domingo, septiembre 15, 2013



EL GRAN EXPERIMENTO DE VÍCTOR JARA

por Roka Valbuena

Se cumplen, también, 40 años de la muerte de Víctor Jara. Esta es la historia de su único disco rockero. Ese disco que hizo con los Blops.

En pleno 11 de septiembre, sin riesgos de ningún tipo, Eduardo Gatti, tendido en un sofá de madera, allí, en su casa tranquila de Chicureo, rodeado de treinta y ocho árboles, mira con profundidad el techo y lo confiesa:
-Un día Víctor Jara me quiso conocer.
-¿Por qué lo quiso conocer?
-Víctor quería hacer el disco más loco de su vida. Y me pidió ayuda.
-¿Y cómo era?
-Muy amable.

A principios de 1972 le informaron al cantante joven, Eduardo Gatti, miembro del grupo Los Blops y militante activo de las guitarras eléctricas, que el cantante más maduro, el señor Víctor Jara, una leyenda que vestía bluyines, lo quería conocer.
-¿Pasó algo?-preguntó- Gatti, con nervios.
-Quiere escucharlos.
¿Víctor Jara, el artista modelo de la Unidad Popular, el campeón de la proptesta lírica, ese hito del pueblo está conectado al rock imperialista? se interrogó internamente Gatti. ¿Víctor Jara-siguió pensando Gatti-ese talentoso de metro sesenta, al que vi por primera vez en la Peña de Los Parra, allá por el año 1965, y de quien, en ese preciso instante, me enamoré en un sentido artístico?¿Víctor Jara quiere conocer a Los Blops, un grupo de rebeldes con piel clara emergidos del Colegio Grange?
-Sí-le dijeron.
Los Blops, en ese entonces, tocaban música con dinamita. Vivían en comunidad. Y, en la era del hippismo, solían reventar la batería con profunda conmoción psicosocial. Eran parcialmente asistémicos. Escuchaban a los Rolling Stone. Creían en el grito anglosajón.
-¿Y Víctor cuándo quiere conocer a Los Blops?-dijo Gatti.
-Un día de estos- informaron.
Y una tarde en que Los Blops estaban ensayando alaridos, una voz filtró la novedad:
-Señores, está aquí Víctor Jara.
Los Blops se congelaron.
Orrego, uno de los fundadores, cruzó una mirada aterrada con Villalobos. Villalobos cruzó una mirada aterrada con Gatti.
-Que pase-señaló con entereza Eduardo Gatti.

"Utaa", dice ahora Gatti, ya de regreso en el siglo 21.
"Yo casi me desmayo: ni más ni menos que Víctor Jara venía a ver un ensayo de Los Blops".
-¿Y qué hicieron, Eduardo?
-Tocamos.
-¿Lo deslumbraron?
-Es que por los nervios tocamos como las huevas.
-¿Qué?
-Estábamos muy afectados sicológicamente.
-¿Qué hizo Víctor Jara?
-Escuchó con atención cuatro de nuestras canciones nerviosas.
Al finalizar se acercó a los muchachos y dio un veredicto que a Gatti, conjuntamente al de 1972 y al de 2013, no se le olvidará jamás.
-Amigos, ustedes tienen un tesoro. Cuidenlo.

Víctor Jara estaba cuerdo, pero, musicalmente tenía objetivos lunáticos. Su música se sustentaba en la guitarra de madera y en palabras poéticas. Pero un día despertó obsesionado con la bulla del rock. Quería darle sicodelia a su disco "El derecho de vivir en paz".
Quería que ese disco tuviera el rock de Los Blops.

-Podría haber elegido a cualquier otro. A Los Jaivas, a cualquiera. Eligió a Los Blops. Nunca supe por qué- recuerda Gatti.
Eran dos clases sociales en un solo disco. Ex alumno del Grange, ícono de la elegancia burgués, junto al famoso activista. Bohemios rubios que habitaban La Reina, la comuna de los desadaptados de la elite, acompañando con intensidad al poeta del proletariado.
-Víctor incluso nos invitó a su casa.
Pero su casa quedaba en Las Condes y su esposa era rubia. Las casitas del barrio alto eran la vivienda de Jara. Los Blops lanzaron tallas al respecto. Víctor Jara nunca se molestó.
-¿Cómo fueron esos encuentros?
-Una tarde estrenó una canción nueva. Se llamaba "Te recuerdo Amanda".
Chuta, dice Gatti, imagínate, el estreno de un hit planetario en un living normal. Ahí debutó un hallazgo. Los Blops y Jara ya compartían hasta la más mínima nota musical.
Lo malo, admite el compositor, fueron los reclamos de la izquierda fundamentalista. Alegaban lo siguiente: "¿Cómo nuestro Víctor Jara se mezcla con pijes finos?".
-¿Y qué pasó con el disco?
-Lo terminamos y la DICAP confiscó todas las copias. Argumentaron que no era un disco digno para el pueblo.
Víctor Jara, apenas supo, fue a las oficianas pertinentes y, tras un par de gritos sin partido político, exigió que liberaran las copias.
-Víctor Jara era un genio, pero tenía su carácter-recuerda Gatti.
El disco, tras una detención que duró 24 horas, fue dejado en libertad.

Ahora, en este 11 de septiembre, Eduardo Gatti realiza una acción histórica y sentimental: abre un cajón, hurga entre varias joyas, y saca el disco original.
Ese disco, piensa El Rayo mientras palpa la reliquia, es el aspecto más extravagante de Víctor Jara. es el fruto de sus secretos días de rockero. Es, además, el disco que unió a una banda de origen cuico con un líder popular.
-Y ése es Víctor Jara-acota Gatti.
 -¿De qué habla, Eduardo?
-Hablo de un progresista. De un músico sin límites para experimentar: Un rebelde constante que nunca tuvo miedo. Un artista completo-resume inspirado.

Después vino lo otro: un golpe, infinitos muertos, tristeza, dolor y miedo. Los Blops se disuelven. Unos se vana estados Unidos, otros a Canadá. Gatti, por su parte, obtiene un pasaporte francés. recibe amenazas de los militares. Aparece un panfleto en su jardín:"ändate de aquí, con la música no se levanta un país". Gatti se encierra. Sólo hace recitales en iglesias protegidas. Los militares otro día prohíben el instrumento musical llamado quena, un objeto de tendencia allendista. Es el fin. Muere el arte. Y así, hasta que lo llaman y le dicen: Víctor Jara murió.
Y se fue, piensa ahora, 44 balas eliminaron a un gigante. Su creatividad musical no tenía paralelo. Quedaron sus composiciones líricas y su compromiso social.
-Y así fue la historia de su único disco de rock-concluye Gatti con nostalgia. Y El Rayo sospecha, este 11, que "El derecho de vivir en paz" no sólo resultó un disco de rock. Ese disco unió dos estilos y dos clases sociales. Y, por todo ese simbolismo, todo indica que ese era el verdadero disco de la paz.

Fuente: El Rayo


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