domingo, febrero 24, 2008


EL CANTO DE TAKI ONGOY

Víctor Heredia

TEXTO Nº 1

Hubo un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestros dioses velaban por nosotros. No había enfermedad entonces, no había pecado entonces, no había dolores de huesos, no había fiebres, no había viruela, no había ardor de pecho, no había enflaquecimiento. Sanos vivíamos. Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero ese tiempo acabó, desde que ellos llegaron con su odio pestilente y su nuevo dios y sus horrorosos perros cazadores, sus sanguinarios perros de guerra de ojos extrañamente amarillos, sus perros asesinos.
Bajaron de sus barcos de hierro: sus cuerpos envueltos por todas partes y sus caras blancas y el cabello amarillo y la ambición y el engaño y la traición y nuestro dolor de siglos reflejado en sus ojos inquietos nada quedó en pie, todo lo arrasaron, lo quemaron, lo aplastaron, lo torturaron, lo mataron. Cincuenta y seis millones de hermanos indios esperan desde su oscura muerte, desde su espantoso genocidio, que la pequeña luz que aún arde como ejemplo de lo que fueron algunas de las grandes culturas del mundo, se propague y arda en una llama enorme y alumbre por fin nuestra verdadera identidad, y de ser así que se sepa la verdad, la terrible verdad de cómo mataron y esclavizaron a un continente entero para saquear la plata y el oro y la tierra. De cómo nos quitaron hasta las lenguas, el idioma y cambiaron nuestros dioses atemorizándonos con horribles castigos, como si pudiera haber castigo mayor que el de haberlos confundido con nuestros propios dioses y dejado que entraran en nuestra casa y templos y valles y montañas.
Pero no nos han vencido, hoy, al igual que ayer todavía peleamos por nuestra libertad.

PLÁTICAS DE LOS SABIOS Y ANCIANOS (NAHUAXL-HUAHATLACOLLI)


Ten cuidado de las cosas de la tierra.
Haz algo. Corta leña. Labra la tierra.
Planta nopales. Planta magueyes.
Tendrás que comer. Que beber, que vestir.
Con eso estarás en pie. Serás verdadero.
Con eso andarás, con eso se hablará de ti.
Se te alabará, con eso te darás a conocer...
Serás verdadero...
Serás verdadero...
Serás verdadero...

VEINTE MIL AÑOS PATRIA


Patria, veinte mil años patria.
Madre, por la vida y la muerte
sangras por la carne y el alma.
Por el cielo y el mar
el azúcar, la sal.
Por el indio que espera con la piel reseca
la resurrección.
Por el ave que va
desde el norte hacia el sur
desafiando los vientos
los helados alientos de la tempestad
con el pico apuntando
con las alas volando
con los sueños pujando hacia la libertad
aquí los inocentes fueron desterrados
a la negra fosa de la eternidad.
Aquí los torturados, los desarraigados
claman todavía por su ansiada paz.
Y cada año que pasa el 12 de octubre
con la voz dolida vuelven a cantar
vuelven a cantar
hacia la libertad.

TAKI ONGOY


¿Dónde están nuestros hijos ahora
que viento los barrió?
¿Dónde nuestros maizales de oro
meciéndose en el sol?
¿Qué fue de nuestras huacas sagradas
que fue de nuestra paz?
Lloro por Titicaca y la luz amada
de Pachacamac.
Digo Taki Ongoy,
sueño un camino
Viracocha entenderá
cuanto dolor encierra mi corazón.
Grito Taki Ongoy
preparo mis armas
Manco Inca sonreirá
las flores en los valles revivirán
habrá en sus ojos tal regocijo tanta felicidad
que nuestras almas de las estrellas al mundo bajarán.
Y en Machu-Picchu, ciudad sagrada se corporizarán:
aztecas, mayas, incas, chimúes, convocarán al sol.
Este es el día del año justo. Ya terminó el dolor.
Vengo a cantarles la profecía. El indio no murió.

LA PUERTA DEL COSMOS
La puerta del cosmos se abrió lentamente
y allí Viracocha fundó el mundo que vemos
las cosas y fieras y el culto civilizador.
Los valles y frutos. Las bellas praderas
y el agua en un gesto de amor.
Reinó entre nosotros. Amó entre nosotros
y un día de pronto partió.
El dios de la vida, el dios de la tierra,
cruzando las aguas del mar.
Igual Quetzacoatl en México un día
los dos prometieron volver
mi corazón con su tambor
golpea las puertas de Tihauanaco
mi corazón en su dolor llama a las
huestes de Tihauanaku
no son Viracocha los hombres que llegan
no existe en sus actos bondad.
Su magia es la muerte, su amor la riqueza
del pueblo del hijo del sol.

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