martes, septiembre 02, 2008




LA ÉTICA EN LA INFORMACIÓN


Victoriano Valdés Ávila – María Verónica Figueroa Ramírez


Para los efectos de la Ética de la Información, consideramos que “desde el punto de vista etimológico, la ética es una ciencia que estudia el ethos, es decir, algo característico de las costumbres, de los modos habituales de actuar y, por fin, de la propia naturaleza o capacidad natural del hombre para comportarse de una u otra manera con un fin determinado. El sentido del término latino se encuentra precisamente en la explicación de la palabra ethos, que en latín es mos (costumbre), de donde deriva el término ‘moral’, con el mismo significado que ‘ética’. Con otras palabras, la ética estudia ‘la actitud humana acostumbrada’ o, simplemente, ‘los actos humanos’”.(1)


Principios éticos


Si consideramos la Ética como la ciencia que estudia la costumbre humana, y la costumbre como los actos humanos repetidos constantemente como actitud de vida, podemos concluir que la Ética estudia los hábitos humanos o, que la Ética estudia la acción humana.


La Ética de la Información es la ética de los actos del informador en su proceso de mediación entre un hecho y el sujeto universal del derecho a esa información. No es neutra la forma en que el informador actúe –aun a pretexto de costumbre- en este proceso mediador sino, por el contrario, su deber de responsabilidad ética está determinado por la correspondencia moral entre la verdad implícita del mensaje con el hecho y la coherencia de los métodos utilizados para elaborar y difundir el mensaje.


Un informador que se enfrenta a la responsabilidad de seleccionar un hecho de interés público, por lo tanto publicable, enfrenta también con igual valor la responsabilidad de asignar al hecho seleccionado los méritos éticos que lo hacen difundible. Porque no todos los hechos públicos son publicables, ni todo lo publicable debe ser publicado por la sola razón que reúne condiciones formales de divulgación.


Como dice Desantes, “la información como objeto epistemológico –o, mejor habría que decir, como objeto de una ciencia –es polifacética: se puede contemplar bajo perspectivas diferentes que no sólo no se excluyen entre sí, sino que se complementan. No es científico oponer, por ejemplo, el aspecto técnico de la información al moral aunque aparentemente parezca posible tal divorcio en teoría y se siga más o menos inconscientemente en la práctica. Todo principio técnico, desde el momento en que ha de favorecer a la información es, al mismo tiempo, un principio saturado de contenido moral porque la comunicación afecta al homo qua homo, ser personal complejo en el que no se deben separar sus componentes, sino tratarlo desde la totalidad de su naturaleza única”.(2)


La responsabilidad del informador, pues, sobre el objeto de su acción que es el mensaje informativo en cuanto éste afecta a la persona, admite y exige un planteamiento modal ético.

Porque la realidad informativa permite ser analizada científicamente posibilitando discriminar en sí misma una serie de operaciones y un conjunto de elementos que le son constitutivos, y todos ellos son susceptibles de consideración moral; consideración que, reducida a un terreno puramente natural o humano, se transforma en una consideración ética y que, vista desde la perspectiva profesional, es denominada deontología.


La Ética es el principio que debe guiar los actos de los profesionales de la información en todo el proceso informativo: investigar, elaborar y difundir.


Notas:

(1) Brajnovic, L., Deontología Periodística, Ediciones Universidad de Navarra, S.A., Pamplona, 1978.

(2) Desantes, J.M., La información como deber, Editorial Abaco de Rodolfo Desalma S.R.L., Buenos Aires, 1994.


Viñeta: Martirena

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