Del Bosque a
por Juan Pablo Orrego
"Todo ecosistema sobre la tierra sueña con llegar a ser bosque"
No se ha dicho lo suficiente sobre hasta qué punto el bosque es la máxima expresión de la naturaleza. No se trata una vez más, de caer en el pecado mortal de nuestra cultura que es el de jerarquizarlo todo y postular ahora ecosistemas "superiores" e "inferiores", ordenados en pirámide, pero si las condiciones bioecológicas lo permiten, todo ecosistema se embarca en el audaz proceso de la sucesión ecológica, buscando llegar a ser el ecosistema más complejo y diverso posible. Y el más complejo y diverso es, indudablemente, un bosque primario, maduro, un bosque antiguo tropical o templado, una catedral verde y umbrosa, desplegando su gloria "a todo el imperio", como dicen los Pehuenches, lo que significa simplemente, a la intemperie, bajo la vertiginosa bóveda celeste, nublada o estrellada del cielo. El tema de la jerarquización de la realidad no es trivial. Somos nosotros, los modernos occidentales los que sufrimos, inmersos en desequilibrados sistemas sociales piramidales, estratificados socioeconómica e incluso racialmente, y los que luego proyectamos esta estructura a la naturaleza para justificarla, aduciendo que refleja el orden natural e incluso cósmico. ¡Qué retorcido enredo y qué trampa! El espejismo proyectado nos impide ver la realidad natural: se erige como una barrera síquica entre ella y nosotros. Difícilmente podemos fluir o armonizar con un orden natural que estamos percibiendo distorsionado. Menos aún podemos entender cuál es nuestro lugar dentro del todo, cuando lo que estamos percibiendo distorsionado es, muy literalmente, nuestra propia naturaleza. Sin darnos cuenta con nuestra arrogancia y auto-otorgada superioridad, nos autoexiliamos de la naturaleza, nos alienamos en la enrarecida cúspide de la pirámide que nosotros mismos hemos proyectado sobre la realidad.Es tanta la alienación que hay en
Fuente: (extracto del libro:
Imagen: Antonio Fraguas, Forges.
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