lunes, abril 21, 2008



Diseño Precolombino, Iconografía Chilena


Por Margarita Cid Lizondo


Un ícono, es una imagen o representación; es un signo o símbolo que sustituye al objeto mediante su significación, representación o por analogía.

Esta imagen, mantiene una relación de semejanza con el objeto o concepto que representa; estas pueden ser realizadas mediante técnicas diferentes de diseño como: pintura, trabajo en metal, esculpidos en piedra, tejidos a telar, repujado, cestería, tallados en madera, etc.

Las manifestaciones artísticas de los pueblos primitivos nacen de una inquietud, un anhelo íntimo de producir algo con sus propias manos, que pueda recrear sus sentidos y expresar al mismo tiempo sus ideas religiosas o estéticas.

El deseo de decorar objetos de uso, armas, vestidos, cestería, alfarería y joyería son posiblemente inconscientes manifestaciones del alma que, a través de la manufactura del hombre, crea valores estéticos y de belleza, igual que la danza o la música.

Estas expresiones visuales llevan implícita una imagen, un símbolo, un ícono, mediante el cual dan cuenta de su universo.

Este libro, es un registro unitario y amplio de la iconografía precolombina nacional, que permite visualizar a los antiguos habitantes de nuestro país con una mirada global; es reconocer y valorizar su desarrollo visual y las temáticas que los pueblos originarios de Chile poseían antes de la llegada de los españoles.

Nos permite descubrir por ejemplo como en el Norte Grande los petroglifos de Tamentica dan cuenta del Culto al Cóndor y relacionar esta temática del Cóndor con la joyería Mapuche y el prendedor Akucha donde los dos pájaros simbolizan en su mitología el alma de los antepasados, “Cóndores del sol”.

En las cercanías del Bicentenario de nuestro país como nación, nace la reflexión acerca de nuestra identidad como país, la búsqueda del sentido de pertenencia con nuestra cultura ancestral. Los íconos precolombinos chilenos, pertenecen al legado gráfico que hemos recibido de herencia, es una manifestación visual de nuestra identidad que hoy más que nunca debemos asumir y fomentar en nuestro quehacer diario.


A continuación se reproduce una entrevista realizada por Catalina May a la autora.

Margarita Cid Lizondo es una diseñadora que en la universidad descubrió que en el Chile precolombino había una tradición más que potente de iconografía. Interesada en ello, investigó durante años y acaba de publicar este libro donde muestra la originalidad de los tallados rapa nui, la gracia de los diseños mapuches y las alucinantes tabletas para la inhalación de psicotrópicos que usaban los perlas en el Norte Grande.

-¿De dónde viene el interés por hacer este libro?

- Nace de la época de la universidad, yo soy diseñadora de la Católica. En esa escuela hay una búsqueda de lo que tiene que ver con tu patrimonio cultural en distintas áreas, pero cuando uno empieza a buscar cuál es tu fuente de inspiración y recurres al material bibliográfico, te encuentras con grafismos japonés, con los indios navajos y su vestuario, con las culturas moriscas y sus mosaicos. Eso me hizo cuestionarme por qué no hay nada que sea americano, que sea sudamericano y mucho menos chileno. Nunca nadie se había fijado en Chile como lugar de iconografía potente. Nosotros tenemos esa gran tranca de que todo lo peruano es más bonito, tiene más color, más onda, la riqueza del inca. O Brasil y sus tocados. Nuestro imaginario a lo más da para intuir que en las laderas de los cerros en la zona atacameña hay algo. Tú sabes que son dibujos, pero rara vez los has visto dibujados. Los has visto fotografiados o en puntitos, pero no constituyendo la forma y dándole el peso de íconos, que son elementos visuales potentes.

-¿Cómo trabajaste?

-Me demoré cuatro años. Con Marcela Enríquez, bibliotecaria del Museo de Arte Precolombino, recopilamos material que estaba en fotos, objetos, bibliografía impresa lo más actual posible, de colecciones privadas. Par organizar el libro dividí Chile en zonas geográficas y cada una en soportes: petroglifos, tabletas de inhalación, cerámica, textil, etc… Después vino escanear todo el material, ordenarlo y empezar a dibujar en Frenad de forma muy detallista, porque este es un registro que la gente va a utilizar durante muchos años.

-¿Qué lugar crees que van a tomar estos íconos en nuestra cultura?

-Espero haber entregado el abecedario de un montón de imágenes que quiero que sean elementos que invadan lo cotidiano. Pueden ser para un orfebre, para un tejedor, para un cabro chico que quiere armar un kultrün porque es su tarea en la nueva reforma educacional. El otro día una amiga me decía que sus hijas quieren que se haga un tatuaje pero, ella no quiere hacerse una runa o un grafismo maorí. “Si existiera algo que me identificara me lo haría”, me decía. Y abre el libro y me dice: “Este petroglifo del cóndor en el norte me lo voy a hacer”. Para mí fue genial, porque ella consideró que ese ícono sí era meritorio de estar en su espalda. Yo sé que estas imágenes van a ser reproducidas a diestra y siniestra y por eso estoy armando el sitio iconografía.cl, en él quiero que la gente me cuente para qué las usan.

Ver estas imágenes nos hace romper con la idea de que el diseño es algo moderno…

-Absolutamente. El diseño es una profesión moderna, pero tú te das cuenta de que muchos de los procesos de abstracción de las formas, de una llama por ejemplo, un diseñador actual las hace de manera muy similar. Las líneas base que dan fuerza al objeto no distan mucho. Yo pienso que fueron diseñadores anónimos, de quienes apenas sabemos en qué período histórico estuvieron, o la relevancia que tuvieron. Era una labor que desempeñaba alguien importante, porque era la persona encargada de traspasar la cosmovisión de los pueblos a un objeto, ya sea para un ritual de culto o un objeto de uso. No era sólo un pintor, porque está la parte utilitaria también. Ese es el perfil de un diseñador.

O sea que Chile sí tiene una tradición en el diseño…

-Nosotros no hemos sabido ver qué es lo que hace distinto lo nuestro, que no es FOME, ni feo, ni gris. Es posible comunicar desde nuestro origen. Una de las colecciones más exitosas de Jean Paul Gautier estuvo basada en los incas. Él puso de moda hasta el gorrito con orejas, pero de terciopelo estampado. Era de elite, alta costura. Y, perdón, vino un europeo, tomó la iconografía precolombina, se la llevó y grito y plata. Él vio que ahí hay una fuente de inspiración.


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