lunes, septiembre 08, 2008

Mínimo Gorki: el águila de pluma imperialista


Los medios de comunicación y su papel en la democracia

Por Jessica Jazmín Martínez Villegas

En la actualidad, los medios de comunicación de masas desempeñan un papel trascendental en el desenvolvimiento de la vida social de los seres humanos, ya que por medio de estos aparatos ideológicos, el Estado y los estratos privilegiados mantienen su ideología del poder, realizando una invasión cultural, donde el invadido se ve truncado y limitado en sus expresiones y formas alternas de ver el mundo. El propósito principal de esta reflexión es entender de una manera más clara el papel que desempeñan actualmente los medios de comunicación en la conformación de la democracia.

Los medios de comunicación de masas se han convertido en las últimas décadas en los corresponsales del poder y en los instrumentos de legitimación del ejercicio político del Estado. Se han creado monopolios dentro de los medios de comunicación, pero el problema fundamental, es que éstos carecen de imparcialidad en el despliegue de la información. En este contexto, los poderosos empresarios dueños de estos medios han podido a la sombra del Estado y a espaldas de la sociedad, acrecentar de manera exorbitante sus gigantescos capitales, centralizando el uso y el abuso de la información, induciendo al voto, promoviendo la imagen de un candidato, inventando escándalos políticos, favoreciendo campañas electorales, simulando encuestas de opinión e implantándose en un rol que no les pertenece, como lo es el de vocero de la opinión pública y juez de los acontecimientos políticos, nacionales e internacionales.

Las campañas negativas comienzan a posicionarse por encima de las campañas que verdaderamente son propositivas porque se ha fomentado el miedo y se han manejado emociones, pero no las mejores sino las peores del ser humano: la inseguridad, la insatisfacción, el odio y el racismo.

Hoy en día vivimos en un mundo globalizado en el que los avances tecnológicos imponen nuevas formas y procesos de comunicación, donde los individuos comunes y corrientes actúan como actores pasivos y que en su mayoría no muestran una actitud crítica para poder analizar con más profundidad; no se cuestionan si la percepción del mundo que se muestra en los medios de comunicación es la única o existen otras formas alternativas, por eso la concepción de “Homo insapiens”( Revista Mexicana de Comunicación, 2007).


Los medios de comunicación, principalmente la televisión poseen un poder muy singular, el cual es el de significar o naturalizar, esto quiere decir: cerrar las opciones en un único significado posible sin que los demás se puedan cuestionar, estableciendo el orden de las cosas con una ideología clara de por medio (Mouchon, 1999).

Por lo que podemos concluir que los medios de comunicación no son una herramienta al servicio de la democracia, sino todo lo contrario, al conformar una situación en donde el pueblo se ve manipulado y dominado por una fuerza superior, además de que los ideales que se exponen no corresponden, ni representan a la mayoría, debido a que básicamente se encuentran en manos de unos cuantos. Por lo que surgen varios cuestionamientos sobre la imparcialidad que tienen dichos medios, ya que quienes los controlan son los que tienen la posibilidad de dar el enfoque con el que se maneja la información en general sin dañar los intereses propios del grupo en particular.

La forma en que actúan las grandes organizaciones encargadas de proveer información más que una demostración del poco entendimiento que tienen de qué es en realidad una democracia, parece un show de circo y un juego político que ha logrado impactar a la sociedad en su conjunto. No se puede hablar de democratización y de una verdadera libertad de expresión al momento en que se emite el voto con la existente manipulación de estos aparatos ideológicos. Con todo ello, y a partir del principio “Vale más una imagen que mil palabras”, se busca una democracia sin ideas y sin acciones.

Por tales motivos es necesario que los medios impartan una relación con la sociedad que sea más participativa, menos excluyente y que principalmente tienda a ser una relación democrática sin ignorar lo que realmente conforma la construcción de una cultura participativa, dado que dichos medios dirigen la cotidianidad de la población.

Fuente: Revista EXO

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