lunes, junio 22, 2009



WE TRIPANTU: nueva salida del sol


por Pilar Núñez de la Guarda



El We Tripantu comienza la noche del 23 de junio, y se espera hasta el amanecer del 24, con la llegada del "nuevo sol que regresa". La ceremonia comienza antes de que el sol se oculte en el horizonte, entonces se realiza el “yeyipun” con la presencia de los invitados. En este ritual se invoca a los “mely chi laku”, los antepasados, "los cuatro abuelos", y es dirigida por una machi o por el longo (jefe) del lugar. El ritual culmina con el ocultamiento del sol en el oeste.

Es una celebración familiar, en la que participan los adultos, los niños y toda la diversidad de los seres vivos, porque el Sol es nuestro padre que aporta, a través de su energía opuesta y complementaria a la Tierra -que es femenina, opuesta y complementaria a la energía del Sol-, la fuerza, de modo que se produzcan alimentos para todos, no sólo para los humanos. Es una fiesta de agradecimiento por la vida que se renueva. Se trata de una conversación con la naturaleza entera, con la comunidad y con el padre Sol, “porque el Sol está vivo, porque estamos contentos de que vuelva y con él nosotros volvemos a crecer. Es una concepción distinta del tiempo a la que tienen ustedes, en la que lo antiguo queda atrás. Para nosotros lo antiguo se renueva siempre”.

Además de agradecer todos los dones del año que se despide, como un acto de reconocimiento a la sabiduría de la naturaleza, los mapuches también realizan peticiones para que esa fuerza protectora los acompañe y puedan tener el sustento suficiente en el nuevo período.

Lo más importante, y que todos podemos compartir realizando un ritual en nuestras casas, es recibir la energía del Sol y de todos los seres vivientes, “se lo recibe limpios y la vida se renueva. Se lo recibe en la puerta de la casa, porque antes la ruka estaba orientada hacia la salida del sol. Se comparten con él los alimentos preparados y se le agradece, se le sirve en un plato especial para él (iwe). No hay que ser mezquino porque si tenemos alimentos y vida es por el Sol, porque de él dependemos. Por eso hay que cumplir con lo que la naturaleza exige, respetarla, quererla y dejarse purificar por ella. También se puede presentar los niños chicos al Sol. Para que él les traspase la visión, la claridad, para que el pequeño adopte algunas características del padre Sol”.

Fuente: huilliche

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