jueves, enero 17, 2008

EL LENGUAJE COMO SEMIÓTICA SOCIAL


M.A.K. HALLIDAY


La interpretación social del lenguaje y del significado

La expresión “lenguaje como semiótica social” dice muy poco por sí misma, casi podría significar cualquier cosa, o nada en absoluto; pertenece a un marco conceptual particular y su intención es sugerir una interpretación particular del lenguaje en el interior de ese marco. Es lo que ciertamente circunda la idea de que el lenguaje es un hecho social, aunque probablemente no mucho en el sentido saussuriano, que Firth interpretó como “el lenguaje de la comunidad, una función de la masse parlante, guardada y afincada en la consciece collective”.

El lenguaje surge en la vida del individuo mediante un intercambio continuo de significados con otros significantes. Un niño crea, primero su lengua infantil, luego su lengua materna, en interacción con ese pequeño corrillo de gente que constituye su grupo significativo. En ese sentido, el lenguaje es un producto del proceso social.

Un niño que aprende el lenguaje aprende al mismo tiempo otras cosas mediante el lenguaje, formándose una imagen de la realidad que está a su alrededor y en su interior; durante ese proceso, que también es un proceso social, la construcción de la realidad es inseparable de la construcción del sistema semántico en que se halla codificada la realidad. En ese sentido, el lenguaje es un potencial de significado compartido, a la vez tanto una parte como una interpretación intersubjetiva de la experiencia.

Existen dos aspectos fundamentales en la realidad social codificada en el lenguaje: parafraseando a Levi-Strauss, esa realidad es tanto “buena para pensar” como “buena para comer”. El lenguaje expresa y simboliza ese doble aspecto en su sistema semántico, que está organizado en torno a los motivos gemelos de la reflexión y la acción: el lenguaje como medio de reflexión sobre las cosas, y el lenguaje como medio de acción sobre las cosas. El primero es el componente “ideacional” del significado; el segundo es el componente “interpersonal”: sólo se puede actuar simbólicamente sobre las personas, no sobre los objetos.

Una realidad social (o una “cultura”) es en sí un edificio de significados, una construcción semiótica. Desde esa perspectiva, el lenguaje es uno de los sistemas semióticos que constituyen una cultura; un sistema distinto en cuanto a que también sirve como sistema de codificación para muchos de los demás (aunque no para todos).

En términos resumidos, eso es lo que se quiere decir mediante la expresión “lenguaje como semiótica social”; significa interpretar el lenguaje dentro de un contexto sociocultural, en que la propia cultura se interpreta en términos semióticos, como un sistema de información, si se prefiere esa terminología.

En el aspecto más concreto, eso significa que tomamos en cuenta el hecho elemental de que las personas se hablan las unas a las otras. El lenguaje no consiste en las oraciones, consiste en el texto o en el discurso: el intercambio de significados en contextos interpersonales de uno u otro tipo. Los contextos en que se intercambian significados no están desprovistos de valor social; un contexto verbal es en sí una construcción semiótica, con una forma (derivada de la cultura) que capacita a los participantes para predecir características del registro prevaleciente y, por tanto, para comprenderse los unos a los otros a medida que siguen adelante.

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