las distintas instituciones en todas las épocas".

Llegaste de San Antonio a radicarte en Valparaíso. ¿Qué significado tienen los puertos en tu creación?

"Mi vida está conectada a las necesidades de la gente que vive al lado del mar. En mis canciones aparecen más peces que montañas. Valparaíso tiene una vibración súper juvenil, donde uno puede todavía sentir ternura y vivir dentro de las utopías".

Niños del ruido

¿Qué te evoca la figura de Salvador Allende?

"Vive en mi cabeza como una especie de superhombre. Crecí con gente que tiene el ímpetu de llevar sus valores más lejos. Eso es como haberlo conocido, sentir que vive en las personas que conozco que tienen un sueño. Un sueño que no murió con Allende, porque son los sueños jóvenes de todos".

Te invitaron a participar del centenario de Allende en el Estadio Nacional. ¿No parece curioso que te integren siendo que sólo tienes 26 años?

"Creo que me llamaron a participar porque a la gente le gusta mi música. Se comparten inteligencias, mundos, sueños con sujetos de todos los tiempos. esa sincronía se hace posible cuando no se tiene mayor interés que conectarse consigo mismo.

Mis transformaciones han sido tan fuertes como las sufridas en aquella época. Cuando uno conoce bien quién es, empieza a tener una sincronía con la historia. No tengo mayor conocimiento de ésta, sólo de lo que me rodeaba emocionalmente, mi familia. Por eso creo que comparto ese momento histórico, pues todos hemos tenido que renovarnos desde la pena".

Chinoy, el duende

¿Cómo fue la infancia en San Antonio?

"Tuve una infancia al aire libre. Con juegos que consistían en buscar dónde había lugares para explorar. No me crié con mi padre, por eso estuve en distintos lugares, con distintos padres: amigos de mi mamá, papás de mis amigos, o mis propios amigos".

Eso te dio libertad para explorar otros mundos... Se comenta que eres índigo. ¿Qué hay de cierto?


"El mundo de la fantasía tiene que ver con las historias que se han contado en todos los tiempos y que están vivas en el cerebro. Cuando uno hace caminos logra conectarse con aspectos primitivos y sentir otro tipo de vidas, como las de los duendes. Yo trataba de vivir al aire libre, ir al cerro a tomar una nueva sensación del mundo. Me contaron mucho acerca de esas existencias, de los duendes. Recuerdo con mucho cariño que mis tíos nos reunían a mí y amis primos a contarnos historias y yo, que tenía gran imaginación, trataba de pensar que esos cuentos eran ciertos. Uno puede hacer que las cosas sean ciertas. Los sueños terminan volviéndose realidad".


¿Y cuáles son los que se han materializado?


"Hay cosas arrobadoras en cuanto a lo que he logrado hacer con mi propia vida. No quiero hablar de todo, porque no hay que hablarlo todo... Pero me enternece cómo toco la guitarra. Me gusta el escenario como a todos los artistas, creo. En el escenario puedo estar cerca de mí mismo, porque ahí desaparezco. Ahí está el viaje, cuando uno no sabe quién es, pero que es más uno mismo. Es bueno recibir una felicitación, pero no es tan necesario porque a mí también me gustó lo que hice. Lo que me ha pasado es tan inexplicable que ya tengo suficiente".


Fuente: Punto Final


CHINOY - Valpolohizo








viernes, noviembre 21, 2008



Explicación del Imperialismo


Por Gabriel Impaglione


Con todos los panes que no parten
ni comparten
los niños de la tierra
hacen un misil los asesinos.

Lo estallan luego contra cualquier pobre
país lleno de hambre.
Después lo ocupan
tiran de los hilos del surco
destejiéndole el futuro
y le sorben la tierra hasta lo más hondo.

