José Miguel Varas, el periodista por antonomasia
“La televisión es una gran falsificadora de la realidad”
Entrevista a José Miguel Varas
por Karen Hermosilla
José Miguel Varas comenzó a desarrollar una brillante carrera de periodista a la tierna edad de 13 años en el Instituto Nacional con la revista “El Culebrón”. Y aunque estudió leyes un par de años y fue alumno de Literatura y Filosofía, contribuyó desde todos los frentes y formatos a generar comunicación social. Fue por este motivo que pensamos junto mi tío, Raúl Urrea, que volvió a las aulas escolares a los setentitantos, en entrevistarlo para que nos hablara de la televisión, con el fin de que otros estudiantes, por cierto más jóvenes, pudieran entender el estado de este medio, sus implicancias y cómo una vez, fue pensada con criterios distintos al del capital y el consumo de contenido chatarra. Sin duda, José Miguel era la persona indicada. Había estado a cargo del área de prensa de Televisión Nacional de Chile durante la Unidad Popular, toda su obra tenía una estricta responsabilidad y ética, su trabajo tanto en Radio Moscú como en Revista Rocinante, fue comprometido y deslumbrante, además de ser premio nacional de literatura el año 2006 y escribir entrañables obras, tan distintas entre sí, que lo caracterizaron por su creativa versatilidad. Su diagnostico certero, su problematización profunda, que pasa por la historia, el movimiento estudiantil, la tragedia, el espectáculo e incluso el fútbol, y sobretodo su capacidad para generar estrategias avaladas en su convicción de estar frente a un cambio social, es lo que queda registrado en ésta, la última entrevista a José Miguel Varas, que hasta los 83 años se entregó profundamente al oficio de periodista.
Usted fue el encargado de llevar adelante el área de prensa de Televisión Nacional durante la Unidad Popular ¿Qué proyecto país desde la televisión había para Chile?La televisión en ese tiempo fue parte del conjunto de trasformaciones que Chile estaba experimentando en temas sociales y económicos, elementales en las transformaciones de base. Entonces, naturalmente las personas que dirigían el gobierno, se hicieron cargo desde el Estado de las expresiones sociales y culturales, tendiendo a crear una televisión diferente a la que hubo antes. En resumidas cuentas, una televisión cercana a la realidad, que reflejaba los problemas y dificultades de la gente, y la fuerza que se desprendía del movimiento de la Unidad Popular, que era realmente extraordinaria, y que se manifestaba en intentar dar soluciones a esas problemáticas. También la televisión intentaba dotar de enriquecimiento cultural a través de la producción de obras televisivas, por ejemplo de teleteatro, muy importantes y recordadas hasta ahora, como la serie Balmaceda, y por supuesto daba la posibilidad de expresión a aquellos que no habían tenido nunca una tribuna más o menos amplia: los cantores populares, o los investigadores del folclore. Era la televisión parte de un programa muy amplio en el sentido político, aun teniendo una tendencia, y no pongo en duda que hubo algún error en el exceso de celo de parte de alguien, sin embargo lo importante era que teníamos una televisión sintonizada con el país, y por supuesto con el gobierno, cosa que rara vez ocurre en Chile, o nunca, salvo en esa ocasión.
¿Cuál es la importancia de la televisión en la sociedad?La televisión funciona con argumentos que tienen un refuerzo tremendo dotado por el poder de la imagen. Prácticamente no hay nada comparable a la influencia de la televisión y su capacidad de capturar a la audiencia y de tenerla hipnotizada, mirando eternamente.
Falta entonces recuperar una televisión que no sólo capture al telespectador, sino que también lo influya a participar de la realidadY eso tiene que ver con la trasmisión de contenido de todo tipo. Hablando a la manera de los revolucionarios históricos, Lenin decía que de todas las formas de arte, la más importante para los bolcheviques era el cine. En esos tiempos la televisión no existía, pero el cine por el hecho de que concentraba a un grupo de personas que en penumbras miraban la fuerza de una imagen, es comparable con lo que sucede con la televisión. La diferencia en ese entonces fue la capacidad que tuvo de enviar un mensaje que fue captado por los espectadores, para de alguna manera, contribuir a movilizarlos. Eso era lo que Lenin consideraba esencial del cine y era por lo cual lo definía como la forma de arte más importante en ese momento para los bolcheviques. Estas consideraciones podríamos creer que son puramente pedagógicas y que enseñarle a la gente mediante la televisión podría resultar un error, pero lo más importante durante la Unidad Popular fue el reflejo que podía ver la gente de sí misma y de lo que ocurría, incluso cuando la problemática se hizo presente en la contradicción entre las fuerzas que habían sido desplazadas por el poder popular y este.
¿No cree usted que hay una tendencia muy marcada de la televisión a buscar la tragedia?Esa es una característica de la prensa en televisión, y de como se ha desarrollado históricamente el periodismo por la gran influencia norteamericana, en donde lo importante es lo sensacional y muy a menudo, lo sangriento. Eso es lo que conmueve más profundamente a las personas. Este tipo de móviles no eran los que nos motivaban a nosotros cuando hicimos prensa a través de la televisión. Lo que nos interesaba era mostrar el claroscuro de la realidad, la complejidad de la vida. Reconozco por cierto, las variadas dificultades por las que tuvimos que atravesar, porque poder hacerlo está sujeto a un proceso. Recuerdo un programa muy notable llamado “Póngale el Hombro” que fue un estímulo para el trabajo voluntario, el que tuvo un gran desarrollo durante la Unidad Popular. Gracias a esos testimonios, que relataban lo que la gente estaba experimentando, se alimentaba un grado de participación muy alto.
Como ve usted, el pueblo queda bastante lejano al protagonismo en la televisión actualNo hay participación real. A la gente se le pide la opinión para saber si están sintonizando este u otro canal. Ese es el único feedback posible. En sus inicios, la señal de televisión estaba sujeta a una institución universitaria, pero luego se abrió para que cualquier privado pudiese emitir lo que se le ocurriera. Por eso es complejo, porque evidentemente el periodismo que se hace en televisión, está sujeto a intereses comerciales del canal en primer lugar. Luego está al servicio de una determinada orientación política enmascarada, lo que significa además, con las técnicas modernas, la posibilidad que se expresen voces diferentes para dar la sensación de objetividad. Muy norteamericano por lo demás. Entonces, el hecho de que haya voces disidentes toleradas en cuanto a volumen, es una necesidad para ellos, porque así reflejan una supuesta realidad. Pero cuando se trata de temas trascendentales para el sistema, esa objetividad desaparece, porque nunca existió. Siempre fue una ficción.
La televisión falseaDesfigura. La televisión da la sensación de realidad, pero es una gran falsificadora de la realidad. Y a través de sus servicios informativos se hace muy evidente. Son muy sofisticados, tienen contactos con cualquier parte de Chile y el mundo con excelentes técnicas de transmisión de imagen etc, pero toda la cobertura se le da a temas “favoritos”. No por casualidad los temas policiales son los preferidos. El morbo es lo que se muestra y no qué hay detrás, que es un problema real, social. Finalmente todo se trata como una novela policial, o de terror.
Lamentablemente ahí es dónde aparece como protagonista el pobreLos sectores populares de la población sólo aparecen como protagonistas en los hechos policiales. Muy excepcionalmente en otros casos. En el fútbol, en alguna medida, pero el fútbol también se ha convertido en un sistema de “estrellato”. El deporte mismo tiene bastante poca importancia. Lo más importante es cuanto se pagó por determinadas estrellas de fútbol, quién va a ser el entrenador que garantice los “éxitos”, y además lo que ya sabemos, qué los grandes equipos de futbol a nivel mundial son de propiedad de determinas empresas, y a nadie le asombra eso hoy en día.
Y el jugador es de propiedad de alguien como si éste fuera un esclavoSeres humanos que se compran y se venden. Eso ya a nadie le extraña, pero es una aberración.
Retomado la idea que todos somos una pieza para encajarnos de una forma atractiva y donde pareciera que todos cabemos para responder a esa objetividad ¿Qué le parece el tratamiento del conflicto estudiantil? Ha tenido una gran cobertura de prensa, pero de todas formas no ha sabido explicarle a muchas personas qué es lo que está detrás de las marchas.Ese es el déficit de la información, el no explicar claramente qué es lo que está en juego. Y hay que tener cuidado, porque efectivamente la cobertura es muy amplia y registra las opiniones de los dirigentes estudiantiles que son partidarios de los cambios en la educación, ahora hay que ver las proporciones en que esto se refleja, pero también hay cobertura, y desmesurada, para difundir la violencia que ocurre al final de estas marchas. Es complejo, pues esto indica un malestar social, que se manifiesta de esta manera porque no tiene otra forma de expresión política, pero este fenómeno no es explicado. El tema de la educación preocupa a todas las familias chilenas porque están esclavizadas, haciendo esfuerzos sobrehumanos y terribles para poder mantener a sus hijos en la universidad, o para educarlos, en un sistema de crédito usurario, con aranceles desmesurados, que llevan a que se produzca este tipo crisis.
La publicidad que vende la oferta educacional por las pantallas de televisión, echa mano al éxito, al status que se logrará estudiando. No ofrece ser más culto o tener poder como ciudadano para trasformar la sociedad mediante el conocimiento, sino que asegurar el futuro por medio de una plaza laboralEs perverso. Además, estipula cuales son las carreras que producen más rápidamente una buena renta. Crea un estudiante al servicio del sistema. Al servicio del éxito personal. Todos los valores están trastocados en la sociedad por las fuerzas que hoy la dominan.
