Latinoamérica y el Nobel
Cuando uno habla de los premios Nobel, los nombres estadounidenses o de Europa occidental son los que más aparecen, especialmente en el ámbito de las ciencias.
Si de latinoamericanos se habla, generalmente los asociamos con los Nobel de literatura. Sin embargo, también han sido galardonados en otras áreas.
En los 100 años que se lleva cumpliendo el testamento de Alfred Nobel, 14 latinoamericanos fueron galardonados, la mayoría de ellos y en forma equitativa, por su contribución a la literatura y a la paz del mundo.
Más atrás, la medicina y la química son otros campos en los que la región también ha destacado.
Sin embargo, los nombres de latinoamericanos nunca hasta ahora aparecieron en los campos de la física y la economía.
Hombres y mujeres de paz
Si bien la región tiene una larga historia de violencia, el Nobel de la Paz es uno de los que más han conseguido los latinoamericanos.
Fue en esta área, donde por primera vez un hijo de la región fue destacado: el argentino Carlos Saavedra Lamas, en 1936.
Lamas, diplomático que llegó a ser presidente de la entonces Sociedad de Naciones, fue reconocido por los encargados de dar el Nobel, como un hombre que constantemente buscó promover la paz en la región y una de sus grandes obras fue el haber medidado con éxito en la guerra que Bolivia y Paraguay mantuvieron entre 1932 y 1935.
Otro argentino, Adolfo Pérez Esquivel, fue premiado en 1980 por su lucha por los derechos humanos.
Dos años más tarde, el mexicano Alfonso García Robles era galardonado por su contribución a la no proliferación nuclear en Latinoamérica y su trabajo en favor del desarme en el mundo; mientras que el costarricense Óscar Arias en 1987, recibía el Nobel por su contribución a la paz en Centroamérica.
Finalmente, la guatemalteca Rigoberta Menchú fue premiada en 1992, por su "trabajo por la justicia social y la reconciliación etnocultural basada en el respeto de los derechos de los pueblos indígenas", como se resalta en la página oficial de los premios Nobel.
Pasión e imaginación
De la misma manera que los ideales de la paz han hecho brillar a la región en el mundo del Nobel, sus letras adquieren vuelo propio.
La chilena Gabriela Mistral, cuyo verdadero nombre era Lucila Godoy Alcayaga, fue la primera mujer de la región y la segunda persona en Latinoamérica en recibir un premio Nobel.
Después de ella, brillaron los nombres de otros pesos pesados de la literatura latinoamericana, como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967) y el chileno Ricardo Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda (1971).
El colombiano Gabriel García Márquez obtuvo el Nobel en 1982. Y la última vez que la región fue reconocida por sus letras, fue cuando Octavio Paz recibió la medalla, el diploma y el dinero del Nobel en 1990.
Los científicos latinoamericanos
Pero las artes y el humanismo no son las únicas áreas en las que los latinoamericanos han sido reconocidos por quienes otorgan el premio Nobel.
La química y la medicina son disciplinas en las que también han destacado.
En 1947, el argentino Bernardo Alberto Houssay, se convirtió en el tercer latinoamericano en ser galardonado por un Nobel, esta vez en el campo de la medicina.
Houssay fue reconocido por su contribución en el entendimiento del metabolismo del azúcar en el cuerpo.
23 años después, en 1970, otro argentino, Luis F. Leloir, era reconocido por sus trabajos científicos, en el campo de la química.
Leloir descubrió los nucleótidos del azúcar y el rol que juegan en la biosíntesis de los carbohidratos.
Años ausentes
Pasaron otros 14 años para que un latinoamericano fuera galardonado con un Nobel relacionado con el mundo científico, esta vez en el área de la medicina.
El también argentino, además de británico, César Milstein fue premiado en 1984 por sus contribuciones al entendimiento del sistema inmunológico.
Finalmente en 1995, el mexicano Mario J. Molina, se convirtió en el último latinoamericano en recibir un premio Nobel: el de química.
Molina fue reconocido por su trabajo, junto a otros colegas, en uno de los campos de gran importancia en los últimos tiempo, la química de la atmósfera, específicamente en lo relacionado a la formación y descomposición del ozono.
Desde esa fecha, los latinoamericanos han estado ausentes del mundo del Nobel, pero más de uno abriga la esperanza de realizar alguna contribución que un día sea reconocida en este podio.
Fuente: BBC Mundo
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