martes, julio 01, 2008



QUIMANTÚ

Por Alejandro Lavquén


Una de las aspiraciones del gobierno de la Unidad Popular, fue concretar un proyecto político-social relacionado con la cultura. Un proyecto cultural, que pudiera poner al alcance del pueblo elementos que lo ayudarían en su desarrollo intelectual. Y para ello, qué mejor que el libro. Con ese fin, el gobierno de Salvador Allende concentró sus esfuerzos en poner en marcha una editorial estatal que tuviera la capacidad de producir miles de ejemplares, y que además pudieran venderse a bajo precio. Su nombre: Quimantú, palabra cuyo origen deriva de los vocablos mapudungun kim (saber) y antu (sol). Su traducción sería Sol de Sabiduría.

La génesis, y desarrollo, de esta editorial, no estuvo ajena al convulsionado ambiente social con que se encontró la Unidad Popular al asumir el gobierno, ni a las propias contradicciones al interior del conglomerado. Esto, en cuanto a cómo encauzar una política cultural, que dejara conforme a las distintas posiciones políticas, que buscaban imponer –desde su óptica- la mejor manera para concretar el proyecto hacia el socialismo. Es decir, avanzar paso a paso, dentro de la llamada "vía chilena", o acelerar el proceso. Bernardo Subercaseaux, en su libro Historia del libro en Chile (LOM Ediciones, 2000), plantea que el proyecto editorial del Estado no surge absolutamente de una política cultural clara, sino de "un programa económico que contemplaba la expansión del área de propiedad social por la vía de la estatización de industrias, sobre todo aquellas en que había conflictos laborales y demandas de estatización". Luego explica: "en editorial Zig-Zag, inmediatamente después de asumir el Gobierno Popular, aflora un movimiento de reivindicaciones laborales que llevó, en diciembre de 1970, a una huelga de los casi mil trabajadores de la empresa. En el contexto de este movimiento, y con una presión por parte de los operarios para pasar al área estatal, se produce, a comienzos de 1971, una negociación entre el Estado y el sector privado. A través de ella el sector privado se queda con la marca y con un paquete de las revistas más comerciales, mientras el Estado pasa a ser dueño de la infraestructura y de todo el aparato impresor. Es de este modo que Zig-Zag, la industria más grande y de mayor tradición en el rubro, se convierte en Quimantú".

Como sea, a partir de ese momento, Quimantú implementa una política del libro masiva, que se verá reflejada en sus tirajes. Algo nunca visto antes, y que hoy, la actual industria editorial en Chile, es incapaz de alcanzar siquiera en su conjunto. La editorial implementó una serie de colecciones que alcanzaron un éxito sorprendente, es el caso de las colecciones Nosotros los chilenos, Minilibros Quimantú, Cuadernos de educación popular y sobre todo la colección Quimantú para todos. También se publicó la revista Quinta Rueda. El mismo Subercaseaux compara cifras: "Si se tiene en cuenta que los tirajes promedios, antes de 1970, apenas llegaban a los 2.000 ejemplares, las cifras parciales y total de la Colección revelan una producción masiva inédita en el país. El total de 3.660.000 de libros producidos en un año casi duplica la producción global que tienen durante 1969 las 4 editoriales de mayor relieve con sus veinte y tantas series (Zig-Zag: 800.000 libros; Universitaria: 790.000 libros; Nascimento: 190.000 libros y Jurídica: 160.000 libros). Hoy, los tirajes son de 1.000 libros por título, en casi todas las editoriales, salvo algunos casos en que llegan a los 5.000 ejemplares, cuando el autor es reconocido y se encuentra posesionado en el mercado. En el caso de la poesía, los tirajes en un 80% son de 500 ejemplares. En ese sentido, si comparamos con la actualidad, las diferencias son elocuentes. Podrán editarse más títulos, pero los tirajes son absolutamente menores. Un ejemplo de la producción de Editorial Quimantú, son las siguientes cifras, tomadas al azar de la Historia del libro en Chile:


Colección "Minilibros Quimantú"

AÑO

MES

TÍTULO

AUTOR

TIRAJE

1972

Agosto

El Chiflón del Diablo

Baldomero Lillo

50.000

1972

Agosto

Rimas

G. A. Bécquer

100.000

1972

Septiembre

Cuentos de la selva

Horacio Quiroga

80.000

1972

Octubre

Malva

Máximo Gorki

80.000

1972

Octubre

Motín a bordo

Julio Verne

80.000

1973

Enero

La reina de los caribes

Emilio Salgari

60.000

1973

Abril

Cuentos del Perú

Varios autores

60.000


Colección "Quimantú para todos"

AÑO

MES

TÍTULO

AUTOR

TIRAJE

1971

Octubre

La sangre y la esperanza

Nicomedes Guzmán

50.000

1971

Diciembre

Poemas inmortales

Pablo Neruda

50.000

1972

Febrero

Hijo de ladrón

Manuel Rojas

50.000

1972

Abril

Y corría el billete

Guillermo Atías

50.000

1973

Enero

Poesía combatiente

Varios autores

30.000

1973

Febrero

Martín Rivas

Alberto Blest Gana

30.000

1973

Abril

Diario de un loco

Nicolás Gogol

30.000



Los chilenos tuvieron la oportunidad de acceder a una cantidad de autores nacionales y extranjeros que jamás imaginaron.

Por otro lado, Quimantú supo manejar el tema de la distribución, pues se comprendió que una estrategia de fomento del libro era esencial. Creó un equipo de vendedores que visitaban instituciones y recorrían el país. Pero el mayor acierto, fue la distribución masiva a través de los quioscos de diarios. Fue la estrategia de ventas que dio los mayores frutos. La gente compraba los libros con entusiasmo. Además esto demuestra que cuando la gente tiene acceso, con valores razonables, a los libros u otros productos culturales, los adquiere. De este interés hay incluso ejemplos cercanos. Hace algunos años Editorial Gredos comercializó, a través de los quioscos, su colección Biblioteca Básica, que incluía a los clásicos griegos y latinos con más de 50 autores: Aristóteles, Catulo, Heródoto, Marcial, Pausanias, Calímaco, etcétera. La colección se agotó rápidamente, demostrando el interés de la gente y que el ejemplo de Quimantú es viable. Hoy existen medios técnicos y elementos de difusión con que Quimantú no contó, sólo bastaría la voluntad del Estado para realizar un proyecto editorial con sentido social. Elaborando una política del libro seria y moderna. La existencia de una editorial estatal, no niega la existencia de editoriales privadas, sería asunto de elaborar un buen proyecto, teniendo en cuenta, por sobre todo, el beneficio de los lectores.


Fuente: Alejandro Lavquén

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