martes, febrero 23, 2010



"Un país sin jóvenes
está destinado a ser un fantasma"

por Vivian Núñez

Quizás porque en su juventud padeció grandes y persistentes incomprensiones —él y su música— Silvio Rodríguez valora de esencial el diálogo con los jóvenes. “Un país sin jóvenes está destinado a ser una sombra, un fantasma”, precisó. “Creo que debemos reflexionar y que debemos escuchar a los jóvenes”, aseguró, al ser interrogado acerca del debate abierto, en círculos intelectuales cubanos, sobre la tendencia existente en sectores de la juventud de la Isla a emigrar, a la indiferencia, al dejar hacer. Sobre ese y otros temas conversamos en sus estudios Ojalá.

“Lo primero que podría decir es qué bueno que hay un debate, que sea un tema que trascienda, y que se está ventilando públicamente y que no nos estamos escondiendo para decirlo”, apuntó, tras señalar que “no es un tema nuevo, es un tema viejo, lamentable y dolorosamente viejo, que ahora estamos ventilando”.

El pasado 14 de febrero, la doctora Grazziella Pogolotti escribió en el diario Juventud Rebelde “que el enrarecimiento del diálogo necesario (con los jóvenes) puede tener consecuencias muy negativas”. “Los jóvenes de hoy —recordó— son los hijos del Período Especial. Conocieron de cerca la penuria material, el aumento de las desigualdades, el deterioro de la educación, la crisis de los modelos de conducta en el entorno familiar y en el medio social a su alcance”.

En ese sentido Silvio Rodríguez consideró que hay que analizar “por qué los jóvenes no están a la altura de lo que nosotros queremos”. “¿Estamos queriendo demasiado, estamos pidiendo demasiado de ellos?”, se preguntó, y agregó: “Lo más fácil es decir que los jóvenes ya no son como nosotros soñamos que debían ser”.

“Hay que reflexionar, analizar” por qué muchos jóvenes cubanos “tienen como única aspiración emigrar”, dijo, y opinó que de ese análisis “tiene que salir un crecimiento y un beneficio, no para los viejos, sino para los jóvenes, que son, en definitiva, los que lo merecen”.

A una pregunta sobre la escasa promoción que sigue teniendo la trova en Cuba, Silvio Rodríguez recordó que esa expresión de la canción cubana siempre ha sobrevivido “a partir de gestos mesiánicos como los que realiza el Centro Pablo, o de gestos de identificación y deseos de supervivencia de las personas que han admirado la trova”.

Rememoró los años en que su generación contó con el apoyo de la Casa de las Américas “en medio de mucha incomprensión”. “Por un lado —afirmó— éramos desconocidos, y por otro éramos conocidos pero no muy gustados, porque hacíamos canciones un poco raras, o quizás contestatarias, o que cuestionaban algunos aspectos de nuestra sociedad, y eso se veía con un poquito de suspicacia, con un poquito de resquemor”.

El fundador de la Nueva Trova Cubana elogió la labor que realiza en la actualidad el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau en la promoción de la trova y, en especial, en documentar con discos todos estos años de canciones. “La institución cubana que ha tomado el estandarte honroso de abrir un lugar, de darle un espacio a la trova que va naciendo, ha sido sin dudas el Centro Pablo”, puntualizó.

Afirmó que en el Centro se ha venido manifestando ya no solo una generación, sino varias generaciones de trovadores, a través de los espacios A guitarra limpia y Puntal alto y consideró que “afortunadamente, parece que con el devenir también han sucedido cosas que completan ese trabajo divulgativo”.

“En el Centro Pablo ha habido una secuencia de conciertos que se han venido recogiendo y que se pudiera decir que, para conocer la expresión trovadoresca de los últimos diez o quince años, se pudiera perfectamente acudir a lo que ellos han grabado. Es un testimonio registrado que ninguna otra generación de la trova que los antecedió había tenido”, enfatizó.

Al recordarle que quienes excluyen a la trova de los espectáculos esgrimen el argumento de que no es una música comercial y, por tanto, no atrae público, Silvio Rodríguez aseguró que “de esa expresión de pocos, o catalogada de pocos, siempre han salido canciones de muchos”.

“Quizás los trovadores tienen que insistir muchísimo durante años en círculos pequeños para que algunas de sus expresiones logren romper esa barrera, esa barrera que ha creado la difusión, porque en definitiva cuando las canciones trascienden con guitarra, o como son hechas, ya sea con guitarra, con piano, con tres, con laúd, con tambores, de la forma más primigenia, más primitiva que puedan surgir, siempre hay gente que las aprecia y siempre hay personas que las escuchan y que las valoran”, destacó.

Fuente: CubaDebate
Imagen: Diana Rodriguez

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