Hemos estado volviendo recurrentemente a la tragedia nacional. Se le ha sacado el jugo a la muerte de Felipe Camiroaga, centrando la noticia en el dolor, y en las manifestaciones de una sociedad cristiana que no busca responsables. ¿Qué piensa de estos discursos que se emiten desde la televisión como oficiales o de consenso, sin antes haber debatido respecto a estos temas, prácticamente tabúes? Hay una manipulación tremenda de los sentimientos de la gente. Evidentemente se produce una gran identificación entre algunas figuras de la televisión con gran capacidad de comunicación, con gran simpatía personal, incluso con cualidades humanas notables, en algunos casos, que los conecta con un público masivo. Por eso, la perdida trágica es un episodio de una gran teleserie en donde estamos todos metidos y que se va desarrollando día tras día, con el hallazgo, o no hallazgo, de más restos del avión, de las personas, con otro accidente entre medio de un suboficial de la Fuerza Aérea, además de un tremendo despliegue tecnológico para localizar esos restos, en el cual el Estado no se fija en gastos, que operacionalmente debe tener costos monetarios muy altos. Es cuando uno se pregunta dónde están las prioridades. ¿Porqué esos recursos no sirvieron para hacer un aeródromo como la gente? La gente de Juan Fernandez, según me contaban, para llegar a tomar el avión tiene que caminar de tres a cuatro horas, donde sólo hay un cobertizo pequeño. No hay torre de control. O sea, es de la precariedad más absoluta, que demuestra el abandono terrible en el que se encuentran nuestras regiones, en contraposición con este despliegue tecnológico y de “precisión militar”. No sé hasta qué punto la gente puede abstraerse de estos fenómenos, con todo lo que tienen de emocional. Se debe meditar un poco más a fondo sobre las cosas que están en juego y lo que demuestra el fenómeno curioso que se da en este caso, en donde los muertos se convierten en una especie de santos, por la familiaridad que tienen con el público.
Las señoras que están muy acongojadas por la muerte de Camiroaga no siempre adscriben a las luchas progresistas que él dio por medio de la televisión. No tuvo mucho eco a pesar de la fuerza de su personaje, que también publicitaba créditos de consumo de una importante tienda de retail.El fenómeno de la televisión es una forma de esclavización de la gente, en términos de la manipulación ideológica que sufre. Pero por otra parte, hay una necesidad de registrar otras cosas. No hay que extremar lo negativo, porque yo creo que esas causas, y es lo que estamos viendo este año en especial, si tienen un eco en la población bastante grande, incluso más grande que en otras épocas. Hace dos o tres años nadie se hubiese imaginado semejante manifestación por un tema medioambiental como el de HidroAysén. Algo cambia en el país. La sensación de fracaso de este sistema se da en todos los ángulos. Se está experimentando el fracaso de lo que aparentemente ofrece: bienestar, estabilidad, felicidad para las familias, abundancia, y sobretodo capacidad de mejorar el status que la gente tiene. Es decir, la gente se ha dado cuenta de la gran farsa del capitalismo desregulado que vivimos en Chile.
¿Cómo podríamos generar nuevamente un proyecto político de televisión para Chile?Quizás replicando lo que se hace en países más desarrollados. Organizar grupos que formalmente se dediquen a hacer presente temáticas importantes en la sociedad y que la televisión ayuda a falsear y ocultar. Un fenómeno serio y grave, es el que ocurre con los mapuches, en cuanto a su problemática de tierras, de violencia policial constante que los somete a un régimen “democrático” diferente al de los demás chilenos. Todo esto no existe en la mayoría de las pautas de televisión. Existe solamente cuando son 4 los meses en huelga de hambre, o cuando algún incendio afecta a un importante estanciero de la región. La pauta noticiosa no toma en cuenta los procesos más serios y profundos que están ocurriendo y muchas veces noticias gordas, se pasan por alto simplemente, cuando no corresponden a lo que se ha ordenado destacar.
Hay mucha prensa independiente que está surgiendo, pero aún estando el esfuerzo de poner todos estos temas en parrilla informativa, no es capaz de seducir a la audiencia acostumbrada a los viejos esquemas del capital ¿Qué me recomienda para que mi abuela, mi tía, mi mamá, no caigan en esta trampa que les pone el sistema, para que entiendan que la realidad es la realidad y la televisión es la televisión aunque pretenda hacer creer que es reflejo de la realidad?El conjunto de ideas dominantes es bien difícil de abolir. Por eso yo recomiendo paciencia, constancia, tenacidad para los efectos de convencer a la gente y hacerla profundizar un poco más en su propia experiencia y ver lo que realmente es el sistema y lo que es la vida. Muchos de los problemas son agudos para la gente y es fácil que adquieran conciencia de ellos, en la medida que puedan liberarse de este mundo de fantasía que la televisión crea en nuestras cabezas.
AGRADECIMIENTOS: A todos los que hicieron posible esta entrevista, y especialmente a Raúl Urrea y Carlos Paez.