Con las ganancias botan un nuevo acorazado
para llevar en sus cañones
más libertad a los hambrientos


Fuente: Gabriel Impaglione

Visita: Acción Contra el Hambre

jueves, noviembre 20, 2008




LA CAJA DE PANDORA: la representación del mundo en los medios


Por Alejandro Raiter y Julia Zullo


Los espectadores no pueden resistir la tentación: hojean, clickean, prenden, recorren constantemente ese espectáculo permanente que los medios ofrecen. Y los analistas de los discursos sociales tampoco pueden resistir la curiosidad que despierta el desfile constante y cambiante de materialidades semióticas que los llama.


Los investigadores que conforman este equipo trabajan desde hace varios años en el estudio y crítica de las formas lingüísticas, del uso del lenguaje y en particular en el análisis y crítica de los recursos lingüísticos utilizados en los medios. Sostienen que las formas lingüísticas no son neutrales ni inocentes y por lo tanto, el uso que hacen los medios de estas formas tampoco lo es.


A partir de esta doble sospecha elaboran una serie de lecturas críticas sobre esa puesta en escena que cotidiana mente percibimos e interpretamos como realidad o actualidad. Al mismo tiempo, revisan, interrogan y reformulan algunas de las categorías y presupuestos con los que este tipo de análisis se aplica en otros trabajos. Con las herramientas metodológicas de la Lingüística Crítica y del análisis multimodal, analizan algunos fenómenos mediáticos de la Argentina de los últimos años: las crisis en los distintos niveles del sistema educativo, el auge y la caída del movimiento piquetero, la construcción de abstracciones como delito, inseguridad y conflicto social, pobreza así como también los actores y las imágenes que hacen concretas estas abstracciones: delincuentes, activistas, cartoneros, etc.


Alejandro Raiter es doctor de la Universidad de Buenos Aires y desde 1987 está a cargo de las materias Sociolingüística, Psicolingüística I y II. También dicta seminarios de posgrado y cursos de capacitación. Especialista en análisis del discurso, investiga la relación entre lenguaje e ideología y dirige las investigaciones que se presentan en este libro. Es autor de los libros Lenguaje en uso, Lingüística y política, Lenguaje y sentido común y gran cantidad de colaboraciones para publicaciones especializadas. Sus artículos y conferencias han difundido sus ideas en las universidades argentinas y extranjeras.


Julia Zullo es licenciada y profesora en Letras. Dicta las materias Sociolingüística y Análisis de los Lenguajes de los Medios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Es especialista en análisis del discurso de los medios y construcción de representaciones sociales. Actualmente estudia las representaciones vinculadas con la pobreza en medios gráficos. Codirige con A. Raiter el equipo de investigación que presenta estos trabajos. También han publicado Discurso y ciencia social, Representaciones sociales, Sujetos de la Lengua y numerosos artículos en revistas especializadas.
Fuente: La Crujía

miércoles, noviembre 19, 2008




Cuando las manos…


Autor: Víctor Sanhueza




Hubo la mano asombro, la constructora
La que forjó la piedra, la sembradora
La que indicó el camino, la mano fuego
La que se fue vacía, la del regreso


Hubo la empuñadura. Hubo el arado
El utensilio simple y el postergado
Hubo la cuerda tensa y la escritura
El andamio, los sueños, la sepultura.


También hubo el arpegio y las esperanzas
La caricia y el golpe. La puñalada
El castigo. El tirano y su fortaleza
Y esta historia de sangre así comienza


Hubo la mano muerte para Gonzalo
El largo gris de un día para mi canto
La mano fue pañuelo, puño cerrado
Para que no haya olvido ni injusticiados


Una mano fue al polvo y volvió encendida
Toda llena de oficios para la herida
Se hizo retrato y muro se hizo consigna
Reanudando el camino para la vida


Vendrán miles de manos, vendrá el trabajo
Será el sol de mañana lo que hoy sembramos
Miles de manos vienen. Vienen creciendo
Es la patria que viene. Viene venciendo


Miles de manos vienen. Vienen creciendo
Es la patria que viene. Viene venciendo



Nota: Texto canción homenaje a Gonzalo Muñoz Aravena

martes, noviembre 18, 2008


MARX PARA BOLIVIA
el paisaje es de todos & de nadie
(Nicanor Parra)


BOLIVIA PARA TODOS

Por Sebastián Lorenzo

En estos días muchos cyber-amigos de distintos lugares del planeta -literalmente- me han preguntado sobre el conflicto que atraviesa el hermano país de Bolivia. Los invito a ver BOLIVIA PARA TODOS (de Emilio Cartoy Díaz y Cristian Jaure) que es excelente para comprender el conflicto boliviano en su real dimensión. Les recomiendo verla completa, son casi dos horas que no tienen desperdicio.

