Venezuela y los medios: un poco de verdad, por favor
por Pedro Santander Molina
Por razones de interés personal -y teóricas- he seguido de cerca el proceso político de Venezuela. Se trata de un proceso en el cual los medios han jugado un rol de importancia; tanto así, que por primera vez en la historia se conceptualizó un intento de golpe de Estado contra un gobierno (como el que afectó al presidente Hugo Chávez el año 2002) como "golpe mediático". Y si bien existe pleno consenso respecto de la importancia que los medios tienen en las sociedades actuales, no existe pleno acuerdo, en la teoría, en cómo definir conceptualmente a los medios de comunicación o cómo describir lo que realmente hacen y logran de cara a la sociedad y la audiencia.
En estos años de seguimiento y observación personal tanto del proceso político venezolano como del comportamiento de los medios (nacionales e internacionales) tengo el pleno convencimiento de que en situaciones como éstas, en las que accede al poder un gobierno que rompe el status quo y se propone realizar cambios sociales profundos, es cuando los medios despliegan con mayor intensidad su naturaleza de actores políticos y comienzan a funcionar como ideología en acción.
Eso no tuviera nada de reprochable si es que no se hicieran, a la vez, tantos esfuerzos por parte de los propios medios para ocultar y negar esa naturaleza y esa función.
Recientemente, por ejemplo, un grupo de intelectuales liberales de varios países (entre ellos Chile) llegaron a Venezuela al llamado Encuentro Internacional Libartad y Democracia, organizado por el Cedice (ver PF 686), en el cual se analizó los riesgos para la libertad de expresión en Venezuela. Durante esos días los asistentes criticaron duramente al gobierno de Chávez, sobre todo el ex canciller mexicano Jorge Castañeda y el escritor Mario Vargas Llosa. Este último calificó al mandatario de "troglodita"; Castañeda, en tanto, se refirió al presidente como "dueño del circo" y a los intelectuales de Izquierda que lo apoyan como "payasos que son demasiado payasos" (para debatir con ellos).
¿Cómo supe yo todo lo anterior? Simple: leyendo la prensa venezolana que en un 80 por ciento es privada y contraria al gobierno y también observando los contactos en vivo que Vargas Llosa hizo desde Caracas con CNN.
Eso es ideología en acción: distorsionar la realidad disponiendo para ello de la credibilidad de la que gozan los medios ante la audiencia. Gracias a eso no se ve lo absurdo de la situación: intelectuales que alertan acreca de la falta de libertad de expresión y gozan para ello de la más amplia cobertura periodística, tanto nacional como internacional; personeros que insultan a un presidente democráticamente electo a través de todos los medios y aparecen como perseguidos y ofendidos.
Los medios no sólo transmiten información, son actores políticos que inciden en diversos ámbitos de la sociedad. Tienen la capacidad de afectar procesos de toma de decisión y en ciertos contextos apuestan fuertemente a las dimensiones ideológicas de la lucha política. En esos momentos es cuando la lectura de los discursos mediáticos por parte del público debiera realizarse con sospecha y contraste constante. Es el tipo de lectura que sugiero si se quiere prestar atención y seguir el proceso bolivariano en Venezuela.
Viñeta: Allan McDonald
Fuente: Punto Final
Nota: Pedro Santander Molina es Director Postgrado en Comunicación, Pontificia UCV, Valparaíso.
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