miércoles, junio 11, 2008



Bernales y el alma fascista de Chile

Por Pedro Cayuqueo


La noticia ha golpeado el alma del país. Es lo que han señalado a coro todos los medios de comunicación, escritos, radiales, electrónicos y televisivos, que han elevado al general de Carabineros José Bernales, fallecido en un trágico accidente aéreo en Panamá, a la categoría de héroe nacional. La propia Presidenta de la República, interrumpiendo su gira por la Cuarta Región, sostuvo con la voz entrecortada estar desolada y triste con la noticia.

¿Mera propaganda para legitimar un estado policial? ¿Estrategia de La Moneda para desviar la atención pública de la contingencia? Todas las anteriores, pero mucho más. Basta un intercambio de palabras con el vecino o el almacenero de la esquina para comprobar que la muerte de Bernales ha golpeado en verdad a muchos. Y fuerte. Se trataba en los hechos de un general “respetado”, proveniente “del pueblo”, que hablaba como “el pueblo” y que conducía la institución policial como al pueblo chileno le gustan de cierto modo sus líderes: carismáticos, de mano firme, hablar golpeado y hasta cierto punto, autoritarios y arrogantes. Figuras paternales amadas por la ciudadanía de este país provinciano y que han existido en toda la historia de Chile, desde Portales a Pinochet, desde Alessandri Palma a Ricardo Lagos. Ellos fueron políticos. Bernales, un sheriff de tomo y lomo.

Además de la aceitada maquinaria propagandística del gobierno, la muerte del general Bernales ha dejado también en evidencia el carácter fascista del alma de Chile. Sino ¿cómo entender que, sin mayor cuestionamiento ciudadano, se eleve hoy al panteón de los héroes a un jefe policial involucrado en graves violaciones a los derechos humanos tras su paso por Wallmapu, la Nación Mapuche? La lista es larga y ha sido documentada por diversos organismos internacionales de prestigio: Violentos allanamientos a comunidades; detenciones arbitrarias de dirigentes y comuneros; torturas y apaleos en zonas rurales y cuarteles policiales; amedrentamiento contra mujeres, ancianos y niños; ello sin olvidar el asesinato impune de dos jóvenes mapuches, ejecutados a sangre fría por el gatillo fácil y la permisividad de los altos mandos. Bernales, el principal de ellos.

Una sociedad que es capaz de hacer vista gorda frente a una policía militarizada caracterizada por disparar primero y preguntar después, no puede estar en su sano juicio. Una sociedad que transforma en éxitos televisivos docu-realitys policiales donde se persigue, denigra, golpea y estigmatiza a los sectores más postergados, no puede pretender ser llamada democrática. Sospecho que una sociedad de este tipo, que rinde honores a un general que se vanagloriaba en Wallmapu de “salir a cazar delincuentes”, difícilmente podrá aceptar de buenas a primeras la legitimidad de nuestro reclamo histórico. Mucho menos podrá demandar a las autoridades privilegiar el diálogo político y no la lógica de los calabozos, esta última carta de presentación del fallecido general a su arribo como Jefe Policial en Temuko. Todo ello fiel reflejo de lo mucho que nos queda por hacer.


Nota: Pedro Cayuqueo es periodista. Director de Azkintuwe, periódico mapuche.

San Bernales (SubVerso)


No hay comentarios.: