domingo, agosto 28, 2011



Desde los cielos, Violeta volvió a la lucha


por Vanessa Vargas Rojas


La llegada de “Violeta se fue a los cielos” coincide con un Chile parecido a ella: despierto y atrevido. Pese a todos los obstáculos que la propia industria nacional le vuelve a poner a una de las más grandes artistas que haya nacido en esta tierra, Violeta supera otra vez las expectativas, sumándose, sin querer, a enriquecer el espíritu rebelde que por estos días posee a miles de ciudadanos y estudiantes.

Podría haber llegado hace años o hace sólo seis meses atrás y no habría sido lo mismo. “Violeta se fue a los cielos”, el filme del director chileno Andrés Wood, basado en el libro que el cantautor Ángel Parra escribió sobre su madre, no podía haber irrumpido en los cines en mejor momento.

Han pasado casi 50 años desde que Violeta escribió “me gustan los estudiantes porque levantan el pecho cuando les dicen harina, sabiéndose que es afrecho” y aunque el film de Andrés Wood no contempla una revisión profunda a la cara más política y combativa de la artista, verla viva en la impactante interpretación de Francisca Gavilán no deja de inspirar. Ya son muchos quienes la sienten como una de las nuestras e intuyen que hoy sería la primeras en sonreír con la hazaña de quienes enfrentan una de las estructuras más representativas de ese Chile injusto que ella siempre criticó.

“Por supuesto que Violeta también estaría apoyando a los estudiantes. Totalmente. La Violeta era una mujer que miraba de frente y decía lo que pensaba. En sus canciones está clarísimo”, aseguró Francisca Gavilán ante los pocos medios de comunicación que se han atrevido a preguntarle.

Hasta la película de Wood, los enamorados de la multifacética artista habían tenido que conformarse con imaginar diferentes versiones sobre su vida y su genuino carácter, abastecidos de mezquinas biografías. Quizás, hasta el momento, no eran más que sus propias canciones las herramientas que muchos tenían para construir el ideario de Violeta Parra. La que cantó con ira la pena de los mapuche y la hipocresía de las autoridades políticas y religiosas, dejando un legado de consignas que, quizás para su pesar, parecen más actuales que nunca.

“Los espectadores se van a encontrar en esta película con una Violeta dura, pero con sentido del humor; clara en sus ideas, pero también triste”, adelantó el director, meses antes del estreno. Y dejó a muchos aliviados de tener algo más profundo que una perspectiva biográfica. En efecto, lo que Wood ofrece en “Violeta se fue a los cielos” es un retrato sorprendentemente real, sin ánimos de pontificar a la artista, sino de mostrarla sin censura: con mal humor, orgullosa de su arte, celosa, altanera e infinitamente frágil. Esto, porque como explicó el mismo cineasta, “canonizar a Violeta es como matarla”.

CHILENOS QUIEREN VER A VIOLETA

Como otra amarga paradoja de la vida de Violeta, la cinta de Wood pudo estrenarse en sólo 21 pantallas del país, evidenciando el complejo escenario que debe enfrentar el cine chileno debido a las preferencias comerciales de los dueños de las salas de exhibición.

“Esta película tuvo una gran campaña de prensa, Violeta Parra mueve mucho, es una película relativamente grande, pero a la cola para los estrenos hay muchas películas chilenas que no tienen espacio, porque hay cuatro empresas que deciden cuál es el espacio de esas películas”, aseveró Wood.

En efecto, para la sorpresa de quienes obstaculizaron la llegada del filme a la mayor parte de las salas del país, “Violeta se fue a los cielos” recibió a 6 mil espectadores en su día de estreno. Ello, mientras sus 21 copias competían con las más de 100 salas donde eran exhibidas, respectivamente, las películas “Linterna verde” y “Los pitufos”. Finalmente, ante la desigual disputa, la cinta logró posicionarse como la tercera más vista durante el fin de semana pasado, con 79.705 espectadores.

