viernes, julio 11, 2008



RENACIONALIZACIÓN DEL COBRE


Salvador Allende: la nacionalización de la Gran Minería del Cobre, Rancagua, 11 de julio de 1971.

“Hoy es el día de la dignidad nacional y de la solidaridad. Es el día de la dignidad, porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política”.

“Compañeros mineros, trabajadores duros del rojo metal: una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan”.



Estimados compañeros, la lucha por la nacionalización de nuestras
riquezas básicas tiene ya casi un siglo de historia, como testimonia el
artículo publicado el 11 de agosto de 1920, por Luis Emilio Recabarren
en el diario “El Socialista” de Antofagasta: “Los problemas de la
miseria y de la esclavitud no terminarán mientras tanto la clase obrera
se resigne a sufrir la actual organización social. Nacionalicemos las
industrias extractivas. Nacionalicemos las minas de carbón, las
salitreras, los bosques, el cobre, la agricultura y procedamos a que
toda la industria muy nacionalizada sea administrada bajo el control de
comisiones nombradas por el gobierno o las municipalidades respectivas”.

Años más tarde, en junio de 1932, en la República Socialista de 12
días de Marmaduque Grove, se produciría el primer intento oficial por
nacionalizar nuestras riquezas básicas, con un decreto que declaraba
inconcesible el cobre, lo que equivalía a nacionalizarlo, pero un nuevo
golpe de Estado de Carlos Dávila, al amparo de la Armada estadounidense
anclada en Valparaíso dejó inconclusa esta iniciativa.

Posteriormente, el primer proyecto de ley de nacionalización del
cobre, que se presentó en el Congreso Nacional, fue elaborado por los
senadores comunistas Salvador Ocampo y Elías Lafertte, el 21 de julio
de 1951. En este proyecto se disponía la expropiación de las empresas
de la gran minería por el monto de su declaración de capitales que
alcanzaba en esa época a los 53,5 millones de dólares por las tres
empresas existentes a la época.

En 1961, los senadores socialistas Salvador Allende, Raúl Ampuero,
Salomón Corbalán, Aniceto Rodríguez, Alejandro Chelén, Adolfo Quinteros
y Galvarino Palacios, presentaron el segundo proyecto de
nacionalización del cobre, mediante el cual se expropiaba a las
empresas norteamericanas según el valor declarado en Impuestos
Internos, y se procedía a la creación de la Empresa Nacional del Cobre,
que explotaría los bienes expropiados y comercializaría el cobre. Este
proyecto, como el de Ocampo y Lafertte, nunca fue objeto de mayor
estudio en el Senado.

Pero la lucha por la nacionalización de la gran minería, dejó de
ser una bandera que concernía solo a los partidos de izquierda, porque
parlamentarios de la democracia cristiana e incluso de los partidos
liberal y conservador, también se incolucraron en esta lucha, en la que
destacó por su claridad y visión, Radomiro Tomic, quien el 18 de junio
de 1961 sostuvo en el Senado: "Es obvio que mientras pretendamos, no
sólo en lo formal, sino que en lo real, ser un Estado soberano, el
control del cobre debe estar en manos de los poderes públicos del
Estado de Chile. Y no en las empresas extranjeras". En 1965, en plena
discusión de la Ley 16.425 de Chilenización del Cobre, el senador
liberal Julio Von Mühlenbrock, presentaba un proyecto que disponía la
inmediata expropiación de todos los bienes que poseyeran en Chile las
empresas productoras de cobre de la Gran Minería, la que se debía pagar
según el valor libros de la contabilidad.

Esta diversidad de actores políticos que abogaban por la
nacionalización de la Gran Minería del Cobre, desde la izquierda hasta
la derecha, permitió que la gran minería del cobre se nacionalizara por
la unanimidad del Congreso Nacional, el 11 de julio de 1971, fecha que
hasta hoy se conoce como Día de la Dignidad Nacional.

La lucha de Recabarren, Grove, Aguirre Cerda, Lafferte, Ampuero,
Von Mulenbrock, Tomic, Allende, y miles de otros chilenos, por la
nacionalización del cobre y el rescate del patrimonio nacional, quedaba
consagrado en la Constitución Política de la República al establecer
que: "El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e
imprescriptible de todas las minas", preceptos de tal raigambre en la
conciencia nacional, que incluso la Junta Militar los mantuvo en la
Constitución
que hizo aprobar en 1980.

Lo acertado de la nacionalización de la gran minería del cobre, lo
demuestran las cifras. Desde 1971 hasta el año 2007, la empresa estatal
Codelco, le ha entregado más de US$ 62.000.000.000 (sesenta y dos mil
millones de dólares) al erario nacional, lo que representa más del
doble que el impuesto a la renta de primera categoría que han pagado
absolutamente todas las empresas privadas de todo tipo que existen o
han existido en Chile en este mismo período de tiempo, incluyendo los
bancos, compañías de seguros, AFP, empresas mineras, comerciales,
forestales, industriales, pesqueras, etc. La nacionalización del cobre,
es de lejos, el mayor éxito económico de nuestra historia republicana.

Sin embargo, la historia ha retrocedido, porque hoy nuevamente nos
encontramos con un hecho incomprensible e injustificable, las empresas
extranjeras están de vuelta y producen 2 veces más cobre que Codelco.
Pero lo más grave de todo es que nada dejan en nuestro país, como lo
demostró en el Senado por el Director del S.I.I., en octubre de 2003,
al informar que entre 1994 y 2003, las 10 mayores mineras extranjeras,
pagaron la exigua suma de 1.147 millones de dólares de impuesto a la
renta, pero a la vez tenían pérdidas tributarias acumuladas superiores
al impuesto pagado, de alrededor de 2.700 millones de dólares. Sin
embargo, en ese mismo período de tiempo, esas empresas privadas habían
exportado el equivalente a 20,7 millones de toneladas de cobre fino,
que al precio actual del cobre de 3,5 dólares la libra, alcanza a la
increíble suma de 167 mil millones de dólares, prácticamente no dejaron
un solo dólar en nuestro país.

Estas cifras son tan catastróficas para nuestra economía que no
parecen ciertas: Pero ellas también tienen la virtud de: 1) Destacar lo
acertado que fueron todos aquellos chilenos que lucharon por la
nacionalización del cobre, 2) Demostrar que la inversión extranjera en
nuestra minería nunca fue necesaria, no se justifica bajo ninguna
condición, 3) Y en consecuencia es más urgente que nunca proceder a una
segunda nacionalización de la gran minería del cobre, y en general de
todas nuestras riquezas básicas.

¡VAMOS POR LA RENACIONALIZACIÓN!

Atte.,

Comisión organizadora Acto de conmemoración 11 de Julio, en Ex Congreso Nacional
- Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC)
- Federación Minera de Chile (FMC)
- Federación de Trabajadores del Cobre (FTC)
- Organizaciones sociales
- Académicos
- Estudiantes

No hay comentarios.: