El joven weichafe mapuche Matías Catrileo Quezada, de 23 años, estudiante de la carrera de Agronomía de la Universidad de la Frontera de Temuco, ha sido asesinado hoy por efectivos policiales de Carabineros.
Comunicado difundido por la Radio Bío Bío aquí
ZEQVÑ KATRILEO
Fam nar kvlechi aliwen ta zeqvñ.
Wentemu mvley ñi pire folil.
Welu nar mew zewmay ñi choyvn,
Tapvl ke tapvl, asufre ke asufre:
Rayenvwpuchi geno yafvnarchi kura,
We rayen ke we rayen ti ponwiw chi kvtral,
Ka kvñeke chagvll ponwi narlu
Ti yafvn mew
Rvga ñi rayiam ti kvtral.
Tremi ka tremi mvnche mew
Feyti mogelechi aliwen ñi lvfvn,
Teyfvtun, puwvlmatun,
Trapvmtvn
Ti tapvl puñmawvn.
VOLCÁN CATRILEO
El volcán es un árbol hacia abajo.
Encima están sus raíces de nieve.
Pero abajo construye su follaje,
Hoja por hoja, azufre por azufre:
Mineral machacado hasta ser flor,
Pétalo a pétalo de profundo fuego,
Y cada rama hundida
En la dureza
Excava para que florezca el fuego.
Crece y crece hacia abajo
El árbol vivo que arde,
Derritiendo, agregando,
Amalgamando
La espada del castigo.
DECLARACIÓN PÚBLICA
En presencia de los gravísimos acontecimientos acaecidos últimamente en la Araucanía, que han significado la virtual militarización del territorio histórico del pueblo mapuche, la instauración de un régimen permanente de vigilancia y terror policial y el asesinato del joven estudiante y comunero Matías Catrileo Quezada por miembros del cuerpo de Carabineros de Chile, y ante la indiferencia de las principales autoridades del Estado frente a la huelga de hambre de los prisioneros políticos mapuches, los historiadores e historiadoras abajo firmantes declaramos:
1.- Los hechos mencionados tienen una larga génesis histórica, que arrancó con el proceso de conquista y ocupación militar de la Araucanía por las huestes españolas en el siglo XVI, cuando empezó el proceso de usurpación de las tierras indígenas. Si bien la resistencia mapuche logró contener durante los siglos coloniales y en las primeras décadas republicanas el avance invasor, durante la segunda mitad del siglo XIX, a medida que el Estado nacional chileno se consolidaba, nuevamente la clase dominante fijó sus ojos en esos territorios, desplegando la mal llamada “Pacificación de la Araucanía”, que culminó con el despojo violento de las tierras del pueblo mapuche y su confinamiento en reducciones que han perpetuado su pobreza, marginación y discriminación hasta nuestros días.
2.- Desde entonces la lucha de los mapuches por recuperar sus tierras ancestrales no ha cesado aunque se ha manifestado de manera diversa y ha conocido avances y retrocesos según los momentos históricos. Comenzando con la constitución de las primeras organizaciones mapuches (mutualistas y culturales) a comienzos del siglo XX hasta las actuales recuperaciones de tierras, pasando por la participación en partidos políticos, el levantamiento de Ranquil de 1934 (en alianza con campesinos pobres chilenos) y las “corridas de cerco” de los años de la Reforma Agraria, se puede observar una notable continuidad histórica en las demandas de tierra, justicia y libertad de este pueblo.
3.- En los últimos años las reivindicaciones históricas mapuches han sido enfrentadas por el Estado de Chile de manera esencialmente judicial y policial, criminalizando sus luchas y negándose al reconocimiento de su autonomía como pueblo. Esto se ha traducido en una creciente militarización de la Araucanía, la aplicación de la Ley Antiterrorista, heredada de la dictadura militar, y el cerco mediático oficial respecto de la realidad que se vive en ese territorio.
4.- Los principales agentes del Estado, al igual que las autoridades regionales y locales de la Araucanía, los partidos políticos representados en el Parlamento, las organizaciones empresariales y la mayoría de los medios de comunicación social han patrocinado o avalado esta ofensiva represiva contra las comunidades mapuches, guardando un silencio cómplice o deformando groseramente lo que está ocurriendo.
5.- Esta situación requiere un drástico cambio de política del Estado de Chile, que debe asumir un reconocimiento pleno de la diversidad de pueblos originarios existente en nuestro país, lo que implica, entre otros puntos, la autonomía política de las comunidades indígenas, la devolución de sus tierras arbitrariamente usurpadas en base al “derecho de Conquista” y el pleno respeto de los Derechos Humanos de sus integrantes.
Santiago, 10 de enero de 2008.
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