Grabado: "Vino de Amor" de Santos Chávez Alister Carinao, artista mapuche.
BRINDIS INICIAL
Hay un curioso libro de Henry Murger (“Escenas de bohemia”) en que se habla de la gran felicidad de escribir poesía, pintar, pasar hambre, estudiar, toser sangre, tener amigos y goteras en el techo. Para desmentir tales afirmaciones basta consultar la vida real:”Sigo en pie porque no tengo dónde caerme muerto”, escribió un poeta (1), aunque su desmentido fue desmentido por un lema:”tengo todo el mundo para pararme vivo” (2). Salud.
Al leer testimonios bohemios nos encontramos con: B) Habitantes de la noche, que creen que están tomando vino cuando el vino se los está tomando a ellos, que defienden ideas sin tener idea y se levantan en cinco horas más. Y A) Los siempre artistas, que a veces también quieren ser tampoco, y tan pocos están tan bien. Buscan escapar de la mismidad besando vasos y vaciando besos hasta que llegan a la otredad. Un brindis, por ellos. Consiguen la felicitad y dan envidia pues el desorden de los sentidos se les queda adentro para siempre. Salud.
Estas páginas transforman a tales personas en personajes. Sin más método que el de un brindis ante la mesa ni más motivo que porque sí revisaremos farras, historia y arte en nuestro país desde los primeros testimonios hasta ayer en la noche. Otro salud. Ni estudio ni obra literaria: estas crónicas son una noche de juerga entre amigos… Sin plan ni pedazo. Sírvase.
Me se el discurso enreda para por escrito seguir el vaso levantado hic por la bohemia y el arte y encontrar la embriaguez tanta tinta y el tinto tonto hasta dar tumbos, salud, y rebotar por los muros otros mi casa o sea de la casa botella me la entera leí, hic, digo salud y eso sí que seguro: un estos días tengo que no tanto a leer. Hic. Con todo respeto.
(Escenas de la vida bohemia, Víctor Rojas Farías)
(1) Pérez, Alejandro
(2) Pérez, Floridor
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