Fuente: Blog de Sebastián Lorenzo

Bolivia para todos, para comprender el conflicto boliviano

lunes, noviembre 17, 2008



El conocimiento de la ignorancia


Por Karl Popper



Me doy cuenta, una vez más, de lo poco que sé, y ello me hace recordar la vieja historia que Sócrates contó por primera vez en su juicio. Uno de sus jóvenes amigos, un miembro del pueblo de nombre Querefon, había preguntado al dios Apolo en Delfos si existía alguien más sabio que Sócrates, y Apolo le había contestado que Sócrates era el más sabio de todos. Sócrates halló esta respuesta inesperada y misteriosa. Pero, después de varios experimentos y conversaciones con todo tipo de personas, creyó haber descubierto aquello que el dios había querido decir;por contraste de todos lo demás, él, Sócrates, se había dado cuenta de lo lejos que estaba de ser sabio, de que no sabía nada. Pero lo que el dios nos había querido decir a todos nosotros era que la sabiduría consistía en el conocimiento de nuestras limitaciones y, lo más importante de todo, en el conocimiento de nuestra propia ignorancia. Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día como lo fue hace 2.400 años. Y creo que los intelectuales, incluso científicos, políticos y, especialmente aquellos que trabajan en los medios de comunicación, tienen hoy la imperiosa necesidad de aprender esta vieja lección que Sócrates trató en vano de enseñarnos.


¿Pero, es eso cierto? ¿No sabemos hoy, acaso, muchísimo más de lo que sabía Sócrates en su época? Sócrates tenía razón, debe admitirse, al ser consciente de su ignorancia: en efecto, él era ignorante sobre todo si lo comparamos con lo que sabemos hoy en día. Efectivamente, el reconocer su ignorancia fue un gesto de gran sabiduría por su parte. Pero hoy se dice que nuestros investigadores y científicos contemporáneos no son simples buscadores, sino también descubridores. Porque saben mucho: tanto que el gran volumen de nuestro conocimiento científico se ha convertido en un grave problema; los nuevos descubrimientos se publican a tal velocidad que es imposible que nadie pueda estar al día. ¿Podría ser que incluso ahora debamos seguir construyendo nuestra filosofía del conocimiento sobre la tesis de Sócrates de nuestra falta de conocimiento?

La objeción es correcta, pero únicamente después de haberla modificado radicalmente mediante cuatro comentarios muy importantes: Primero, la idea de que la ciencia sabe mucho es correcta, pero la palabra conocimiento se usa aquí, al parecer inconscientemente en un sentido que es completamente distinto del significado que se le da a la palabra conocimiento cuando se usa, con énfasis, en el lenguaje diario. Sin embargo, el conocimiento científico simplemente no es un conocimiento cierto. Está siempre abierto a revisión. Consiste en conjeturas comprobables -el mejor de los casos-, conjeturas que han sido objeto de las más duras pruebas, conjeturas inciertas.


Es conocimiento hipotético, conocimiento conjetural. Este es mi primer comentario, y por sí mismo es una amplia defensa de la aplicación a la ciencia moderna de las ideas de Sócrates: el científico debe tener en cuenta, como Sócrates, que él o ella no sabe, simplemente supone. Mi segundo comentario sobre la observación de que nosotros sabemos tanto hoy en día es éste: con casi cada nuevo logro científico, con cada solución hipotética de un problema científico, el número de problemas no resueltos aumenta; y asimismo aumenta el grado de su dificultad; de hecho, ambos aumentan a una velocidad superior a la que lo hacen las soluciones! Y sería correcto decir que mientras nuestra ignorancia, nuestra creciente ignorancia es infinita. Mi tercer comentario es éste: cuando decimos que hoy sabemos más que lo que sabía Sócrates en su época, que nuestro conocimiento conjetural es mayor, esto es probablemente incorrecto en tanto que nosotros interpretamos el saber en un sentido subjetivo. Probablemente, ninguno de nosotros sabe más, en cuanto a almacenar mayor información en nuestra memoria; más bien, somos conscientes de que hoy en día se sabe muchísimo más y acerca de muchísimas más cosas diferentes que en los tiempos de Sócrates.

