lunes, octubre 07, 2024


 Epilogo

Este libro comenzó a escribirse en diciembre de 2019, cuando recién se comenzaba a escuchar algo acerca de un virus que estaba afectando a la población, allá  en una lejana y desconocida ciudad china. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Como suele ocurrir cuando asoma el abismo, han vuelto a resurgir las grandes preguntas existenciales. La cuestión de la relación entre naturaleza y especie humana, el destino del homo sapiens, el sentido de nuestro devenir y la revisión de modelos de desarrollo depredadores, inviables a futuro, están en debate. Son temas en los que el pensamiento de moda antes de la pandemia, el posmoderno -tan individualista, relativista y poco efecto a las certezas - poco tiene que decir. La Humanidad necesita volver a ciertas certezas, requiere dar discusiones en torno a universales que le indiquen rumbos por los cuales transitar, si quiere sobrevivir.

Como Humanidad nos enfrentamos hoy a un "hecho social total". Así denominan las Ciencias Sociales los momentos o acontecimientos que afectan al conjunto de las relaciones sociales y cuyos efectos nos alcanzan a todos y todas. Nadie ni nada escapa a sus consecuencias, tampoco la dimensión comunicacional. Por el contrario, las tecnologías de la comunicación han jugado un rol crucial en este extraño tiempo de cuarentenas, confinamientos, emergencias y enclaustramiento que nos ha tocado vivir. Gracias a ellas muchas actividades se han podido seguir ejecutando a pesar de la distancia física: el teletrabajo, las clases on line, la comunicación interpersonal, el cultivo de la amistad, atenciones médicas, etc. La pandemia ha operado como un catalizador fulminante para que la Humanidad entre definitivamente en la era de la revolución tecnológica, hemos dado en pocos meses un salto repentino, radical e irreversible hacia lo digital, y la comunicación se instala, como nunca antes, en el centro de la dinámica social. Sólo en Chile, pequeño país al final del mundo, el tráfico de Internet subió el 2020 en casi un 60% en comparación con el año anterior. Se trata de un fenómeno global y tener acceso a la red, poder estar conectados/as se ha vuelto un asunto ya no sólo técnico, sino también un derecho social que debe estar catalogado como tal en las diferentes normativas, incluso a nivel constitucional, pues de dicho acceso dependerá el ejercicio de muchos otros derechos fundamentales.

Sí, muchas cosas han cambiado. Pero otras no. El enemigo sigue ahí al acecho, atento a aniquilar todas nuestras iniciativas que inventen e impulsen modelos de vida y de desarrollo distintos a los que el capitalismo tiene planificados para nosotros/as, para así poder seguir enriqueciendo a unos pocos a costa de la miseria de miles de millones. La lucha continúa, eso no ha cambiado. Pero la dimensión comunicacional se instala como crucial en la batalla y nos desafía como revolucionarios y revolucionarias que creemos que otro mundo es posible.


Fuente: http://www.elperroylarana.gob.ve/la-batalla-comunicacional/