domingo, enero 31, 2010



El secreto de sus ojos


Uno puede cambiarlo todo. Pero no puede cambiar su pasión.


Benjamín Esposito se acaba de jubilar después de llevar toda la vida trabajando en el juzgado. Su nuevo estado le concede mucho tiempo libre por lo que decide escribir una novela. Enseguida tiene claro de qué irá su libro. Hace más de dos décadas trabajó en el caso del asesinato y violación de una joven, que se resolvió de una manera nada satisfactoria. La vuelta atrás de Esposito lo lleva a mirar de frente otra vez a los fantasmas del pasado que en el presente lo atormentan más de lo que le gustaría reconocer. No sólo se trata de volver para dar respuesta al caso, sino que Benjamín tiene también razones sentimentales. Resulta que lleva más de 20 años enamorado de la que fuera su jefa en el juzgado. La mirada atrás parece ser la puerta para cerrar en el presente las distintas historias que han marcado su vida.

Juan José Campanella vuelve al cine después de Luna de Avellaneda (2004). En este intervalo ha hecho mucha televisión, donde ha dirigido capítulos de series como House y Rockefeller Center. Su vuelta a la gran pantalla nos ha traído al mejor Campanella. Se trata de una película muy suya y que a la vez poco tiene que ver con lo que había hecho hasta ahora. Es difícil de definir; en el calificativo de thriller no encaja, se aproxima más al cine negro. Pero también tiene mucho de drama, sin olvidar el importante componente romántico. La estética de la cinta está muy cuidada. Planos maravillosos en los que da gusto reposar la mirada. Algunos de estos planos tienen como protagonistas absolutos a los ojos, que para eso aparecen en el título de la película. Se nota un gran esfuerzo por parte de director y actores porque los ojos "hablen", cosa que en numerosas ocasiones se consigue pese a la dificultad que supone. Y es que llegado este punto, toca hablar de los actores. Todos y cada uno de ellos están soberbios tanto a nivel individual como en sus interrelaciones. Benjamin y su amada de juventud Irene destilan química, confianza, cercanía, están muy bien Ricardo Darín y Soledad Villamil. El mismo Benjamin con su compañero de fatigas Sandoval -estupendo Guillermo Francella-, compone una genial pareja de "investigadores" que provoca numerosas situaciones cómicas. Y es que Campanella compagina a la perfección este sentido del humor omnipresente con el contenido tan dramático que tiene la película.

Es difícil ver una cinta de este estilo tan cuidada tanto en contenido como en forma. Se atañe además a las "normas" actuales de dar una sorpresa final, que resulta adecuada y perfecta para el clima de suspense que puebla la película. Para que no todo sean flores, cabe decir que hay un momento en que la película pierde algo de fuelle. Sucede en la segunda parte, pero al final, vuelve a recuperar todo su esplendor.


Fuente: decine21.com


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