Tenemos aquí una cuarta razón para decir que Sócrates estaba en lo cierto, incluso hoy. Porque este anticuado conocimiento personal consiste en teorías que se han demostrado son falsas. Por ello, tenemos cuatro razones que nos demuestran que incluso hoy, la idea de Sócrates "Sólo sé que no sé nada", es una idea de palpitante actualidad, pienso que aún más que en tiempos de Sócrates. Y tenemos razones, en defensa de la tolerancia, para deducir de la idea de Sócrates aquellas consecuencias éticas que fueron deducidas, en sus tiempos, por el propio Sócrates, por Erasmo, por Montaigne, Voltaire, Kant y Lessing. Y debemos incluso deducir algunas otras consecuencias. Los principios que son el fundamento de cada diálogo racional, es decir, cada discusión encaminada a la búsqueda de la verdad son, de hecho, principios éticos. Me gustaría expresar tres de esos principios éticos.


(a) El principio de la falibilidad: Quizá yo esté equivocado y quizá usted tenga razón, pero desde luego, ambos podemos estar equivocados.

(b) El principio del diálogo racional: Queremos de modo crítico -pero por supuesto, sin ningún tipo de crítica personal- poner a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta postura crítica pone a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta actitud crítica a la que estamos obligados a asumir es parte de nuestra responsabilidad intelectual.

(c) El principio de acercamiento a la verdad con la ayuda del debate. Podemos casi siempre acercarnos a la verdad, con la ayuda de tales discusiones críticas impersonales (y objetivas), y de este modo podemos casi siempre mejorar nuestro entendimiento; incluso en aquellos casos en los que no llegamos a un acuerdo.


Es extraordinario que esos tres principios sean epistemológicos y, al mismo tiempo sean también principios éticos. Porque implican, entre otras cosas, tolerancia: si yo puedo aprender de usted, y si yo quiero aprender en el interés por la búsqueda de la verdad, no sólo debo tolerarle como persona, sino que debo reconocerle potencialmente como a un igual. El principio ético que nos guíe deberá ser nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad y la noción de una vía para llegar a la verdad y un acercamiento a ella. Sobre todo, deberíamos entender que nunca podremos estar seguros de haber llegado a la verdad; que tenemos que seguir haciendo críticas, autocríticas, de lo que creemos haber encontrado y, por consiguiente tenemos que seguir poniéndolo a prueba con espíritu crítico; que tenemos que esforzarnos mucho en la crítica y que nunca deberíamos llegar a ser complacientes y dogmáticos. Y también debemos vigilar constantemente nuestra integridad intelectual, que junto con el conocimiento de nuestra falibilidad nos llevará a una actitud de autocrítica y de tolerancia.

Por otra parte, también es de gran importancia darnos cuenta que siempre podemos aprender cosas nuevas, incluso en el campo de la ética. Me gustaría demostrar lo anterior por vía de un examen de la ética de los profesionales, la ética de los intelectuales, la ética de los científicos, médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, directores, y, muy importante, de los periodistas y de la gente influyente del mundo de la televisión; también de los funcionarios, y sobre todo, de los políticos. Me gustaría proponerles algunos principios de una nueva ética profesional, principios que están estrechamente relacionados con las ideas éticas de tolerancia y de honestidad intelectual. Con este fin voy a describir primero la antigua ética profesional y, quizá, caricaturizarla un poco, para luego compararla y contrastarla con la nueva ética profesional que deseo proponer aquí.


