MUJERES DE
Por Pedro Cayuqueo
“Wenumapu Chao (el Padre del Cielo) creó un espacio único, plano, infinito como un círculo –que llamó Nag Mapu- al que dejó suspendido en el aire. Luego buscó, entre otras creaciones que flotaban, a la joven Wanglen (Estrella) para que ocupara ese espacio. La dejó en el Puel Mapu (el Este) y desde allí Wanglen comenzó a caminar. Muy cansada y transpirando llegó hasta Gulu Mapu (el Oeste). Continuó avanzando y arribó al Lafquén Mapu (el Mar) donde se detuvo a reposar. Allí sus pies sangraron, pero debió seguir viaje. Casi sin fuerzas llegó al Willi Mapu (Sur). A pesar de sus dolores y agotamiento, Wanglen prosiguió, hasta retornar al punto inicial. Entonces observó su recorrido y se maravilló: todo su sacrificio y cansancio se habían convertido en quebradas y montañas; sus lágrimas habían formado vertientes y su sangre había mutado en ríos y lagos; los árboles y el pasto habían crecido para que no le dolieran los pies. Todo lo que había creado Wanglen en su sacrificada travesía estaba vivo y debía cuidarlo. Entonces, Wenumapu Chao decidió enviarle un compañero”.
De esta forma relatan el origen del mundo los ancianos de la comunidad mapuche Ayelén. El mito varía según el territorio, pero algo se mantiene inalterable: el rol de Wanglen, la estrella que se transformó en mujer y que llenó de vida con sus pasos el mundo mapuche.
Y es que la mujer, desde tiempos inmemoriales, ha cumplido un rol primordial en la persistencia y lucha de este pueblo originario. En tiempos de paz, alimentando a los suyos y cobijándolos con su calor de madre; en tiempos de guerra, luchando en el frente de batalla, codo a codo con aquellos hombres que Wenumapu Chao, en vista de su soledad, le envió en el origen de los tiempos con la misión de acompañarla.
Quidora, Tegualda, Guacolda y Fresia son algunas de las míticas guerreras que en tiempos de
En el Día Internacional de
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