domingo, septiembre 27, 2009




Fue su encuentro con Angelita Huenumán, en medio de las chilcas y el pehuén, lo que hará enredarse en el corazón de Víctor este amor a la historia de sus antepasados, a sus raíces telúricas, a sus luchas.

Este encuentro lo motiva a crear una de sus más hermosas y significativas canciones "Angelita Huenumán". De este encuentro quedó una canción y un poncho tejido por las manos creadoras de Huenumán, como canta Víctor, y que Joan todavía conserva como uno de sus bienes más preciados.

Esta vez el amor le viene del fondo de la tierra y Víctor, tal vez sin darse mucha cuenta, lo incorpora al fondo de su ser.

En medio de su poesía y su canto se encuentra el olor húmedo de la tierra mojada, el revoloteo de alas de pájaros, el ruido del follaje revoltoso de los árboles. Y también se encuentra la conciencia de ser hombre y de crecer entre los más ignorados y explotados. Víctor se integra a la lucha de sus antepasados por la tierra y contra el despojo.


Angelita Huenumán

Víctor Jara

En el valle de Pocuno,
donde rebota el viento del mar,
donde la lluvia cría a los musgos,
vive Angelita Huenumán.

Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.

Cuidada por cinco perros,
un hijo que dejó el amor,
sencilla como su chacrita,
el mundo gira alrededor.

La sangre roja del copihue
corre en sus venas Huenumán,
junto a la luz de una ventana
teje Angelita su vida.

Sus manos bailan en la hebra
como alitas de chincol,
es un milagro como teje
hasta el aroma de la flor.

En sus telares, Angelita,
hay tiempo, lágrima y sudor;
están las manos ignoradas
de este, mi pueblo creador.

Después de meses de trabajo
el chamal busca comprador,
y como pájaro enjaulado
canta para el mejor postor.

Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.


Fuente: Víctor Jara Canto libre, Lliz vlkantun, Elicura Chihuailaf.

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