Hay que reconocer que la antigua ética profesional se basó, como también se basa la nueva, en los conceptos de verdad, de racionalidad y de responsabilidad intelectual. Con la diferencia de que la antigua ética se basó en el concepto de conocimiento personal y en la idea de que es posible llegar al conocimiento cierto, o al menos acercarse lo más posible. Por esta razón, el concepto de autoridad personal desempeñó un papel importante en la antigua ética profesional. En contraste, la nueva ética se basa en el concepto de conocimiento objetivo, y de conocimiento incierto. Esto exige un cambio radical en nuestra manera de pensar. Lo que tiene que cambiar es el papel desempeñado por los conceptos de verdad, racionalidad, honestidad intelectual y responsabilidad intelectual.

Mi sugerencia es que la nueva ética profesional que propongo aquí se base en los doce principios siguientes, con los cuales termino mi discurso:


(a) Nuestro conocimiento objetivo conjetural continúa superando con diferencia lo que el individuo puede abarcar. Por consiguiente: no hay autoridades. Esta importante conclusión también se puede aplicar a materias especializadas y a campos específicos de investigación.


(b) Es imposible evitar todos los errores, e incluso todos aquellos que, en sí mismos, son evitables. Todos los científicos cometen equivocaciones continuamente. Hay que revisar la antigua idea de que se pueden evitar los errores y que, por tanto, existe la obligación de evitarlos: la idea en sí encierra un error.


(c) Por supuesto, sigue siendo nuestro deber hacer todo lo posible para evitar errores. Pero precisamente para evitarlos debemos ser conscientes, sobre todo, de la dificultad que esto encierra y del hecho de que nadie logra evitarlos.


(d) Los errores pueden estar ocultos al conocimiento de todos incluso en nuestras teorías mejor comprobadas; así, la tarea específica del científico es buscar tales errores. Descubrir que una teoría bien contrastada, o que una técnica usual práctica son erróneas, podría ser un descubrimiento de máxima importancia.


(e) Por lo tanto, tenemos que cambiar nuestra actitud hacia nuestros errores. Es aquí donde hay que empezar nuestra reforma práctica de la ética. Porque la actitud de la antigua ética profesional nos obliga a tapar nuestros errores, a mantenerlos secretos y a olvidarnos de ellos tan pronto como sea posible.

(f) El nuevo principio básico es que para evitar equivocarnos, debemos aprender de nuestros propios errores. Intentar ocultar la existencia de errores es el pecado más grande que existe.


(g) Tenemos que estar continuamente al acecho para detectar errores, especialmente los propios, con la esperanza de ser los primeros en hacerlo. Una vez detectados, debemos estar seguros de recordarlos, examinarlos desde todos los puntos de vista para descubrir por qué se cometió el error.


(h) Es parte de nuestra tarea el tener y ejercer una actitud autocrítica, franca y honesta hacia nosotros mismos.


(i) Puesto que debemos aprender de nuestros errores, asimismo debemos aprender a aceptarlos incluso con gratitud, cuando nos los señalan los demás. Y cuando llamamos la atención a otros sobre sus errores deberíamos siempre tener en cuenta que los científicos más grandes los han cometido.

(j) Tenemos que tener claro en nuestra propia mente que necesitamos a los demás para descubrir y corregir nuestros errores (de la misma manera en que los demás nos necesitan a nosotros) y, sobre todo, necesitamos a gente que se haya educado con diferentes ideas en un mundo cultural distinto. Así se logra tolerancia.


(k) Debemos aprender que la autocrítica es la mejor crítica, pero que la crítica de los demás es una necesidad. Tiene casi la misma importancia que la autocrítica.


(l) La crítica racional y no personal (u objetiva) debería ser siempre específica: hay que alegar razones específicas cuando una afirmación específica, o una hipótesis específica, o un argumento específico nos parece falso o no válido. Hay que guiarse por la idea de acercamiento a la verdad objetiva. En este sentido, la crítica tiene que ser impersonal, pero debería ser a la vez benévola.

Conferencia con motivo del otorgamiento del doctor "Honoris causa" de la Universidad Complutense de Madrid - España.


Fuente: Ignoria