viernes, enero 18, 2008



Mi saxo rojo-1983-Óleo- tela



LOPOMO: Jazz y libertad creativa




Alejandro Kurt Dreckmann Lopomo (Santiago de Chile). En la "era Pinochet", Kuto es borrado del registro civil chileno y su nº de identidad entregado a otra persona. En septiembre de 2005, las autoridades le vuelven a inscribir en los registros, "resucitándole" como chileno. Es ciudadano español desde 1979.

Kuto se inicia como dibujante en el Diario Color de Concepción; un trabajo que compatibiliza con sus estudios de Arquitectura. Posteriormente, colabora en publicaciones de distintos géneros. Después del golpe militar de Pinochet, sale de Chile con toda su familia. Pasado un tiempo, regresa a Santiago para terminar su carrera. Comienza a publicar en la mítica revista deportiva Estadio. Es amenazado y se ve obligado a salir del país.

En 1977 llega a España. Colabora en RTVE (televisión española) y reinicia su trabajo en la prensa escrita. Pasa por Diario Pueblo, El Cocodrilo, Ciudadano, Interviú, Auto1, Diario El Mundo, Sepa, etc. En ellos publica editoriales gráficos; dibujos de opinión; ilustraciones y viñetas de humor. A mediados de los 90, realiza comentarios y entrevistas de jazz para un semanario madrileño.





En paralelo, trabaja en lo que es su verdadera vocación: La pintura. Bajo su firma de pintor -Lopomo- ha expuesto en varios países (España, Francia, Inglaterra, Japón). Uno de sus temas favoritos es el jazz.

"Veo el jazz como un sinónimo de estética contemporánea y como un arte universal que evoluciona constantemente a base de mezclarse y fusionarse con otras músicas. En su esencia está la libertad creativa que ofrece a los músicos, con la única condición de "saber" para ejercer el supremo acto de la improvisación. Una improvisación ligada al conocimiento técnico, al tener cosas que decir, y en definitiva, a la creatividad individualizada...estos son los valores que deseo para mi pintura." (Alejo Lopomo)



Paquito (Paquito de Rivera),1984, Lopomo





SC: El pintor Alejo Lopomo, el diseñador Alejandro Kurt, y el dibujante periodístico “Kuto”. ¿Estos tres artistas son la misma persona?






-Efectivamente. Son tres firmas para tres actividades distintas, y están realizadas por una misma persona que soy yo.Lo que ocurre es que desde que era muy joven, me he estado moviendo en distintos campos de la comunicación. Esos campos, están en planos diferentes y los abordo como lo que son: cosas distintas. Cuando pinto hago Lopomos, y cuando hago una viñeta de humor o un logotipo: No. El arte de la pintura es lo que me permite entrar en diálogo con lo más profundo de mí ser, y lo considero como mi lenguaje de nivel superior. En definitiva, creo que soy un pintor que hace otras cosas que le ayudan a completarse como ser humano.







SC: ¿En tu infancia estudiaste algo relacionado con el arte visual/musical?



-No,... y tampoco en mi familia existían referencias que me acercaran a ese mundo. A pesar de ello, mi vida comenzó a girar en un mundo de arte que yo mismo iba creando. Recuerdo que sentía una inclinación irresistible por los libros ilustrados, y los juegos de armar. Me gustaba inventar historias y dibujarlas y no me puedo recordar siendo niño, sin estar dibujando o haciendo deporte. El deporte era además el gran tema de mis historias infantiles. Fui jugador de béisbol hasta los 13 años, y luego futbolista en las divisiones inferiores de Colo Colo... Cuando esta afición comenzó a afectar mis estudios decidí colgar las botas para volcarme completamente en los libros y los dibujos, a los que jamás he abandonado.



SC:¿Cuál fue tu vinculación con las artes en tu juventud?





Óleo, 1973




-Mi juventud transcurre en un momento muy especial para las artes en Chile. Es el tiempo que va desde un poco antes, y durante toda la época del gobierno de Allende. En ese tiempo se produce una inusitada explosión de talentos en todos los campos del arte y los artistas salen a la calle para darse la mano con el pueblo llano. Yo acudía a todos los espectáculos y exposiciones que podía, y en ese plano me vincule a las artes como un espectador esponja. ... En ese tiempo de libertad no podíamos ni imaginar que solo 5 años después vendrían un tipos armados hasta los dientes, que se dedicarían a perseguir ideas y a quemar libros.




En mi casa, cada día a la hora de la comida, se servían como aperitivos los problemas sociales y políticos que aquejaban a Chile y al mundo, y se debatían hasta el momento de irse a la cama. Eso, sumado a lo anterior, quieras o no, va moldeando tu forma de pensar sin que te des cuenta de ello. Tal vez seria por eso que a finales de 1969, nos juntamos 4 jóvenes soñadores, progresistas e independientes y creamos la Brigada Inti Peredo. El objetivo era trabajar en la campaña presidencial de 1970 por el candidato Salvador Allende. Pronto nuestra brigada creció y se sumó al trabajo que hacían en las calles, otras Brigadas como la Ramona Parra y la Elmo Catalán.