Sin embargo, tras su éxito, fueron muchos los exhibidores que se pusieron en contacto con Wood para pedirle nuevas copias, razón por la cual se sumarán cinco cintas que pretenden llegar a Valparaíso, Temuco, Chillán, Talca y Valdivia. Por ahora, los habitantes de La Serena, que han manifestado su ira ante la ausencia de la película en la región, deberán seguir esperando.

SE SUMA BANDA SONORA Y SERIE EN TV

Quizás uno de los puntos más aplaudidos de la cinta de Wood fue la brillante interpretación que Francisca Gavilán hace de la artista. Dueña de un parecido físico incuestionable, la actriz se tomó en serio el desafío y aprendió a cantar, a tocar guitarra –siendo zurda, debió tocar como diestra- y el cuatro venezolano. Así, las canciones de la película son cantadas de principio a fin por Gavilán, quien sorprende con su talento musical y sentida interpretación de los temas.

El lanzamiento de la hazaña de Gavilán está a cargo de la productora Evolución y será estrenada en formato físico a fin de mes. El trabajo incluye la participación de Ángel Parra hijo en la guitarra y Cristián Heyne en la producción y ya puede ser escuchado online (http://soundcloud.com/violetalapeli/sets/violeta-se-fue-a-los-cielos).

Por otra parte, se ha comentado el acuerdo de realizar una miniserie sobre su historia, que sería eventualmente emitida a través de Chilevisión. Para ello se contempla utilizar gran parte del material restante de la película –casi 1 hora, según Wood- y filmar alrededor de 3 capítulos con una historia lineal sobre la vida de la artista.

Sin embargo, lejos de los grandes planes del cine y la TV –y de que Minera Escondida haya auspiciado parte de la cinta-, el regreso de su imagen numerosos carteles publicitarios en medio de la ciudad, no deja de inundar a muchos de un profundo orgullo, y ante todo, de un infinito agradecimiento hacia Wood o a quien sea que se le haya ocurrido traerla de regreso a empujar e inspirar los combativos días que hoy mueven a Chile.

Ficha Técnica

País: Chile

Idioma: Español

Duración: 110 min.

Censura: Todo espectador (7 años)

Género (s): Drama

Director: Andrés Wood

Actores: Francisca Gavilán, Cristián Quevedo, Patricio Ossa, Thomas Durand, Luis Machín, Vanesa González, Stephania Barbagelata, Roberto Farías

Guión: Andrés Wood, Eliseo Altunaga, Guillermo Calderón y Rodrigo Bazaes

Música: José Miguel Tobar y Miguel Miranda


Fuente: El Cuidadano



domingo, agosto 21, 2011



Imagen de Silencio


a Raúl Ruiz In Memoriam



El sueño se fue en un final de película

partió sin censura

a buscar el oscar

de los poetas malditos

o

La maldita poesía de lo hermoso

se pasó el último rollo

de cinéfilo enamorado



Tras los créditos

la cámara oscura de la muerte

registró su postrero fotograma:

imagen de silencio


sábado, agosto 06, 2011



Por cambiarlo todo


por Juan Pablo Cárdenas


Las movilizaciones y protestas tienen en gran mérito de hacernos descubrir que los problemas del país no son puntuales y que en todos ellos se demuestra la existencia de un modelo político y económico fatigado cuya vigencia hace imposible resolver a cabalidad las demandas educacionales, laborales, medioambientales y otras. La crisis que se extiende desde Tercer Mundo a Estados Unidos y Europa nos señala el fracaso de las ideas ultraliberales del capitalismo y la necesidad de que los estados asuman que la vida económica no puede autoregularse, que es necesario que la política intervenga para frenar los desbocados apetitos del capital y proteger a las naciones de la usura de los sistemas financieros y la explotación de los trabajadores. La desigualdad llegó ya a límites intolerables en las sociedades que, para colmo, presumen de democráticas y en ella está la explicación de la rabia social que se manifiesta en todo el mundo y que en Chile ya remece las calles y tantas conciencias que estaban dormidas.

