jueves, enero 31, 2008



CONVERSACIÓN CON VOLODIA TEITELBOIM
La Utopía Latente


“La política era mi mujer legítima y la literatura, mi amante”


Una crítica injusta que se le hace a Volodia Teitelboim es el hecho de haberse dedicado a la política y no por entero a la literatura (no es difícil descubrir desde donde proviene esta crítica), pero nunca se le ha reconocido el valor de haber sabido disociar ambas disciplinas sin contaminar la una con la otra. Pero ya pasaron los tiempos de dictadura cuando se le designaba solo como el viejo comunista, olvidando su riqueza literaria. Cómo vamos a olvidarla, más aún en este último tiempo, cuando con sus memorias da un vistazo a la vida del político que en el acto de recordar hace literatura. No obstante este abocarse a la literatura no ha significado la pérdida o el desgaste de voz del gran personaje político que es Volodia Teitelboim: un lector de la realidad.



UTOPÍA Y JUVENTUD ACTUAL


"Yo veo que la juventud sufrió un cierto abandono que los llevó a una depresión profunda y con causas reales. Cómo adquirieron los sueños y el posterior derrumbe de esa forma en que los adquirieron, la idea de la revolución, de una sociedad más justa".
Con una disposición auspiciosa Volodia Teitelboim nos recibe en su casa después de que su gata, la ya famosa Miel, nos diese el visto bueno para entrar. Volodia Teitelboim es hoy por hoy uno de los escritores más requeridos para entrevistas, lanzamientos y para publicaciones. No es simple añoranza recurrir a él, ya que su voz sigue latente en nuestro imaginario. Conversar con él es conversar con un protagonista atemporal del la historia. Con una larga vida a cuestas aún se da tiempo para soñar: "Si el imperio romano tuvo su caída, el imperio norteamericano también la tendrá".


Aún hay tiempo y lo reconoce. Le preguntamos si esa ilusión la ve también en la juventud actual, esa que creció en un mundo en que las utopías eran sueños de minorías:


"Yo veo que la juventud sufrió un cierto abandono que los llevó a una depresión profunda y con causas reales. Cómo adquirieron los sueños y el posterior derrumbe de esa forma en que los adquirieron, la idea de la revolución, de una sociedad más justa. También la proclamación de la historia, en que el capitalismo gobernará eternamente y que toda forma de resistencia será vana e inútil. Viven en un mundo globalizado que controla todo y a todos; especialmente a los medios de comunicación."


"Yo creo que la utopía en sus distintas formas se mantiene a través de la esperanza. El hombre necesita tener la esperanza, el sueño de que las cosas van a estar mejor, eso es algo."


"Hay momentos en que las utopías parecen muertas, pero en alrededor de 15 o 20 años empiezan de nuevo, con las mismas fuerzas de antaño, con nuevas ideas".



¿Cuál es la utopía actual?


Cambiar el sistema, esa sigue siendo la utopía y se ve aún en las movilizaciones de la salud, de los trabajadores, de los estudiantes. Eso se mantiene.


¿En ese sentido, cómo ve las reuniones del foro social que se hicieron en Brasil?


Es muy importante, ahí se ve la gran magnitud del desafío que se tiene y de la fuerza económica que tiene esta gente.


¿Cuál es la línea que debiera seguir el PC?


Yo creo que lo que tiene que hacer el PC es juntar a todos los militantes, por muy distintos caminos que hayan tomado, juntarlos y ver las propuestas, unir las fuerzas, actualizarse.


¿Cuáles son los medios para lograr o por lo menos intentar salir del sistema?


Difícil, en este sistema las víctimas son los pobres; pero justamente son las víctimas las que votan por sus victimarios, que son la gente de la UDI. En este sentido, la dictadura contribuyó a debilitar las conciencias. La conciencia es la única que puede decir a las personas: tú eres esto, tus problemas son estos, tus enemigos son estos, tus problemas son estos, y también tienes que hacer esto. O sea, la conciencia es el saber.