Yo usaba mi “talento artístico” para comunicar y denunciar las injusticias que ocurrían en la sociedad e intentaba reflejar en los muros nuestras aspiraciones. Lo único que nos importaba de esos mensajes, era que fuesen claros e impactaran... Nunca pensamos en hacer arte con nuestras pintadas y me extraño mucho cuando algunos de mis murales trascendieron a las paredes.



En esa época me gustaba el arte, pero jamás pensé en ser pintor. Estudie 1 año de diseño y 7 de Arquitectura, así que mi formación no tiene nada que ver con las artes puras. A estas alturas de mi vida sé que el arte es un sentimiento que no se puede enseñar... y lo tienes o no dentro de ti.



El bichito de la gráfica lo saque con el trabajo paralelo a mis estudios que realizaba en Prensa; Publicidad y Diseño.



SC: ¿Cómo fue tu experiencia durante la UP?



- Cuando Allende fue elegido Presidente de Chile, muchos conocidos y algunos de los integrantes de la Brigada se comenzaron a colocar en puestos estratégicos de gobierno. Me sentí decepcionado. Por ese tiempo me fui a estudiar a la ciudad de Concepción, y comencé a ver el proceso con actitud crítica. A pesar de los problemas que veía, seguí apoyando electoralmente a la UP, porque deseaba que el proceso no fracasara.




En Concepción comencé a trabajar en el Diario Color y mi vida transcurría dibujando viñetas, anuncios y planos en las mesas de dibujo de la universidad, la de mi habitación y la del periódico. Esos son seguramente los años más agitados y productivos que he tenido en mi vida en términos de trabajo.



Cuando vino el golpe de estado de Pinochet, todos los estudiantes profesores y trabajadores fuimos citados a la universidad. Allí nos esperaban los militares, con sus rifles, sus pistolas y sus camiones vacíos, listos para ser llenados de “enemigos con ideas peligrosas”. En la universidad, los militares nos hicieron correr hasta el campo de fútbol, que, para mi asombro, estaba repleto. La gente estaba separada unas de otras, de pie, con las piernas abiertas y las manos atrás en la nuca. La lluvia caía sin cesar y la cancha estaba cada vez más embarrada. El silencio era total. La universidad se había transformado en un verdadero campo de concentración que -yo creo- asustaba al mas valiente de los valientes. Solo se escuchaban las voces con los nombres de los que tenían que salir de la muchedumbre para ser conducido a los camiones. Los que no estaban o no contestaban quedaban inmediatamente en busca y captura para juicio militar. Vi como subían a los camiones cubiertos por lonas de camuflaje, profesores, compañeros y amigos. Cuando aquello acabo, El comandante nos dijo a voz en grito “El resto puede marcharse; pero estén atento a que les llamemos porque esto no ha terminado todavía”. Aliviado y pensando en la suerte que había tenido, volví rápidamente a Santiago y a los pocos días salimos de Chile.




SC: ¿Cómo fue tu exilio en España? ¿Has residido en otros países?



- Llegué a España a comienzos del 77, justo en el momento previo a las primeras elecciones democráticas después de Franco. Venia de escapar de una situación dramática en Chile, ya que salí de ahí con una amenaza de muerte. Aquí me encontré con un país vital que estaba luchando por romper las ataduras del pasado. Pronto me sumergí en su cultura, y gracias a ello, tuve la suerte descubrir mi vocación de artista. Lo supe cuando visité los impresionantes museos de pintura de Madrid en los que pude contemplar las obras maestras de los más grandes artistas del mundo. Viendo esas obras me di cuenta de lo que tenía que hacer para realizarme y emprendí el camino.






Blue Moon, 1986, Alejo Lopomo




Desde ese momento hasta hoy han pasado 30 años y creo que mi evolución como artista ha sido consecuente con lo que he vivido.



En 1973, después del golpe de Pinochet, residí en Argentina, y me toco vivir el momento histórico de la última etapa del Gobierno de Perón. Y también viví los primeros meses de 1977 en Dakar, Senegal, antes de llegar a España.



SC: ¿Cuál de las obras que relacionan jazz y pintura es tu preferida?

- Me gusta especialmente el trabajo que hizo Jackson Pollock allá por los años 50 con los sonidos de jazz en el fondo de sus cuadros. Me refiero a sus famosas pinturas de goteos y chorreos y que están llenos de ritmos y vibraciones, y que se transformaron en un hito del expresionismo abstracto y del action paintings.



SC: ¿Cuáles son tus próximos proyectos artísticos?

- En Mayo haré una exposición en Madrid, por lo que lo más inmediato es seguir pintando. Luego, me gustaría que mi obra se conociera en Chile, y para ello necesitaría algún interés de las instituciones chilenas.



SC: Galeano señala en una de sus paradojas andantes: "Fueron nietos deesclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de lasmúsicas."¿Qué opinas?



-Tiene razón Galeano. Así fue y así es. Yo añadiría que esa libertad la ha ido ganando el jazz gracias a la tolerancia con la que el jazz acepta los aportes y las mezclas. Esto le ha permitido convertirse en una música sin fronteras y que vive en constante desarrollo.



Otros trabajos del pintor Alejo Lopomo:




Entrevista realizada por Rolando Riveros Vidal
Enero 2008.

1 comentario:

kuto dijo...
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