Un lifting a la neurona
La ética vs. la neurocosmética: cómo modificar el cerebro para optimizarlo.
Por Marcel Kinsbourne
Sólo modificando el cerebro mismo se podrá cambiar todo. Aunque esto no es completamente nuevo: drogas psicoactivas, electroshock, e incluso lo que comemos, tomamos y fumamos pueden modificar un cerebro en normal funcionamiento. El novedoso método de la “estimulación profunda del cerebro”, que consiste en la inserción de electrodos en este órgano para estimular zonas específicas eléctricamente, se usa ya para corregir desórdenes cerebrales como el mal de Parkinson. Sin embargo, este procedimiento no se está usando para hacer que las personas sean más agradables, consideradas o pensativas.
Consideraciones éticas prohíben usar la estimulación profunda del cerebro para mejorar un órgano considerado normal. La historia nos enseña dos lecciones: la tecnología tiende a hacerse más precisa, efectiva y segura con el tiempo y que todo lo que puede hacerse en algún momento terminará por hacerse.
Empujada por la estimulación cerebral, la neurocosmética seguirá los mismos pasos que la cirugía plástica: será reconstructiva en sus orígenes hasta ser continuamente requerida con propósitos cosméticos. En cierta manera, la estimulación cerebral será usada tanto para modificar la personalidad como para optimizar las oportunidades profesionales y sociales.
Los especialistas en ética deplorarán esto pero sucederá eventualmente y cambiará cómo los seres humanos experimentamos el mundo y cómo nos relacionamos unos con otros de maneras hasta ahora inimaginadas.
Marcel Kinsbourne es neurólogo y neurocientífico cognitivo.
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