El gobierno de centroderecha de Sebastián Piñera ciertamente pagará los platos rotos de dos décadas de pereza ideológica, del apoltronamiento de los concertacionistas en el poder y de la impunidad que le otorgaron a quienes diseñaron una institucionalidad viciada en su origen y ejercicio, desde que entrara en vigencia la constitución pinochetista y ésta misma fuera sacralizada después por reformas cosméticas e inconsultas con la ciudadanía. En un país que se ufana de sus millonarias reservas, cuando las empresas reconocen sus exitosos balances y la corrupción se ha hecho carne en las clases dirigentes, es indispensable que las demandas se expresen y los chilenos arriben a la convicción de que hay que cambiarlo todo y que, para ello, no hay más remedio que protestar y derribar esta realidad de injusticia y opresión.

Los estudiantes secundarios fueron lúcidos en diagnosticar que sus rezagos educacionales sólo serían efectivamente resueltos por una nueva institucionalidad. Los mineros comprenden mejor que otros la expoliación realizada por las transnacionales en nuestros yacimientos y las enormes posibilidades que tendría nuestro desarrollo si el cobre volviera a ser chileno. Ya no hay localidad en nuestro largo territorio que no sufra en carne propia la depredación de nuestra naturaleza, la apropiación de nuestros recursos hídricos y la descarada contaminación ejercida por la voracidad de los nuevos colonizadores. Después de siglos de discriminación es completamente razonable, además, que los pueblos indígenas opongan violencia al horror criminal practicado por quienes les arrebataron sus tierras y derechos. De esta forma es que las movilizaciones deben superar su dispersión y ser capaces de agregar a sus demandas específicas presión por una Asamblea Constituyente que defina las bases de un genuino orden republicano y democrático. Una solución estable, sin duda, no puede agotarse en la posibilidad de que se abran las arcas fiscales para resolver las demandas de la educación, frenar la materialización de algunos proyectos monstruosos para nuestro patrimonio natural o lograr que los salarios se reajusten uno o dos puntos más.

Es necesario asimismo, que los chilenos renunciemos a la tentación de confiar la solución de nuestros problemas en los eventos electorales manejados por la clase política, cuando ya se sabe que siempre son los mismos los que terminan rotándose en el poder, cuanto las mismas ideas y vicios los que se delegan de una administración a otra. Por esto, es necesario propinarle a los partidos del duopolio electoral el más amplio repudio ciudadano, logro que puede hacerse mucho más contundente en la renuencia al sufragio que votando una y otra vez por el mal menor que en los últimos comicios marca principal preferencia ante la pobreza de opciones. La historia universal demuestra que el gobierno del pueblo sólo se hace factible cercando la institucionalidad viciada, impidiendo que los despropósitos mantengan gobernabilidad, abandonando, además, la idea de que los políticos pervertidos puedan reconvertirse a las buenas causas. Es preciso confiar decididamente en las organizaciones propias y en los nuevos liderazgos. Qué duda cabe que el fracaso de la Transición se explica en la errónea confianza que se le depositó a muchos de los responsables y cómplices del quiebre institucional de 1973. Muchos de los cuales modificaron sus radicales discursos del pasado por el discurso y las prácticas más abyectas de sumisión al neoliberalismo.

Estos ejemplares meses de protesta demuestran que es en la calle donde se forjan las mejores ideas y esperanzas. Es cosa de observar la patética actitud de quienes buscan subirse al carro de la victoria de los estudiantes, trabajadores y de toda la sociedad civil movilizada. Pero, nada podría ser más lesivo para el logro de tanto esfuerzo , solidaridad y sacrificio que concluir en arreglos cupulares y tramitaciones legislativas lo que se debe amarrar directamente entre las autoridades de turno y las organizaciones en rebeldía. Para que éstas, con los logros amarrados, puedan avanzar a una fase superior de lucha, como es la deposición de esta realidad actual que hace de Chile, país rico, uno de los más desiguales de la Tierra y en que los todopoderosos empiezan a inquietarse, por fin, por la manifestación arrolladora del descontento.


Fuente: radio.uchile.cl

Foto: 4 de agosto, Edificio Gimpert, PUCV. (Sandra Tapia)