SELECCIÓN NATURAL DEL LENGUAJE
Ya lo decía Darwin hace siglo y medio:
“It is not the strongest of the species that survives, nor the most intelligent that survives. It is the one that is the most adaptable to change.”
"No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente la que sobrevive. Lo hace la que es más adaptable al cambio."
Respecto al lenguaje, Darwin señala:
"Las palabras surgen continuamente; pero como hay un límite a la potencia de la memoria, las palabras sueltas, como los idiomas enteros, llegan a extinguirse gradualmente.
Como Max Müller ha remarcado bien: 'La lucha por la vida está sucediendo constantemente entre las palabras y las formas gramaticales en cada lengua. Las formas mejores, las más cortas, las más fáciles, están prevaleciendo constantemente, y deben su éxito a su propia virtud inherente.'
A estas causas más importantes de la supervivencia de ciertas palabras, hay que añadir la simple novedad y la moda; puesto que hay en la mente del hombre un fuerte amor por los cambios leves en todas las cosas. La supervivencia o la preservación de ciertas palabras favorecidas en la lucha por la existencia es selección natural." (Charles Darwin, Notebooks, 1838-1839).
Guy Deutscher observa que en todas las épocas los hombres nos hemos quejado de la degeneración del lenguaje.
Parte de la premisa de que los mismos cambios simples que operan hoy en el lenguaje son los que se produjeron inicialmente, cuando nuestros lenguajes empezaron a desarrollarse. La diversidad y riqueza de los lenguajes actuales responde, pues, a reglas sencillas y universales.
Las principales reglas que rigen la evolución de una lengua son tres:
1. Economía, entendida como pereza. Los hablantes somos intrínsecamente ahorrativos a la hora de pronunciar una palabra o frase. Si se nos entiende empleando menos gasto energético y tiempo, tenderemos a emplear las palabras o frases más sencillas. Esta fuerza erosiona la lengua, no en un sentido negativo, sino en el sentido de que la simplifica.
La economía en la pronunciación, por ejemplo, conduce a un debilitamiento de los sonidos, combinándose los fonemas, y pudiéndose llegar a la desaparición de conjuntos de sonidos. Es el caso de la palabra latina "Augustus" (mes de Agosto), que se implantó tras el gobierno del emperador romano homónimo. En francés, esta palabra ha evolucionado hacia la simplificación con la desaparición de fonemas enteros, convirtiéndose en "Aout" (se pronuncia [Aut] en español).
2. Expresividad: es la fuerza contraria a la anterior. Tiende a complicar la lengua dando más fuerza a las palabras que queremos resaltar. Por ejemplo, la moda de usar archisílabos, como "visualizar" en vez de del tradicional "ver". Crea palabras o expresiones extravagantes que se guardan fácilmente en la memoria, y pueden ser difundidas fácilmente por lo chocante. La repetición de expresiones poderosas, no obstante, provoca un desgaste en el que el impacto inicial de la palabra o frase nueva disminuye gradualmente, su significado se erosiona y puede llegar a desaparecer.
3. Analogía: esta fuerza proviene del hecho de que se crean patrones en la construcción de frases que ayudan a no ser abrumados por la información. Una vez admitidos, estos patrones van más allá de su uso habitual, culminando en la innovación de nuevos usos y construcciones.
La ciencia de la evolución lingüística está en pañales. La lengua oral no deja fósiles ni tiene ADN. Pero el sentido común apunta a que las lenguas se desarrollaron de más simples a más complejas de una manera parecida a la que apunta Deutscher.
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