lunes, septiembre 01, 2008




CAFÉ LIBERTARIO


Por Eduardo Galeano


Yo soy hijo de los cafés de Montevideo, café como el Brasilero, el más antiguo de todos, cafés de los tiempos en que había tiempo para perder el tiempo. En los cafés aprendí todo lo que sé. Fueron mi única universidad. Y aprendí lo más importante, de todo lo que sé, y es que para ser capaces de decir, tenemos que ser, antes que todo, capaces de escuchar. Yo no soy de recibir consejos ni de darlos, pero cuando uno se me arrima, un muchacho joven, preguntando por los secretos del oficio le digo que yo no tengo ninguno, salvo ese, ese secreto que me enseñaron los años y los cafés: que para no ser mudo hay que empezar por no ser sordo.

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