FISURA ESENCIAL



"...en este sistema las víctimas son los pobres; pero justamente son las víctimas las que votan por sus victimarios, que son la gente de la UDI. En este sentido, la dictadura contribuyó a debilitar las conciencias. La conciencia es la única que puede decir a las personas: tú eres esto, tus problemas son estos, tus enemigos son estos, tus problemas son estos, y también tienes que hacer esto. O sea, la conciencia es el saber"



A los 18 años se dio el lujo, arrogante en su época, de publicar junto a Eduardo Anguita la "Antología de la poesía chilena nueva" en donde se margina a Gabriela Mistral y se incluye a él mismo junto a Anguita. Ese joven que no temió a la crítica comenzó a aparecer en los medios intelectuales de ese entonces, pero a la vez empezó la lucha interna que le significó más tarde tomar la decisión de optar por la política y dejar a un lado la poesía.


Usted en su juventud dejó de escribir poesía porque no quería convertirla en un híbrido. ¿Por qué esa escisión, por qué dejar de hacerlo?


Yo reconozco que este es un serio error en mi vida, ahora por qué se cometió ese error... Primero era la época, yo quería cambiar el mundo, yo creía que esta posibilidad de transformar estaba al alcance de la mano. Era un muchacho absolutamente comprometido en esta tarea, había que salvar a la humanidad. Y también se parte del concepto de la unidad en el sentido de que un hombre, una persona, una mujer lo hace perfectamente congruente. Había que entregarse al cambio, la revolución. Mirando algunos de los poemas que yo había escrito encontré una poesía muy pura, una poesía muy instruida con la idea de la revolución estética. Una poesía con un sentido de búsqueda de la trascendencia. En ella no cabía la consigna, no cabían las banderas rojas, las manos empuñadas. Esa era la poesía que yo escribía; una poesía muy primeriza que también tenía una carga poética y política.



¿Entonces, la decisión pasaba un poco por la presión social?


La presión social y la conciencia de que había que entregarse entero. No creo que estuviera escribiendo una gran poesía. Para mí es evidente que insistiendo en la poesía se puede encontrar un camino y una respuesta que posiblemente no llegará a lo más profundo. La poesía no es un instrumento, ni un medio para "llegar a". Yo creo que fue un error, pero eso lo hago mirando atrás. Yo era un hombre con remordimiento, en las noches mi corazón me reclamaba la amante, la poesía...


Si bien usted renuncia a la poesía, en varios de sus libros en prosa se nota la presencia de esta.


Sí, y también la visión poética. La visión poética es la visión de la vida mirada con otros ojos, que puede ser la descripción de los libros de la infancia, que puede ser el sentimiento del niño que está acostado y que siente y que escucha los pitazos del tren que va pasando en la noche. Eso está siempre presente, cuidándose que la prosa no perezca sobre la base que se confunde y se convierta en otra cosa. Es por eso que también es el sentido y el significado que quiere dar, pero si tú estás escribiendo una novela o estás escribiendo un ensayo debes desarrollar un pensamiento coherente. No debes hacerlo con un notario. Incluso en el ensayo, que puede ser un género muy riguroso, debe haber un sentido más profundo que no es un simple dejar constancia. Creo que es necesario, la palabra debe estar cargada de un sentido que la trascienda.



ALGO DE ESTOS DÍAS



La última década ha sido muy fructífera para Volodia Teitelboim en cuanto a cantidad de publicaciones. Se ha cansado de repetir en sus entrevistas que escribe contra el tiempo. Las memorias que hasta el momento ha publicado Volodia Teitelboim responden, según su propia confesión, al darse cuenta de que si podía escribir sobre otros, por qué no podría hacerlo sobre su vida, si más de algo tenía decir de esta. Claramente lo logra publicando dos memorias (falta la tercera): "Un Muchacho del siglo veinte" y "Un hombre de Edad Media", ambas bajo el nombre de "Antes del olvido". Pero es la biografía la que primero lo alcanzó. Por un lado están las que tienen el carácter testimonial de su relación con Pablo Neruda ("Neruda" en 1984) y Vicente Huidobro ("Huidobro, la marcha infinita" en 1993), y por otro las polémicas, si así se las pudiera llamar, a Gabriela Mistral ("Gabriela Mistral pública y secreta" en 1991) y Jorge Luis Borges ("Los dos Borges, vida, ensueños y enigmas" en 1996). En el caso de la Mistral resulta contradictoria su publicación luego de que en 1935 la excluyera de la antología de poesía. En el caso de Borges, Volodia Teitelboim valida al escritor argentino, no por su calidad literaria que ya era indiscutida, sino por su vida de escritor que apoya los regímenes militares, lo que a la larga le costaría el Nóbel de literatura. En esta última biografía se nota la honestidad con que Teitelboim trata la literatura al no querer combinarla con la realidad, ya que Borges nunca vivió la realidad. Borges construyó su mundo y su misma tradición familiar militar lo hizo creer en esa idealizada restauración del orden que llevaban a cabo las dictaduras latinoamericanas, sobretodo en el 76 en Chile, justo cuando se le rinde homenaje a Borges.Pero sus biografías son también las que no ha hecho. Siempre Volodia Teitelboim se sintió en deuda con Pablo de Rokha y Julio Cortázar. Sin embargo ahora aparece con la preparación de otra, la Juan Rulfo.



