jueves, abril 03, 2008


MEDIOLOGÍA


por Irene Martínez Zarandona

En Introducción a la mediología, 2001, haciendo lo que Debray llama la historia de la mirada, habla de tres eras o etapas. Cada una de ellas tiene su propia temporalidad. Sin ajustarse a una historia de instituciones, economía o eventos bélicos, ni mucho menos una historia del arte, pues no se dan en un orden cronológico. Su análisis no toma las imágenes como objetos o tipos, sino como apropiaciones de la mirada (formas de mirar). Ellas pueden convivir en una misma persona, sociedad o cultura, por lo que actualmente somos contemporáneos de las tres.



La logosfera es la imagen que corresponde a la era de los ídolos, la cual no se parece al original porque es una imagen de lo divino: no vale por su forma, sino por lo que representa. Esta era va de la aparición de la escritura a la invención de la imprenta.

Este tipo de imágenes es realizado por un artesano y su factura es anónima y según como el artista ve el mundo natural. La comunidad lo acepta, porque no es una cuestión de estética sino de creencias.



La grafosfera o era del arte, va desde la imprenta a la televisión de color. El arte es producto de la libertad: se hace sin temores, es la obra de la criatura frente a su creador. Es una liberación. Lo artístico se da cuando la obra tiene su sentido en sí misma: está en ella su razón de ser. El artista que lo hace no es anónimo, dice “lo hice yo”, con lo cual él mismo se reafirma y la colectividad lo reconoce.


Se crea un campo estético independiente de la tutela eclesiástica y las creencias religiosas. “La imagen humanista se emancipa del culto y produce su propia cultura.


En la época renacentista se desarrolla la imprenta y este logro va en detrimento del libro ilustrado medieval. Reflexionando sobre este punto vemos que la Edad Media realiza grandes imágenes en los vitrales góticos, en los manuscritos, tapices y dinteles precursores de nuestra era, que da tanta importancia a lo visual.

Con la imprenta las hojas de los libros se llenan de grises y negros, las páginas se elaboran sin imágenes hasta el siglo XIX con la aparición de las litografías.


Cuando surge la perspectiva y el gusto por las artes, se da una reducción del simbolismo proyectado a la realidad percibida; es el fin de la mirada que transforma la imagen y le da sus propias significaciones, volviéndose más realista e intenta copiar y parecerse a lo real. En palabras del autor: “Al final de la logosfera hay un artista que es Dios. Al final de la grafosfera sólo hay un dios: el Artista”.

La videosfera, o era de lo visual, se inicia con el vídeo y sigue hasta nuestros días, pasando por la imagen digital y el inicio del mundo virtual. En la era visual, la imagen es sólo imagen, incluso sin un soporte tangible en la realidad (se vuelve digital).

Provoca competencia económica, la obsesión es la reproducción y la batalla por la comercialización, la imagen se ha metalizado, es menos sublime, ahora su relación es económica.


Al igual que sucede con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, estas etapas no se sustituyen unas por otras sino que se suman y pueden convivir en espacios y tiempos semejantes, se encadenan y cada una está en germen al finalizar la etapa que la precede. Cada una es parte de una cosmovisión, una ideología y un diverso horizonte de la mirada.



Fuente: Sepiensa.org.mx

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