30 AÑOS DE CANTO NUEVO
Por Juan Pablo Abalo
Entrevista a Nelson Schwenke, integrante de Schwenke y Nilo, con ocasión de los 30 años del llamado Canto Nuevo, celebrado el 11 de octubre en el Teatro Caupolicán.
- ¿Cuál crees que es el lugar, hoy, del Canto Nuevo?
-Formar parte del espectro musical chileno, como una corriente más, sin exclusiones y con la certeza que será valorado como parte de la identidad cultural del país. En cuanto a que Chile haya cambiado, sería más cautelosos, por cuanto percibo los cambios más de forma que de fondo.
-¿Cómo ves al país, entonces?
-Rescato que hay mayor tolerancia, diversidad y eclecticismo. Pero el fetichismo, la instalación del "tener cosas", artefactos que se vuelven inútiles, nos provocan una desidia y una frustración muy grande. Hemos escuchado en nuestros conciertos la nostalgia por el tiempo en que "luchábamos por nuestros ideales"; el sentimiento de estar excluido de la tribu es algo presente a cada instante. El enemigo no está como cosa concreta (granítica decía el Fuhrer). Es ahora un sistema inmerso en nuestras formas de vida: Capitalismo exacerbado, la eterna deuda impagable, la cuota del cotidiano vivir, lo que hay que pagar para ser socialmente aceptable, etc. En eso no participamos de los que, teniendo la autoridad, no han posibilitado los cambios hacia la dirección correcta, sino que, por el contrario, han mantenido y acrecentado un sistema, relegando a las personas detrás de las cosas.
-¿Cómo pasan a escenarios grandes, como el Teatro Caupolicán, después de una historia más cercana a lugares más íntimos y acogedores, como El Café del Cerro?
- El Café del Cerro, Rincón de Azócar, Café Ulm, Casona de San Isidro, La Kamarundi, etc., no eran espacios pequeños. Eran inmensos espacios donde cabía todo el dolor de un pueblo que tuvo que rearmarse desde las cenizas. Donde se formó a toda una generación que nunca supo de política, de derechos humanos, de valores universales y que tuvo en esos espacios la posibilidad de aprender a vivir sin odio ni resentimientos. El Caupolicán es un poco más grande nada más.
-¿Cuál es para ti la diferencia sustancial entre la Nueva Canción Chilena y el Canto Nuevo? Sin contar que una deriva de la otra.
- La diferencia sustancial es el contexto histórico. Además, entendemos el Canto Nuevo como un rótulo comercial para diferenciarlo en cuanto a su contexto histórico post-golpe. Aún está pendiente un análisis más sociológico de este "movimiento", cosa que sería muy útil.
-¿Crees que después del Canto Nuevo ha existido un movimiento que se aproxime a la fuerza y convicción artística que ustedes tuvieron?
- En algún momento pensé que el rock chileno podría establecerse como un movimiento que produjera cambios en el comportamiento cultural de los chilenos. Pero me temo que sólo fue parte de un sistema económico que lo tomó como un producto de venta más. al cual se le extrae la médula y se le vende por paté. Hay que esperar. Confío en el trabajo de los cantautores. Hay muchos y son pocos los espacios de difusión. Agrego que el Canto Nuevo tuvo una cativa responsabilidad política y que en la mayoría de los casos fue un elemento de combate contra la dictadura militar, lo que posibilitó que la fuerza y la convicción fuese inherente a los objetivos del quehacer artístico. Quienes no lo entendieron así, se perdieron en el camino.
Fuente: The Clinic
- ¿Cuál crees que es el lugar, hoy, del Canto Nuevo?
-Formar parte del espectro musical chileno, como una corriente más, sin exclusiones y con la certeza que será valorado como parte de la identidad cultural del país. En cuanto a que Chile haya cambiado, sería más cautelosos, por cuanto percibo los cambios más de forma que de fondo.
-¿Cómo ves al país, entonces?
-Rescato que hay mayor tolerancia, diversidad y eclecticismo. Pero el fetichismo, la instalación del "tener cosas", artefactos que se vuelven inútiles, nos provocan una desidia y una frustración muy grande. Hemos escuchado en nuestros conciertos la nostalgia por el tiempo en que "luchábamos por nuestros ideales"; el sentimiento de estar excluido de la tribu es algo presente a cada instante. El enemigo no está como cosa concreta (granítica decía el Fuhrer). Es ahora un sistema inmerso en nuestras formas de vida: Capitalismo exacerbado, la eterna deuda impagable, la cuota del cotidiano vivir, lo que hay que pagar para ser socialmente aceptable, etc. En eso no participamos de los que, teniendo la autoridad, no han posibilitado los cambios hacia la dirección correcta, sino que, por el contrario, han mantenido y acrecentado un sistema, relegando a las personas detrás de las cosas.
-¿Cómo pasan a escenarios grandes, como el Teatro Caupolicán, después de una historia más cercana a lugares más íntimos y acogedores, como El Café del Cerro?
- El Café del Cerro, Rincón de Azócar, Café Ulm, Casona de San Isidro, La Kamarundi, etc., no eran espacios pequeños. Eran inmensos espacios donde cabía todo el dolor de un pueblo que tuvo que rearmarse desde las cenizas. Donde se formó a toda una generación que nunca supo de política, de derechos humanos, de valores universales y que tuvo en esos espacios la posibilidad de aprender a vivir sin odio ni resentimientos. El Caupolicán es un poco más grande nada más.
-¿Cuál es para ti la diferencia sustancial entre la Nueva Canción Chilena y el Canto Nuevo? Sin contar que una deriva de la otra.
- La diferencia sustancial es el contexto histórico. Además, entendemos el Canto Nuevo como un rótulo comercial para diferenciarlo en cuanto a su contexto histórico post-golpe. Aún está pendiente un análisis más sociológico de este "movimiento", cosa que sería muy útil.
-¿Crees que después del Canto Nuevo ha existido un movimiento que se aproxime a la fuerza y convicción artística que ustedes tuvieron?
- En algún momento pensé que el rock chileno podría establecerse como un movimiento que produjera cambios en el comportamiento cultural de los chilenos. Pero me temo que sólo fue parte de un sistema económico que lo tomó como un producto de venta más. al cual se le extrae la médula y se le vende por paté. Hay que esperar. Confío en el trabajo de los cantautores. Hay muchos y son pocos los espacios de difusión. Agrego que el Canto Nuevo tuvo una cativa responsabilidad política y que en la mayoría de los casos fue un elemento de combate contra la dictadura militar, lo que posibilitó que la fuerza y la convicción fuese inherente a los objetivos del quehacer artístico. Quienes no lo entendieron así, se perdieron en el camino.
Fuente: The Clinic
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