¿Cuándo va a publicar la 3º parte de sus memorias?

Esa es la gran pregunta.

¿No lo está dilatando?

Estoy trabajando siempre, lo que pasa es que hay ocasiones paralelas que se presentan en el camino, otros trabajos...

¿Juan Rulfo es un de ellos?

Sí, Rulfo es uno de ellos.

¿Hay algún título tentativo para la biografía?

El título proyectado, que puede cambiar, es "El aire Rulfo". No es tanto una biografía como lo que venía haciendo, sino que es un intento de ver en Rulfo a un escritor que representa el trasfondo de América Latina. Sobretodo de los pobres despojados, apaleados. Es la muestra de Pedro Páramo.



Octavio Paz dice de Rulfo que es el único autor que da imagen y no descripción de México y a la vez de latinoamérica. ¿Cuál es esa diferencia entre describir y hacer imagen?

Yo creo que él, partiendo de realidades vividas, trasciende sobre lo fotográfico y se queda en la esencia y en el símbolo de un ambiente, de una sicología. Siente el paisaje y principalmente un sentimiento de abandono, marginal de esa tierra, y por lo tanto del hombre de esa tierra, que tiene que dejarlo todo pero que parte desenterrando a los muertos, sus antepasados, teniendo un entrañable sentido representativo de una cultura más antigua. Aunque él no hable en sus obras directamente del indígena, del ancestro, está allí. No les dio nada, hay cierta desesperanza.

¿Hay una intención de búsqueda en ese pueblo muerto, ese pueblo maldito que es Comala (el espacio donde transcurre la novela)?

Y también hay una búsqueda de los culpables. Pedro Páramo es culpable. No es culpable él, persona, es culpable el mundo que representa, el mundo del caciquismo, de la explotación, el mundo del abuso. Se enamora de una mujer que no lo quiere, lo mata uno de sus hijos que ha tenido a la mala por ahí en el camino. Mucho de tragedia griega.

"Yo creo que fue un error, pero eso lo hago mirando atrás. Yo era un hombre con remordimiento, en las noches mi corazón me reclamaba la amante, la poesía..."

Son sólo dos obras las que publica Rulfo ¿son parte de su modestia o porque dio en la médula de lo que pensaba?

Bueno, esa es la eterna pregunta, esa fue su eterna pesadilla, porque todos los periodistas le volvían a preguntar si iba volver a escribir. Nunca tuvo el sentido del escritor profesional que cree que debe estar publicando un libro todos los años, sino que cree sinceramente que la literatura es un oficio, un trabajo como cualquier otro que hay que desempeñarlo todos los días. Él no sabía responder preguntas, comenzaba a dar explicaciones... él no era un intelectual, no era un hombre de riqueza, aunque era un lector sobre todo de textos literarios y los que le gustaban eran acorde con su pensamiento... él fue un hombre profundamente interior pero también visual, le interesaba mirar.

La mirada de Rulfo tal vez sea la misma mirada de Volodia Teitelboim que atraviesa por nuestra historia político literaria. Escribir poesía, alguna novela, ensayo, biografía, memorias, son las huellas de un mirar, un vivir de un escritor que escribe contra el tiempo, que se dio cuenta que en estos años aún podría encontrarse con su amante de décadas, la literatura. Escribir para vivir, vivir para escribir, escribir para soñar, soñar para dejar testimonio de una vida. Esa es la inercia y utopía latente de Volodia Teitelboim.



Fuente: MercadoNegro

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