jueves, octubre 30, 2008




IGLESIA MARADONIANA


Por Natalia Göltenboth


Creo en Diego, Futbolista Todopoderoso. Maradona ha conquistado en su patria argentina el grado más alto de la jerarquía sacral. Adorado como D10S, hay entretanto en Buenos Aires una iglesia dedicada a él.

Hoy en día, el fútbol es bastante más que sólo un juego deportivo. El fútbol se ha convertido en un acontecimiento multiinterpretable que es transcrito por las distintas escuelas de pensadores e intérpretes con la respectiva partitura propia. De acuerdo con la lectura de los modernos estudios cultural-antropológicos, el fútbol puede describirse como el ritual por excelencia en que hoy por hoy encuentran su placer las sociedades modernas.

En los lugares sacrales que son los estadios, y fuera de las coordenadas tiempoespaciales cotidianas, se llevan a cabo rituales de lucha en cuyo transcurso los valores internalizados de una sociedad se revelan dramáticamente como son: el éxito debido al esfuerzo personal, el espíritu de equipo, la competitividad, los rápidos potenciales de ascenso y caída –espejo de nuestra lucha por la existencia-, y todo ello sin olvidar la pizca de suerte, casualidad o ayuda de Dios, que es lo decisivo en último término. Todas ellas, cosas en las que creemos. El cíclico retorno de los rituales del fútbol y los encuentros llenos de emociones desbordantes que están vinculados a ellos recuerdan las tradiciones solemnes de los grandes rituales religiosos y los estados extáticos que resultan de los mismos para fieles y espectadores.

Hasta avanzar completamente hacia el estado de un culto moderno y casi religioso, le falta al fútbol tan sólo una minucia: la fe en seres sobrenaturales.

A la búsqueda de seres sacrosantos en el panteón del fútbol, nos encontramos con una figurita vestida de blanco y azul, con alas de ángel, gambeteando diligentemente con el balón al borde de una página de internet, y leemos esto:

Creo en Diego
futbolista Todopoderoso,
creador de magia y de pasión.
Creo en Pelusa, Nuestro Rey, Nuestro Señor
que fue concebido por obra y gracia de los Reyes,
nació en Villa Fiorito
padeció bajo el poder de Havelange
fue crucificado, muerto y sepultado
suspendido de las canchas
pero volvió y resucitó su hechizo,
estará dentro de nuestros corazones,
por siempre y en la eternidad.
Creo en el Espíritu Futbolero,
la Santa Iglesia Maradoniana
el gol a los ingleses
la zurda mágica
la eterna gambeta endiablada
y en un Diego eterno.

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