domingo, agosto 31, 2008




WALLMAPU


La Intifada mapuche

Por Alejandra Matus



A comienzos de este año, el gobierno de Michelle Bachelet frenó una prolongada huelga de hambre cuando Patricia Troncoso agonizaba. Se pensó que acceder a las demandas de la huelguista pro mapuche calmaría la temperatura ambiente, pero en absoluto. Los últimos acontecimientos en Wallmapu dan cuenta de un conflicto latente. Para el historiador José Bengoa, tan vivo como hace 200 años. “El problema no se soluciona a palos, ni regalando vaquitas", advierte.

El historiador José Bengoa comenzó a indagar y a escribir sobre la relación de los mapuches con el Estado chileno en la década de los ’80. Hasta entonces, la historia oficial, redactada por Francisco Encina, le dedicaba apenas un cuarto de página al conflicto. Esto, a pesar de que la llamada “Pacificación de la Araucanía”, emprendida por el ejército chileno a mediados del siglo XIX, constituyó una verdadera y larga guerra civil: “La más importante que haya habido en el país. Por cierto, la más sangrienta”, dice Bengoa en su libro: Historia de un conflicto.

La actual explosión del conflicto en el sur de Chile, aunque parezca nuevo a los ojos del gobierno de Michelle Bachelet, no es otra cosa que el síntoma de la incapacidad que han tenido las autoridades políticas de ver y resolver el más viejo de nuestros problemas, explica Bengoa en entrevista con Surcos. “De modo incomprensible, el gobierno se demoró más de 90 días en dar respuesta a la huelga de hambre de Patricia Troncoso, que la prensa también acalló”, afirma Bengoa. “No fue porque exista una conspiración del silencio. Lo que hay es una autorrepresión psicológica en la sociedad chilena frente al conflicto con el pueblo mapuche. Creemos que si no lo vemos, desaparece”, sostiene.

Bengoa, profesor invitado en la Universidad de Indiana (Estados Unidos) y Cambridge (Inglaterra), y titular de la cátedra Pablo Neruda en la Universidad de París, en 2003, anota que el pecado de omisión afectó incluso al más insigne de los poetas e icono de las luchas socialicen Chile. “Neruda solía viajar desde Temuco a Puerto Saavedra, pues allí un colono de apellido Winter le prestaba libros. En ese tiempo, el poeta escribió sus primeras obras, los borradores de los Veinte Poemas de Amor. Pero en todos ellos no hay un solo indio. Neruda no los vio ¡Y eso que en Puerto Saavedra no hay más que arena, olas y mapuches!”.


En 2007 terminó en medio de una serie de conflictos políticos que motivaron el tercer cambio de gabinete de Bachelet, en apenas dos años de gobierno. Un estudiante había sido baleado por la policía cuando intentaba prender fuego a un predio forestal que los mapuches reclamaban como propio, y Patricia Troncoso, encarcelada y acusada de terrorismo por acciones similares desde 1998, llevaba más de tres meses sin probar alimentos, pero el problema mapuche no estaba entre los que motivaron ese cambio de gabinete. La Iglesia Católica, aún muy influyente en estas arenas, debió intervenir para que La Moneda se allanara a buscar una solución.

El nuevo ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, atisbó la posibilidad de una explosión social si Patricia Troncoso moría y, apenas asumió su cargo, cedió a algunas de las demandas por beneficios carcelarios de la huelguista. Cuando la oposición reclamó por la “debilidad” del gobierno, Pérez Yoma respondió: “Este no es el gobierno de Margaret Thatcher”. Bengoa escuchó con atención pues, para él, las palabras del nuevo ministro del Interior remitían al caso de Irlanda del Norte, donde se demostró que la inflexibilidad del gobierno no logró apaciguar la protesta de los jóvenes irlandeses frente a la asfixiante ocupación militar de sus territorios.

Y luego el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo, opinó que había que aplicar en Chile el modelo neozelandés, el más avanzado del mundo en materia de reconocimiento de la autonomía de un pueblo indígena. El gesto suicida de Patricia Troncoso, interpretó Bengoa, logró algo que no se había visto en los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura de Augusto Pinochet: “Sacar el conflicto mapuche del ámbito policial y reconocerle su condición de problema político”.

El gobierno de Bachelet dio un paso más y nombró a un Comisionado Especial, Rodrigo Egaña, para que busque soluciones permanentes al conflicto. Sin embargo, Bengoa advierte que el meollo del asunto es determinar hasta dónde están dispuestos los chilenos a llegar en el reconocimiento de los derechos mapuches. “La clave del problema es que nos hemos negado a reconocerles su condición de pueblo. ¿Aceptaremos ahora que en el Estado de Chile puede coexistir más de un pueblo?” El riesgo de que el problema quede insoluto una vez más, es alto: “Esta es una vieja historia cargada de decepción y frustraciones”, dice Bengoa.


Fuente: Periódico AZkintuwe

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